Trump pone como condición para participar en cualquier elección que el fraude de 2020 sea expuesto en todas sus dimensiones y que los criminales sean castigados.
Después de Jimmy Carter con su inflación desorbitada, su gasolina racionada, sus intereses bancarios al 20 por ciento, sus rehenes en Irán, su bautizado “índice de miseria” y su pusilanimidad manifiesta nunca imaginé que jamás habría un presidente más inepto en los Estados Unidos. Pero Joe Biden ha logrado lo que parecía un imposible que es ser peor que Jimmy Carter. Y no sólo es peor sino es más malo y mucho más corrupto. Jimmy Carter fue un iluso. Joe Biden es un malvado.
Con Donald Trump teníamos seguridad en las fronteras, independencia energética, paz en el Medio Oriente, bajos impuestos, prosperidad económica y una vacuna contra el Covid 19 desarrollada en tiempo récord. Con el decrépito de Joe Biden tenemos fronteras abiertas, cancelación del oleoducto de Keystone, pérdidas de empleos bien remunerados, debilidad ante nuestros enemigos, carestía de la gasolina, inflación, motines, criminalidad y planes para la reducción de los presupuestos de la policía en ciudades gobernadas por demócratas como Chicago, Minneapolis y Portland.
Tenemos un presidente que es incapaz de liderar a la que hasta ahora ha sido la primera potencia del mundo, y una vicepresidenta que trepó en la política en los brazos de sus múltiples amantes de turno. Y, como si no fuera suficiente, tenemos lo que es ya un secreto a voces en el caso del robo de las elecciones de 2020. Joseph Stalin dijo una vez que lo importante no es quién vota sino quién cuenta los votos. En los Estados Unidos los votos fueron contados en las elecciones de 2020 por la izquierda terrorista que se ha apoderado del Partido Demócrata y que utiliza la intimidación como arma para mantenerse en el poder.
Procedo a continuación a respaldar con estadísticas y con hechos las imputaciones que he hecho contra estos delincuentes. El primer ejemplo es el del condado de Maricopa, donde está ubicada la ciudad de Phoenix, capital del estado de Arizona. Según Liz Harris, la activista republicana que lidera este proceso, un conteo independiente de los votantes en las fraudulentas elecciones de ese condado en 2020 arrojó como resultado 173,000 boletas “perdidas” y 96,000 boletas “fantasmas”. Si añadimos a estas cifras la auditoria de las elecciones en ese condado hay una alta probabilidad de que los culpables sean castigados.
Al mismo tiempo, la auditoria forénsica efectuada por el Senado del estado de Arizona arrojó como resultado 50,000 votos ilegítimos solamente en el condado de Maricopa. Las elecciones fueron una farsa de proporciones galácticas. Hasta el zurdo de Bob Woodward, de fama en el escándalo de Watergate, ha admitido en su reciente libro que, cuando se cuentan los votos en todo el país, Donald Trump “perdió” las elecciones por unos míseros 50,000 votos.
En nombre de la brevedad, veamos algunos de los resultados de esta auditoría en el estado de Arizona. Las boletas emitidas superaron en 3,400 a las boletas registradas. Las boletas recibidas por correo electrónico superaron en 9,000 a las enviadas por el condado de Maricopa. Más de 2,300 personas votaron en el condado de Maricopa después de haberse mudado del estado de Arizona. Más de 255,000 votos adelantados aparecieron en el conteo final de las elecciones que no tienen una entrada correspondiente en las listas de votantes adelantados.
Por otra parte, hasta en el mismo estado de Delaware, donde reside Joe Biden, los demócratas se vieron obligados a hacer trampas para ganarlo. Cuando solamente se había contado el 10 por ciento de los votos aparecieron 20,000 votos ilegítimos. Y la trampa más descarada tuvo lugar en los hogares de ancianos. No solamente votaron los muertos sino aparecieron una inmensa cantidad de votos por encima del número de camas en ese hogar. En uno de esos hogares con 94 camas votaron 296 personas.
Ahora bien, el mayor daño al proceso electoral fue hecho probablemente por la manipulación de las máquinas de computación. Un científico distinguido del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el Dr. Ayyadurai Shiva, descubrió que existe un elemento de manipulación en los programas utilizados por esas computadoras. Por ejemplo, un voto para Trump-Pence puede ser programado para que cuente como 0.85 mientras que otro para Biden-Harris puede ser programado para que cuente como 1.25. Esto es exactamente lo que le ocurrió al Dr. Shiva, quien aspiró en esas elecciones a senador por el estado de Massachusetts por el partido republicano. Los votos para el Dr. Shiva fueron multiplicados por 0.666 mientras los votos para su opositor fueron multiplicados por 1.2.
A mayor abundamiento, el documentalista Mike Lindell, en su documental “Absolute Interference”, afirma que solamente en el condado de Antrim, estado de Michigan, 7,000 votos fueron trasladados de Trump-Pence a Biden-Harris. Eso representa un impacto de 14,000 votos. Lindell implica a China, Rusia, Irán, Serbia, España e Italia en este aspecto del fraude.
A causa de que la votación por Trump-Pence fue tan grande en el estado de la Florida el conteo de votos fue suspendido en medio de la noche en cuyo tiempo llegaron camiones con inmensas cantidades de votos ilegítimos. Uno de esos camiones cruzó la frontera entre New York y Pennsylvania. Por lo tanto, en este caso tenemos votos por correo sin sobres, votos por correo sin pliegues, boletas procedentes de otro estado, boletas de personas muertas, boletas de personas que no son ciudadanos americanos, múltiples boletas de una misma persona, múltiples boletas del mismo votante y boletas con fechas atrasadas-- creadas como por “arte de magia”--para dar la impresión de que el sistema es válido.
Pero aquí no terminó la trampa. Un análisis de las elecciones de 2020 publicado por The Federalist concluye que Mark Zuckerberg—fundador de Facebook--- "compró" los comicios para ayudar a que Joe Biden accediera a la Casa Blanca. Según el informe, dos organizaciones financiadas por el fundador de Facebook invirtieron 419,5 millones de dólares para aumentar la participación y, probablemente, asegurar la victoria del entonces candidato demócrata.
Según la publicación conservadora, la elección no fue robada, sino que fue comprada a través de la inversión realizada por el Centro de Tecnología y Vida Cívica (CTCL por su sigla en inglés) y el Centro de Innovación e Investigación Electoral (CEIR). Ambas entidades se habrían dedicado a inyectar dinero privado en el sistema electoral, algo desconocido previamente en la política de EE.UU.
Por esa razón, de acuerdo con The Federalist, la distribución de los 419,5 millones de dólares por parte de CTCL y CEIR tuvo un carácter partidario, pese a que ambas entidades se definen como sin fines de lucro. Según detalla The Federalist, de las 26 subvenciones que CTCL brindó a ciudades y condados de Arizona, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania, Texas y Virginia, que fueron de un millón de dólares o más, 25 fueron a áreas en las que Biden se impuso en los comicios. El análisis preliminar muestra que este reparto con carácter partidario se replicó en todo el país.
El presidente Trump ganó en forma abrumadora el 3 de noviembre de 2020 con un número record de votos hasta que los demócratas se robaron las elecciones insistiendo en que su candidato—un paciente de demencia que nunca salió de su sótano—había obtenido 81 millones de votos. Con ello, Biden y su camarilla hicieron realidad lo que parecía un imposible. Pero olvidaron que Donald Trump es un guerrero que nunca se ha dado por vencido. Se olvidaron de que “se puede jugar con la cadena pero jamás con el mono”.
La prueba está en que Donald Trump sigue litigando las elecciones de 2020 y que declaró la semana pasada que su base política no participará en unas elecciones fraudulentas que sabe que no podría ganar. Trump pone como condición para participar en cualquier elección que el fraude de 2020 sea expuesto en todas sus dimensiones y que los criminales sean castigados.
Alfredo M. Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Cuba - Estados Unidos
http://www.lanuevanacion.com/index.php/opinion/alfredo-m-cepero/1431-biden-logro-lo-que-parecia-imposible
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