martes, 12 de abril de 2022

AURORA LACUEVA: PARRANDA CONTRA EL CLIMA, DESDE VENEZUELA

Apenas en los dos primeros días de este año un ciudadano inglés promedio ya produjo más emisiones de dióxido de carbono de las que va a producir en todo 2022 un ciudadano promedio de la República Democrática del Congo. Esto lo señala un análisis realizado por el Centro para el Desarrollo Global, “think tank” o grupo de estudios con sede en Washington. El trabajo destaca que hay una enorme desigualdad en el consumo de energía en el mundo, y por ende en el daño causado al clima del planeta al quemar combustibles como petróleo o carbón. Así, un habitante promedio del Reino Unido genera 200 veces más gases contaminantes que un congoleño. Y un estadounidense genera ¡585 veces más!

Por supuesto, sabemos que esos promedios por país esconden a su vez importantes desigualdades internas: un granjero de Kentucky no consume ni de lejos la energía que consume un empresario de Nueva York. Pero la desigualdad entre países es abismal. Millones de personas en el mundo no tienen acceso a la electricidad y viven así privadas de todas sus ventajas para la vida diaria, la producción, el acceso a la cultura, el transporte… Mientras tanto, la sola industria de los videojuegos en California iguala en su consumo de energía al de toda una nación como Sri Lanka.

La gran ironía es que quienes menos contaminan están siendo desde ya los más afectados por el calentamiento global. En diversos países de África las sequías provocan enormes penurias a la población: es verdad que la geografía causa mayor aumento de temperatura que en otras regiones, pero lo principal es que hay pocos recursos para adaptarse a las nuevas circunstancias y se depende mucho de una agricultura poco tecnificada. Es hipócrita negar apoyo al desarrollo de proyectos termoeléctricos en países de bajos ingresos, cuando su peso en el calentamiento planetario sería mínimo. Por el contrario, habría que reconocer y facilitar el derecho de todos los pueblos del mundo a un consumo moderado e inteligente de energía. Y habría que acabar con los disparates de los “avanzados”: incesantes viajes en avión, camionetotas, aires acondicionados, estridentes luces, derroche de agua, mercancías que vienen de muy lejos… En Venezuela no deberíamos aspirar a esa alocada parranda sino a una vida sensata en un ambiente sano y amable.

Aurora Lacueva
@AuroraLacueva
Venezuela

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