La enfermedad infantil del sectarismo descrita por Lenin, sumada a la audacia ignorantona, tal cual la ilustrada vanidad resentida que pretende reservarse ciertos campos para el exclusivo ejercicio de "su" magister dixit, casi siempre adolece de mala memoria o de cuidados olvidos, según algunos historiadores y analistas políticos.
Ocurre que de la idea original del genio de un iluminado o de una constelación de talentos, a la concreción de la misma, generalmente transcurren períodos de distinta duración, según la coyuntura que se viva, durante los cuales el ideal que se aspira alumbre el porvenir, es como una antorcha que las sucesivas generaciones cuidan no extinga su fuego.
Los grandes proyectos creados por la generosa ambición humana por un mundo mejor, siempre ocurren como procesos, de tal manera por ejemplo, que a partir de la nación de repúblicas planteadas y libertadas por el Libertador, siempre – se tuvo la certeza – antes y después de su proclama, que esa voluntad era parte de los grandes sueños de los pueblos al sur del río Grande
En nuestro caso y en los actuales momentos, la integración de nuestros pueblos, no necesita de cipayos que lo alaben, pero tampoco convierte al inquilino del palacio de Miraflores, ilícito por cierto luego de las elecciones del 2017, en el gran demócrata como en el que ahora pretenden mostrarlo. Su figura cada día se agiganta más, por su glotonería gastronómica de la que disfruta, con las mieles del poder, que por sus dotes de jefe de estado, que no las tiene por razones harto conocidas, que van desde su crasa ignorancia hasta sus desmedidos modales verbales y físicos, mérito que es de su exclusivo patrimonio. Con su prédica demagógica y populista, es un firme convencido de que es heredero de la grandilocuencia del hijo de….Sabaneta, por lo vulgar, chabacano e ignaro y así lo demuestra en sus diarias peroratas que transmite la televisora del estado VTV, que es como de su propiedad, al igual que la cadena de emisoras al servicio del régimen.
A lo largo de estos 23 años, este régimen autocrático por naturaleza, revestido de democracia, si bien es cierto que le ha cambiado la vida a algunas personas, también ha empeorado la de otros y esto es fácil de entender, por cuanto ningún autócrata o dictador ha logrado solucionar todos los problemas de un pueblo, y menos aún cuando imprime una política de exclusión y de diferencias entre los sectores sociales.
La muerte de Chávez fuel final de un capítulo, y el comienzo de otro, en la accidentada historia de nuestra nación. Desapareció un personaje para quien el destino del país, y la vida de todos, dependía de su voluntad. Moldeó la política y la institucionalidad para imponer un modelo autoritario, para controlar la riqueza social sin rendir cuenta a nadie, para acallar cualquier intento de desacuerdo o protesta colectiva, y para adecuar la historia de tal manera que Bolívar asomara como el simbólico espíritu mayor y él como su representante en la tierra.
Cumplir esta parte del encargo no ha sido difícil para Maduro y sus lugartenientes civiles y militares, como lo demuestran acusando del origen del cáncer de su líder al imperialismo; y el ministro de la defensa a nombre de las fuerzas armadas venezolanas, manifiesta su total adhesión al régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano, bajo la consigna de que se trata de un gobierno cívico-militar.
Lo anteriormente señalado ha permitido a los militares su participación creciente en la economía y política del país en contracorriente de los objetivos de un mayor control democrático sobre los sectores de seguridad y defensa. Es notoria su participación política partidista, que incluye su desempeño como represores de protestas sociales y sus actividades en el sector de inteligencia, y por otra parte sus actividades empresariales han potenciado el auge del militarismo, dando como resultado la desinstitucionalización, la desprofesionalización y la desconfianza social respecto de las Fuerzas Armadas, convirtiéndose prácticamente en una suerte de “socialismo militar”
Para Nicolás Maduro, será difícil mantener la política de dádivas con la que Chávez afincó su legitimidad interna y externa, la cohesión entre grupos que se disputan como en “saco de alacranes”, definido así en cierta ocasión por un fallecido y alto militar, las jugosas cuotas en los negocios del Estado, y la avalancha de más de la mitad de un país que niega a aceptar que su futuro le sea hipotecado de por vida.
“La tumba del Padre está vacía”, escribe el psicoanalista francés Charles Melman, para indicar que más allá de la ausencia de cuerpo o de lugar en las tumbas de Moisés, Abraham o Jesucristo, la función del Padre (que no es lo mismo que el papá o el progenitor) es una función simbólica que opera desde la ley, desde el lenguaje, desde el pacto simbólico que los hombres establecen y respetan para construir naciones. La función del Padre no es la voluntad de una persona, por meritorias que hayan sido sus realizaciones en el mundo. La función del Padre opera por la invocación de las leyes, los reglamentos o la Constitución, a la cual Chávez denominó prosaicamente “La bicha”.
El mito chavista pudo haber logrado la coalición de una izquierda que aspirara sobrevivir, pero su incapacidad no les permitió refundar un Estado, según el auténtico espíritu bolivariano. Bolívar era el símbolo de la unión sobre las facciones (“la unidad es nuestra divisa”), el guerrero de toda la nación. Chávez no solo dividió al país, sino también aprendió a someter a una oposición, manteniendo el favor de las masas merced al populismo.
Y usted Maduro que se proclamó su hijo, es el fiel heredero del negro nubarrón que se cierne sobre nuestra patria ante una real amenaza que hipoteca el futuro de nuestro país.
Carlos Aguilera
careduagui@gmail.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
Venezuela
Excelente análisis, para que cada venezolano comprenda, que solo la unión, en función de los ideales de progreso y paz de nuestra patria, podrían hacer desarrollar un plan de rescate, para recuperar el Estado de Derecho.
ResponderEliminarExcelente análisis, para que cada venezolano comprenda, que solo la unión, en función de los ideales de progreso y paz de nuestra patria, podrían hacer desarrollar un plan de rescate, para recuperar el Estado de Derecho.
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