Los venezolanos, sobre todo los generadores de
opinión, han caído en una discusión estéril, hacen creer que la crisis del país
es producto de lo electoral y no es así, por tal motivo, quiénes participan
achacan la culpa a los abstencionistas y viceversa. Sí bien es cierto, muchos
regímenes autoritarios han caído a través de procesos electorales otros no, en
Cuba por ejemplo se continúa votando amén de una élite cívico-militar indolente
60 años enclaustrada en poder … todo depende del contexto histórico y de los intríngulis de cada
nación.
Lo electoral en Venezuela ha muerto, el chavismo
comprendió que lo electoral ya no le generaría dividendos después del 6D de
2015, las secuelas de la cubanización del país comenzaron a ser inocultables,
los petrodólares comenzaron escasear producto del comportamiento natural del precio
del barril y posterior autodestrucción de la Pdvsa roja rojita, por tal motivo,
comenzó a confeccionar “procesos electorales” donde candidatos, votantes y
resultados cumplan con las necesidades del régimen.
Nos guste o no, en la actualidad en Venezuela lo
electoral es irrelevante, les contamos; la forma como el chavismo aniquiló la
Asamblea Nacional electa por el pueblo, la ilegal manera cómo el gobierno evitó
el revocatorio, la imposición inconstitucional, a sangre y lágrimas de la “constituyente”,
las destituciones, encarcelamientos e inhabilitaciones de principales figuras opositoras
así como de organizaciones políticas, la retención o desvío de recursos a las
alcaldía y gobernaciones no afines al Psuv, al igual que la imposición de
autoridades designadas a dedo por el presidente de la nación en paralelismo
ilegal e ilegitimo a éstas, dan cuenta que el camino electoral se agotó,
cumplió su cometido, pese que el régimen se quedó con más del 90% de todas las
plazas de poder se deslegitimó abruptamente, dentro y fuera de la nación.
Es un romanticismo infantil pensar que el chavismo
será sustituido vía electoral cuando él controla a placer toda la
institucionalidad de la nación, aún en las naciones dónde el voto derrotó las dictaduras
había, en primer lugar, condiciones mínimas de institucionalidad (coyunturales
o no) las cuales permitieron el respeto a la decisión del pueblo, en Venezuela
no existen.
En segundo lugar, factores esenciales que habían sido
útiles a estas tiranías llegaron a formar parte del tejido que exigía cambio,
no solo en el ámbito político sino económico y militar, fueros cismas que propiciaron
la caída de esos nefastos totalitarismos. Venezuela colapsa agónicamente, el
chavismo ya lo hizo, se ve obligado recurrir a técnicas populistas salvajes,
del pasado, como entrega de comida puerta a puerta, bonos que además de atizar
la hiperinflación son una burla a quienes lo reciben, la violencia
institucionalizada es la única vía en la que el chavismo cifra esperanzas de
retención del poder, aunado al manejo oscurantista de los bienes y riquezas de la nación, por sí fuera
poco, penden sobre él presuntas acusaciones de corrupción globalizada,
narcotráfico y vínculos terroristas, todo esto agrava su exigua sobrevivencia.
El cisma en el gobierno comenzó, figuras protagónicas
de esta mentalidad (no es una corriente política) le desertan a diario, posee
niveles críticos de reservas de simpatizantes, sectores importantes lo
abandonan, a nivel internacional está asediado en un mundo globalizado donde todo
se sabe y las consecuencias son veloces e inevitables. Por otro lado, la
oposición reacciona a la necesidad/presión de reunificación. En la política no
hay fórmulas, solo causas y efectos… a Venezuela no la salvará un desenlace
electoral, será algo inesperado.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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