sábado, 16 de febrero de 2019

ALBERTO JOSE HURTADO B., POR MAYORES RESERVAS INTERNACIONALES


Las reservas internacionales se definen como la cantidad de recursos que los países tienen y utilizan para cumplir sus compromisos internacionales, amortización de deuda externa y pago de intereses. Son activos líquidos aceptados como medio de pago, generalmente constituidos por oro y divisas, empleadas por las naciones para garantizar el pago de los bienes y servicios que importa. De igual forma, son útiles para intervenir en el mercado cambiario con el propósito de defender la tasa de cambio; fortalecen la función de prestamista de última instancia del banco central; y respaldan las calificaciones de riesgo crediticio de un país.

En el caso de Venezuela, pertenecen al país y son administradas por el Banco Central de Venezuela (BCV), para lo cual se consideran los siguientes criterios: a) seguridad: tenencia de activos de calidad, que representen el mínimo riesgo; b) liquidez: posesión de activos que puedan ser negociados fácilmente; y c) rentabilidad: propiedad de activos cuya ganancia de capital y rendimiento sea adecuado. De esta manera, el ente emisor reconoce que el principal objetivo de contar con reservas internacionales es coadyuvar a la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar mediante la compensación de la balanza de pago, es decir, las diferencias entre los ingresos y egresos de divisas al país.

La bonanza petrolera de los primeros años del siglo XXI, el impacto de la crisis financiera internacional de 2008, la elevada conflictividad política y social a nivel doméstico, el impacto del cambio de ciclo en el precio internacional del petróleo venezolano, así como la actual crisis económica nacional, han hecho que dichos criterios de administración de las reservas internacionales fueran ponderados a razón de principios subjetivos. Esto dio lugar a medidas como: a) traspaso, en 2005, de un millardo de dólares de las reservas internacionales al Ejecutivo Nacional para financiar programas agrícolas, utilizándose a partir de entonces el principio de reservas excedentarias para justificar la transferencia de grandes cantidades de recursos al gobierno nacional; b) traslado, en 2012, del oro monetario venezolano custodiado en el exterior a las bóvedas del BCV; y c) el aumento de la proporción de oro en las reservas internacionales del país.

Así, la volatilidad del mercado mundial del oro, la menor obtención de divisas por la venta del petróleo venezolano, y el crecimiento de la demanda interna de moneda extranjera, han provocado una reducción de las reservas internacionales de Venezuela que al 15 de febrero de 2019 totalizaban 8.343 millones de dólares. Una cantidad muy por debajo del nivel óptimo establecido por el ente emisor para la economía venezolana, sumamente baja para un país que solo en 2019 debe pagar 9.336 millones de dólares por deuda externa.

Ante esta situación es importante volver a recordar que la valoración de las reservas internacionales siempre estará expuesta a variaciones a partir del comportamiento natural de los mercados, por ende, deben ser manejadas como una cartera de inversiones, privilegiando la diversificación para garantizar que un precio que cae, sea compensado por otro que sube. En este sentido, el país amerita esfuerzos públicos para incrementar el nivel de reservas internacionales mediante financiamiento externo, apoyo de entes multilaterales, recuperación de fondos venezolanos obtenidos mediante actos de corrupción, y rescate de la actividad productiva con fines de exportación, para comenzar el camino hacia la estabilidad del poder adquisitivo del bolívar y el adecuado manejo de los desequilibrios externos que enfrenta el país.

Alberto Jose Hurtado B.
@ajhurtadob

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