La teoría económica es amplia al explicar de que trata una reconversión monetaria. Según Wonnacott y Wonnacott, “es la modificación total del cono monetario lo que implica un cambio de la escala monetaria (…)”. Por su parte , Raniero Egidi Belli, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela, aduce que “ (…) es una medida de política monetaria que simplifica la comprensión, uso y manejo del dinero nacional, mediante su expresión en una nueva y menor escala equivalente”
En tanto que la teoría monetaria refiere esas contingencias como implicaciones políticas que terminan siendo, se prestan a servir de interpretaciones que intentan compendiar lo que la economía -muchas veces- encubre por meras razones impuestas desde el ejercicio de la política.
Acotar las complicaciones que comprometen toda decisión en materia de política monetaria, debe pasearse -necesariamente- por el hecho de tratar lo que la macroeconomía involucra. Aun cuando esta disertación obliga a una explicación lo más sintetizada posible.
Así que la reconversión en ciernes, debe comprenderse más desde la economía que moviliza una sociedad por completo, que desde las dificultades de la economía sobre la cual se procesa cualquier operación entre partes comprometidas. O sea, entre individuos conducidos por un interés mercantilista o comercial. Es lo que trata la microeconomía.
De manera que el problema que complica una reconversión, es más de carácter contable, al implicar lo relativo a facturación, compras, proveedores, sistemas operativos, canales de comunicación, entre otros agregados, que de carácter financiero-personal.
Aunque la re-expresión de la unidad monetaria, obliga a adecuar análisis contables, su pertinencia utilitaria no siempre conduce a embrollos que luego se traducen en desagradables momentos dada la reducción del valor de la unidad monetaria en cuestión.
Sin embargo, la reconversión monetaria no es exactamente lo que la teoría económica hace ver. Sobre todo cuando el proceso de reconversión ocurre muy cercano en tiempo a otro asumido con la misma intención.
Es la complicación que habrá de derivarse de la reconversión monetaria que ha de dictaminarse en Venezuela. Sobre todo, porque Venezuela perdió el rumbo trazado históricamente por la demanda y la oferta que caracteriza el mercado en todas sus manifestaciones y condiciones.
De hecho, la reconversión anunciada es un problema que de seguro impactará sobre los esfuerzos. De aquellos que no terminan de solucionar la hiperinflación que la gestión del régimen ha permitido. Podría afirmarse, vista la secuencia de las erradas decisiones de una mala praxis de política económica, que de nada han valido los procedimientos implantados por el régimen socialista-criollo. Presuntamente, a fin de cercar la hiperinflación que, como fenómeno económico de trascendencia social, abolló la economía nacional. Aunque no puede negarse, que ha servido al régimen para abonar la precariedad solapada de sus políticas públicas.
Es, precisamente, lo que oculta la decisión de sentenciar otra reconversión monetaria. Y que sumada a las dos anteriores, de recién data, afectan el desgastado valor de la moneda nacional en 14 ceros. Lo que indica la pérdida de la capacidad de ordenar la economía en manos de régimen “perturbador”, dada su abyecta condición de “usurpador” que exhibe.
Esta nueva reconversión, con la excusa de ser recurso de otra cacareada “recuperación económica”, oculta la ineptitud de sus autoridades en materia económica. Siguen sin reconocer que otra reconversión en poco o nada podrá restarle fuerza al agobiante fenómeno inflacionario. Más, cuando éste, comenzó a comportarse siguiendo el perfil de una vulgar espiral. Así ha logrado que la miseria inducida por el esquema económico socialista, haya causado efectos sensibles en la repartición de la riqueza, en los factores de producción, en la capilaridad social. Además, comenzó a darse un grotesco desequilibrio en ciertos estratos sociales que terminó arruinando al país. En un sentido lato.
Mientras el régimen continúe sin comprender que el problemas hiperinflacionario debe ser gerenciado al margen de los reveses y avatares, Venezuela verá muy difícil salir de dicho atolladero.
La economía debe manejarse con pulso firme. Por profesionales con conocimiento seguro de política monetaria. Claramente conscientes de los peligros que supone elaborar decisiones a soslayo de situaciones coyunturales. Es cuando con mayor aprehensión, debe mirarse el impacto monetario en el contexto de una economía deprimida. Sobre todo, en medio de medidas bancarias que limitan en exceso el manejo cabal del sistema crediticio causando que sigan perdiéndose bienes y servicios de una manera inusual.
Se revelan así pues las desavenencias que afectan la dinámica económica de un país cuyo régimen político toma decisiones para encubrir los desmanes que acarrea la grosera inflación en curso.
Y que en el caso Venezuela, está rematada por la perversa crisis de servicios públicos. O Por la crisis de gobernabilidad y de gobernanza, que tiene asolado al país. Todo ello configura el rostro oculto de (otra) reconversión monetaria.
Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Venezuela
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