martes, 12 de abril de 2022

ROMÁN IBARRA: MALA, MALA Y CARA. DESDE VENEZUELA

Tomo prestado el título de una de las canciones más pegadas en las plataformas musicales, para hacer un símil con la política venezolana; en el ámbito gubernamental, y en la hidra de mil cabezas llamada oposición.

Lo malo de usar la canción de marras en esta ocasión, es que ella sirve –por pegajosa- para el baile y la diversión, la otra, la política venezolana, en los últimos años no quiere servir de mucho, y ello en sí mismo es lamentable, resulta mucho peor si se le suma el hecho de que no sirve como mediación entre la ciudadanía y la representación del Estado, con lo cual, la gente de a pie está desorientada y sin rumbo.

En cuanto al gobierno, que tiene demasiadas verrugas en todo sentido, le estaba comenzando a ir bien en lo económico, porque se dejó de tonterías y acometió el levantamiento del control de precios, y del dólar, dándole un ligero impulso a la economía en términos de su dinamización.

Sin embargo, seguía arrastrando la rémora de los bajos salarios en bolívares, de manera inexplicable, especialmente en el sector universitario. Y como si fuera poco, impone ahora un impuesto a las ¨grandes transacciones financieras¨ que alcanza incluso la compra de cualquier insumo por simple que sea, un cartón de huevos por ejemplo. Ridículo y criminal. Un paso pa´lante, y dos pa´ atrás!

Hay contradicciones en el gobierno, pero solapadas por la lucha y los intereses grupales de quienes obtienen réditos en la pugnacidad de los bandos en la lucha por el poder.

Donde sí se convierte en una tragedia es en la oposición, que actúa como boxeador retirado y arruinado, que regresa al ring buscando viejas ¨glorias¨ y por supuesto dinero para el sustento.

Después de haberse pasado largos años llamando a la abstención, destruyendo la importancia del voto como expresión de cambio, porque en ¨dictadura¨ no se vota, y con ¨narcotiranos¨ solo se negocia el destino final y la comida del avión, han terminado por reconocer de hecho su estupidez, aunque sin ofrecer disculpas a la población a la que engañaron, y utilizaron con argumentos baladíes y cobardes, como el de la invasión, el R2P, la guerra de cuarta generación, las sanciones criminales, amén de los presos; los heridos, y los muertos que esa política irresponsable dejó como saldo.

Pues bien, resulta que ahora sin que medie la existencia de esfuerzo alguno por la reconstrucción de la unidad opositora, y sin un programa creíble; realizable; posible, y mutuamente aceptable, que le de cohesión, y coherencia a todos los sectores de la oposición, que anime y entusiasme a la población abandonada y maltratada de manera sistemática por el gobierno, y también por ellos mismos en la oposición, hay más candidatos que gente; más caciques que indios!

Hay para todos los gustos: los hacedores de clichés; los del lápiz (roto); los que quieren ¨medirse¨ pero sin cne, ni nada; los caudillitos militares que derrotados internamente; abren nuevas franquicias bajo su puño exclusivo, en fin, todos y cada uno pensando en sus intereses personales, o de su franquicia, pero sin pensar en la ciudadanía.

No quieren entender que sólo es posible reanimar a la gente sobre la base de un programa que hable de la necesidad de rescatar servicios esenciales, así como el respeto a los DDHH. Me refiero a que hay que rescatar el sistema eléctrico; el hídrico; la vialidad; el sistema del salud; el metro y el transporte superficial; el salarios de los trabajadores y especialmente del sector universitario; la seguridad de personas y bienes; el ambiente; el empleo. Hasta cuándo, por Dios!

Habrá que decirle a los dos bandos como en la canción: ¨tu me saliste mala, mala y cara!

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

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