CRÒNICAS DESDE MIAMI
Mis presidentes
preferidos de la última centuria son Franklin Roosevelt, Dwight Eisenhower,
John Kennedy, Ronald Reagan y Barack Obama. Y otras figuras políticas como
Condoleezza Rice y John McCain.
Sin ser perfecta, como
es lógico, no tengo dudas de que la gestión del presidente Obama será
reconocida por la historia como positiva. No solo por haber roto la barrera
racial hacia la Casa Blanca, sino también por ser responsable de contribuir al
rescate del prestigio mundial de los Estados Unidos.
Obama rescató la
economía hundida por la corrosiva astucia de las grandes corporaciones, mejoró
el empleo, enfrentó con vigor la tragedia del calentamiento global y
contaminación ambiental, liberó a EEUU de dos guerras (Afganistán e Irak)
onerosas en lo económico, militar y de vidas humanas, logró que millones de
personas (entre otros este servidor) tuvieran acceso a un seguro de salud y,
sobre todo, actuó en el marco internacional en concertación con la ONU, la OTAN
y los aliados democráticos de Europa y resto del mundo.
Se trata de un balance
valioso. Aunque pudiera tener la excusa del implacable bloqueo parlamentario
que sufrió durante su gobierno, los resultados de Obama en materia de
inmigración (a pesar de la protección a los dreamers) no son satisfactorios; lo
mismo se podría decir de su desinterés por Latinoamérica, propio de todos los
presidentes norteamericanos, con excepción de Kennedy.
Y como casi todos los
gobernantes democráticos de Europa y América Latina, el presidente Obama se
dejó engatusar por la dictadura cubana. Les dio mucho sin recibir nada a cambio
para la democracia.
Gracias a Obama y buena
suerte para el presidente Trump.
Alexis Ortiz
jalexisortiz@gmail.com
@alexisortizb
Exilio Venezolano
Estados Unidos
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