Observamos con inquietante preocupación que la tendencia a nivel nacional es de rechazo acérrimo a la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), como resultado que los liderazgos tradicionales se niegan revitalizar estas instancias, incluso hacen galas de discursos y personajes trillados, la crisis de los partidos políticos continúa empeorando.
Factores que deben encender las alarmas son la llegada de Petro a la Casa de Nariño, avivará las investigaciones del caso Monómeros, que adelanta la justicia norteamericana y la (in)justicia de nuestro país, así como otras investigaciones acerca de la conducción/manejo de Citgo, numerosos activos/recursos de la república y de las donaciones realizadas a la causa libertaria de Venezuela, todo bajo la administración del interinato, concretamente del G4. Sí estas investigaciones prosperan, ratificando actos de corrupción, afectará catastróficamente al ya cuestionado G4, a toda su órbita de aliados, siendo el caso, los partidos integrantes de la PUD.
Nuestra opinión demanda sensatez, desde este mismo instante las organizaciones políticas serias, en resguardo de la nación y de su organización, debe expresar el apoyo irrestricto a las investigaciones que justicias foráneas imparciales están adelantando, deseando lleguen hasta sus últimas consecuencias, sí las hubiere.
Los partidos deben “buscar la gente”… es decir, no es el ciudadano quien debe acudir a los partidos, sino los partidos acudir a ellos… bajos las siguientes premisas:
1) Descentralización de los partidos; que sean regidos por sus instancias regionales, municipales, en atención a las necesidades sentidas/reales de cada ámbito geográfico, respetando liderazgos naturales.
2) Pragmatismos por encima de lo ideológico; pues las ideologías hoy están en desuso e incluso generan rechazo, los ciudadanos deben identificarse por las realidades de su entorno, no por desfazados postulados teóricos.
3) Los partidos deben acompañar y apoyar a la sociedad civil en su luca diaria; la cual está más clara y decidida que las organizaciones partidistas. Se debe abandonar el “partidocentrismo” (término que he acuñado) y cabalgar hacia la socialización de los partidos, después de todo, para que una democracia se mantenga los partidos son insustituibles, en cualquiera de sus variantes (movimientos, organizaciones, etc).
El voto en Venezuela está muerto, sus fundamentos han sido profanados/anulados, pues no premia, no castiga, mucho menos genera cambios, por eso la abstención como una reacción de rechazo espontanea de los ciudadanos, no solo contra instituciones psuvizadas sino contra una oposición que no se han preocupado por ser alternativa, sino que, anclados a prácticas anacrónicas, aspiran capitalizar el descontento contra el chavismo de forma automática, cometiendo mismos errores de siempre, con los mismos rostros de siempre. Se requiere el rediseño total de la política de hoy, en atención a la real realidad.
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