lunes, 25 de abril de 2016

ISAAC VILLAMIZAR, PERIODISMO CIUDADANO EN AUGE

Estar informado de lo que acontece alrededor, buscar la noticia con la mayor libertad, incluso como mecanismo de seguridad personal, compartir lo que se sabe a través de las propias vivencias y ser un  auto crítico  de la realidad, a través de cualquier medio de comunicación e información, es de la esencia del ser humano. Se trata de un derecho fundamental para el desarrollo de la personalidad y un derecho colectivo que asegura a la sociedad un clima de convivencia y armonía.

Estamos hablando del periodismo ciudadano, mecanismo de información y reporterismo social, que  si bien surgió con potencialidad a raíz de la existencia de Internet, su origen se remonta a los medios de comunicación comunitarios y, en particular, a la difusión radial de la educación popular con Radio Sutatenza, en Colombia. El periodismo ciudadano tiene un fundamento jurídico claro. La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su Artículo 19, postula que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión, y ello incluye la de investigar y recibir informaciones y opiniones, así como el derecho de difundirlas por cualquier medio de expresión. La Convención Americana de los Derechos Humanos plantea esta facultad en los mismos términos, agregando que se ejerce sea oralmente, por escrito o por cualquier otro procedimiento de elección de la persona.
De tal manera que el periodismo ciudadano ha tomado gran auge denominándose periodismo 3.0. Su uso es común en las redes sociales, en portales, en blogs y en las cadenas compartidas en WhatsApp. El periodista ciudadano dispone en su teléfono inteligente de todos los recursos para tomar la información al instante y difundirla de inmediato. Fotos, videos, enlaces y texto son manejados de manera versátil, para dejar constancia de la noticia que recoge el interesado. Allí el ciudadano común expone su visión de los más variados temas sociales, políticos, económicos, culturales, recreativos, internacionales, nacionales y locales. El móvil se ha convertido en los ojos del mundo, poderoso testigo que declara públicamente sobre la realidad, sin presiones, sin instrucciones ni políticas editoriales, ni siquiera sin establecer un orden jerarquizado de la noticia. El periodista ciudadano es a la vez lector, reportero, fotógrafo y escritor. Y asume esta configuración en un escenario totalmente interactivo.
El periodismo ciudadano se ha convertido en una herramienta diaria para le denuncia de la violación de derechos humanos, de toma de evidencia de los abusos del poder del Estado, de recolección de información que los gobiernos y sus medios de comunicación controlados pretenden censurar, de alerta sobre la inmediatez de los peligros que puede sufrir un individuo o colectivo. No es un secreto que también el periodismo ciudadano ha sido en muchos países un vehículo de transmisión para protestar y llevar esa inconformidad a la calle contra las vejaciones de dictaduras y tiranías. Es decir, el periodismo ciudadano es, en toda su expresión, un instrumento de la más auténtica democracia participativa.
Hoy, cuando la información es ampliamente compartida, pero cuando a la vez el Estado cierra medios radioeléctricos o no renueva sus concesiones, cuando limita el acceso de divisas a los medios impresos para adquirir papel y cuando impone las llamadas y anticuadas leyes de desacato en las redes por sentirse ofendido ante la crítica pública de su mal accionar, el periodismo ciudadano es la evolución moderna de esa esencia natural de la comunicación libre, plural y abierta. 
Howard Rheingold, ensayista, escritor y profesor de la Universidad de Stanford, experto en el área, nos da la idea del colofón de esta columna: “El periodismo es esencial en relación al concepto de ´ciudadano´, que yo defino como una persona libre, que no es propiedad de un monarca, sino parte de un público que influye sobre la política.”
Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado

Tachira - Venezuela

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