domingo, 19 de septiembre de 2021

LUIS FUENMAYOR TORO: LA IMPORTANCIA DEL PRESO DE CABO VERDE

En los últimos días, el escenario político venezolano se ha visto sacudido, más que de costumbre, por la anunciada decisión del gobierno de incorporar a Alex Saab, actualmente detenido en Cabo Verde y con orden de extradición a EEUU, como uno de sus negociadores en las conversaciones que se llevan a cabo en México, entre el gobierno de Maduro y el sector opositor del G4. Éste fue quizás el hecho político más importante de la semana que concluye, pues pudiera entorpecer la continuidad de las negociaciones y acuerdos entre los dos sectores protagonistas de la polarización política venezolana, que lleva más de dos décadas dominando el escenario político del país.

No pretendo analizar al señor Saab ni sus relaciones y negocios con el gobierno. Trataré sólo de comprender el insólito interés de Maduro en el caso judicial internacional de un particular, que todos sabemos nunca fue funcionario gubernamental, a pesar de lo que hoy se intente decir. Interés, que podría entenderse, y sólo hasta cierto punto, en el caso de un compatriota, pero que es inexplicable con un nacional colombiano, residente en el vecino país y con quien la relación hasta ahora establecida, que sepamos, ha sido comercial. Esto es incomprensible, a menos que haya otros intereses de por medio.

La deferencia tenida con Alex Saab, la defensa proporcionada por Venezuela, los gastos invertidos en su proceso judicial, la intensa propaganda en su defensa, no se las tuvo con los sobrinos políticos del Presidente, juzgados y declarados culpables en EEUU por narcotráfico. La actuación en el caso de Saab es como si el gobierno venezolano intercediera en defensa de la empresa brasileña Odebrecht, en los juicios que se le siguen en varios países. Se ha llegado a señalarlo como diplomático en un intento, hasta ahora fallido, de darle inmunidad y evitar su prisión en Cabo Verde y su extradición a EEUU. 

Esta actuación del gobierno es impropia, por decir lo menos, pues no puede designarse como representante del país, a alguien que no sea venezolano, y a Saab, lo conocemos desde siempre como colombiano. Y si se arguyera que tiene doble nacionalidad, cosa posible, habría que saber cuándo presentó su concurso para diplomático, cuál es su nivel, en que misiones ha estado. Personalmente no me siento a gusto conque un colombiano represente los intereses de Venezuela. No creo que una credencial firmada por Arreaza hace unos años le dé carácter diplomático a nadie, cuando esos nombramientos son del Presidente de la República. De paso. No sé si los supuestos delitos que se le endilgan son ciertos ni si se tienen reales pruebas de los mismos. La justicia gringa es demasiado “flexible”, acomodaticia y discrecional, como para ser creíble.

Pero el último intento del gobierno para salvarlo y evitar su extradición ha sido designarlo como uno de los integrantes del grupo gubernamental negociador con el G4, algo que luce como un acto desesperado y un tanto irresponsable, pues les quita seriedad a las negociaciones de México y puede entorpecerlas seriamente. A menos que ésta sea la intención del gobierno, lo que significaría un cambio radical de su política actual, favorable al diálogo y entendimiento con la oposición hasta ahora extremista. La respuesta dada por el G4 a la propuesta anunciada por el gobierno fue comedida, sin caer en la provocación gubernamental y llamando a centrarse en las negociaciones. 

Pareciera entonces que Saab es un recurso importantísimo para el gobierno de Maduro y la cúpula chavecista. Quizás es el hombre que mueve todas las relaciones financieras del gobierno y de algunos grupos privados en el ámbito internacional (bancos, cuentas, operaciones, clientes, empresas), indispensables para poder evadir las sanciones y obtener recursos para funcionar. Sólo algo así podría explicar la conducta gubernamental con este ciudadano, pues para el intervencionismo gringo esa información facilitaría sus acciones, aparte de que daría una demostración sobre su ilimitado poder y decisión de no compartir el continente americano con Rusia, China, Irán o cualquier otro. 

Una nota curiosa a tener en cuenta, pues podría significar mucho en la comprensión de la situación actual, es que el abogado de Alex Saab es Abelardo de la Espriella, ítalo colombiano, quien además es el abogado de Álvaro Uribe Vélez y su familia y un declarado enemigo del gobierno de Maduro.

Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela

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