Me alegré tanto como
todos los opositores con el triunfo electrizante del 6D. Pensé en el comienzo
de un camino nuevo y del cumplimiento de esperanzas antiguas ya… Me pareció el
comienzo, como dicen los chinos, de una jornada de mil kilómetros que empieza
con un solo paso. No medí, en ese momento, algo más que la euforia que me
consumía y lo que sentía por una Venezuela, que, en ese momento –y para mí-.
emergía de casi 18 años de abandono, pusilanimidad, conformidad y, ¿por qué no
decirlo?: sinvergüenzura…
Pero muy rápidamente,
volvió uno de los eternos fantasmas de la política de estos jóvenes, bien
intencionados pero neófitos, a quienes les han enseñado las reglas de la
política en Suiza, sin decirles que ésa nada tiene que ver con la nuestra,
sucia, asquerosa, soez, descalificante, desconocedora de la palabra cortesía y
que manejan marginales mentales, lumpen trasnochados, marxistas reconcomiados y
una inmensa fuente de resentidos y acomplejados por lo que la vida les deparó
al no molestarse siquiera en buscar un mejor mañana –para sí mismos o para sus
seguidores engañados.
Volvió el miserable
triunfalismo, el cual nunca ha dado consejos ni productivos ni provechosos.
Comenzó el descontrol oral a amenazar y anunciar todo lo que se iba a hacer en
contra del régimen, y, peor, jactándose de cómo y cuándo… ¡Y cómo se valieron los
chavomaduristas para empezar a colocar piedras estratégicas en su camino!
Porque sí, se eligió una mayoría en el Legislativo y esta cuerda de
triunfalistas pensaron que tenían al mundo agarrado por las muchísimas, pero
fueron incapaces, en su ceguera triunfalista demente de recordar que aún hay
cuatro poderes del Estado en manos del régimen… Y vino la debacle…
Avisaron tanto lo que
iban a hacer a término medio que olvidaron lo inmediato. El punto principal era
salir de los “ministrados” (magistrados de la TSJ que no cumplieron con los
requisitos[i] para serlo) para poder contar con algo de balance entre poderes;
pero no, vamos todos a la fiesta de San Valentín… ¿Qué el TSJ dictó una
sentencia? (100% inválida, ilegal y sobrepasando las limitaciones que le impone
la propia jurisprudencia de la Sala Político-Administrativa) Pues no se acata y
se hace un mano a mano para hacer brotar lo verdaderamente legítimo…
¡Ahhhh! Pero se
“acató” algo espurio, ilegal, ex témpore y que anula a la autoridad
correspondiente, tan Poder como el TSJ: el Consejo Nacional Electoral, que,
entre tanto, no ha sido consultado por nadie al respecto aún después de que
éste, adepto al régimen, haya señalado infinitas veces que “está blindado”, que
es imposible un fraude, que es el único sistema en el mundo que no permite
injerencia. ¿Entonces? ¿Por qué no lo consultan?
Sabía muy bien, y lo
comenté entre amigos, que “acatar” la “sentencia” el TSJ traería más problemas
que soluciones, pero –para variar- fui silenciado con palabras como “hay que
destrancar el juego”, “hacemos esto y después volvemos con nuestra mayoría”,
“es algo momentáneo”. ¿Y qué pasó? ¿Cuántas impugnaciones más han surgido?
Según la última cuenta eran 10. Sabiendo hacia qué lado se inclina el TSJ… ¿Se
cumplirá la mayoría absoluta debidamente ganada en la manera democrática?
¿Qué nos costaba un
verdadero mano a mano? Era sólo poner las cartas en la mesa… Tú me dictas una
sentencia ilegal sobre mis diputados, pero yo te anulo los ministrados que no
cumplen los requisitos… ¿Que no se cede? De acuerdo, es lucha de Poder a Poder,
y gana quien tenga razón y aguante. ¿O no?
El TSJ no acata su
propia jurisprudencia, y sentencia a lo salvaje en materias que les son
vedadas, ¿pero la oposición sí acata lo que diga una retahíla de ministrados
chavomaduristas que, en muchos casos no cumplen con los requisitos para serlo?
¿Un TSJ con ministrados con prontuarios criminales? ¿Y la oposición deja para
“después” la destitución o nulidad de los no admisibles como tales?
Me alegro, insisto
para cerrar, de que se haya ganado la AN en tal medida. Lamento inmensamente
que no se cuide su composición en manera precavida e inteligente. Ojalá no nos
vaya a sorprender una “decisión” unilateral –como todo lo del TSJ-
despojándonos de algunas curules que nos impidan la mayoría debidamente ganada.
No, Venezuela, te
quiero triunfante sobre la escoria que, inexplicablemente, te puso a sus pies.
Eres demasiado grande para ellos. Sólo ayúdame a convencer a muchos bien
intencionados pero ingenuos que no eres
Suiza.
Te amo, tierra mía…
Alberto Rafael Lossada
Sardi.
arlossadas@gmail.com
@adassol
UCAB
Caracas - Venezuela
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