El martes 27 de Abril de 2021, fue fumigado de la faz
del planeta un miserable. Un político de esos que en compañía de adecos y
copeyanos lograron la increíble hazaña de quebrar el país más rico del mundo en
la llamada cuarta república, y que perseveró en su trabajo de destrucción,
crimen y asesinato masivo en la quinta república. Una pila de caca, que en un
increíble acto de cinismo visceral se hizo nombrar ministro de educación.
Ahora bien. No es la muerte de un canalla lo que me
motiva a escribir esta nota. Todos mueren tarde o temprano, y en cualquier
parte la gente decente sólo puede estar alegre y feliz de una muerte como esa.
Lo que lo hace, es la extraña reacción de solidaridad de miles de venezolanos
“opositores” oficiales al régimen genocida de maduro, además de las insólitas
manifestaciones de compasión por parte de las propias víctimas de la desgracia
que causa el cartel de Miraflores.
Que motiva esas reacciones? Acaso Venezuela sufre de
un caso masivo de Síndrome de Estocolmo? Decidió Venezuela que su causa está
perdida, y en consecuencia, trata de asimilarse y congraciarse con su verdugo?
O es que el natural “buenagentismo” venezolano hace que hagamos una pausa en el
conflicto para no desearle la muerte a nadie? A los que creen que no es
cristiano hacerlo, los remito a Proverbios 11:10.
Todas las respuestas parecen indicar, que el asunto es
que los venezolanos no terminan de entender la naturaleza de la desgracia que
los asesina día a día, ni las razones por la cuales esta desgracia parece no
tener solución.
Los venezolanos no terminan de entender que no son más
que muertos caminantes alineados en una muy larga fila, esperando pacientes y
resignados a que llamen su número para su inevitablemente sacrificio en el
altar de la revolución. Si les damos suficiente tiempo, el cartel de Miraflores
matará hasta el último de los venezolanos con la misma tranquilidad con la que
agita el café en el desayuno. Eso hacen los que planifican genocidios.
Esa fila de muertos caminantes existe, por una razón
que hasta mi adolescente sobrino Adolfo es capaz de comprender: La miseria del
psuv hará lo necesario para mantenerse en el poder un día a la vez y así poder
existir, tanto individual como colectivamente. Robarán lo que sea, pactarán con
quien sea, venderán lo que sea y asesinaran a cuantos sea necesario matar. La
única prioridad, es la permanencia de la mafia en el poder. Todos los canallas
hacen lo mismo, porque salir del poder significa para ellos la cárcel o la
muerte.
Sentir pesar o pena porque un miserable canalla como
el que acaba de ser desinfectado de este planeta, solo dice que los venezolanos
no entienden su situación.
No lograremos libertarnos hasta que no se entienda que
lo nuestro es una situación de matar o morir. No reaccionaremos hasta que
entendamos que, o los sacamos del poder como sea o ellos nos matan a todos
nosotros… hasta que entendamos, que el cartel de Miraflores no es un oponente
político, sino el enemigo en una cruenta lucha por nuestras vidas. Tal vez no
se quiera entender al tema, porque hacerlo implica, por mero instinto de
conservación, abordar las necesarias acciones para poder sobrevivir esta
mortandad que nos agobia.
Venezolanos, entiéndanlo de una vez, la única vía para
sobrevivir es luchar por nuestras vidas, por las vidas de nuestras familias y
por la continuidad de nuestro país. El cartel de Miraflores nunca negociará una
salida pacífica de ninguna manera. O salen por las malas o no salen. La única
ruta que queda, es la desobediencia civil, la insurrección y finalmente las
armas.
La cobardía dirigencial opositora argumenta que la
lucha armada costará vidas. Es cierto, pero hasta ahora no he escuchado a
ningún dirigente opositor hablar de las vidas que ya ha costado, ni de las que
costará la permanencia de los miserables en el poder. El razonamiento es
sencillo: Que costará más vidas, luchar por nuestras vidas o esperar
pacientemente a que a todos nos toque nuestro turno?
Luchar al menos le da sentido a la muerte, o es que la
genética venezolana es una que los obliga a rendir sus vidas sin luchar? Estoy
equivocado?
Un viejo adagio chino dice: "Mejor que conocer el
camino, es usarlo."
Nos vemos en la vía.
pa2a@hotmail.com
@tazzio1956
Venezuela - Canadá
Nota de Pedro Alcalá : Las opiniones vertidas en
este artículo son de mi exclusiva responsabilidad y de ninguna manera
representan la opinión o postura de las organizaciones de las que formo parte
ni del medio que lo divulgue
Lo único realmente lamentable es que el muy maldito se fue sin pagar!
ResponderEliminarCiertamente, ya llegamos a ese punto. Matar o seguir escondidos en los rincones de nuestra mente, creyendo que así el verdugo no nos verá cuando salga nuestro número. Es comprensible que los ciudadanos venezolanos de a pie estemos anclados con desespero de este mecanismo mental que nos permite escapar de la desesperanza y la locura, y llevar nuestra cotidianidad como mejor podamos por el tiempo que aun nos quede de vida.
Lo incomprensible es que también lo estén aquellos ciudadanos que suponemos son nuestros líderes y en tal virtud, están al mando del aparato de reacción ciudadana ante el ejército invasor.