Conversar
no es un delito. El “delito de conversar” es tan absurdo como el “delito de
comer”. Estos dos señores conversaban.
Seguramente
el fantasma de la guerra económica ahora tendrá una cabeza visible con nombre y
apellido. La paradoja, es que esa cabeza visible, cuyo nombre y apellido son
Lorenzo Mendoza, es quien garantiza la mayor cantidad y calidad de alimento
para los venezolanos. Para todos los venezolanos, sean rojos, pardos, enanos o
mantuanos.
Una
segunda paradoja, es que a todas luces parecieraque Diosdado Cabello difamó a
ambos ciudadanos en televisión abierta; es decir, como que cometió, como es su
costumbre, el mismo acto típico, antijurídico y punible que le ha endilgado a
más de una veintena de personas vinculadas, casi todas, a los medios de
comunicación independientes El Nacional, La Patilla y Tal Cual.
Como
presidente de la Asamblea Nacional, Cabello requirió a la fracción
parlamentaria del PSUV presentar una denuncia “… para que sean investigados
aquellos ciudadanos que dicen ser venezolanos y están sometiendo a nuestra
patria a la venta, a la subasta…” Lorenzo Mendoza no “dice” ser venezolano.
Lorenzo Mendoza “es” tan o más venezolano que la harina pan.
Un
claro ejemplo del hecho de “estar sometiendo a nuestra patria a la venta, a la
subasta”, más bien lo observamos en el caso concreto de la compañía china CITIC
Construction Co. LTD y los contratos firmados con la República que podrían
estar inflados hasta por un 234%,según la investigación realizada por La
Patilla, lo cual es un gravísimo delito en contra de la Nación. Dichos
contratos, para comenzar, contienen cláusulas de confidencialidad, lo cual es
ilegal ya que al tratarse de contratos de interés nacional, general y público
–pues fueron suscritos con el Ministerio de Vivienda y Hábitat para la
construcción de viviendas de interés social– no pueden ocultarse a pueblo
soberano y a la rendición transparente de cuentas del erario público.
En
vez de usar el tiempo y los recursos de todos los venezolanos en acusar a un
prohombre y constructor de patria como Lorenzo Mendoza, por hablar por teléfono
sobre lo que le dé la gana, quien además garantiza gran parte de la
alimentación del pueblo, ¿por qué más bien no solicita una investigación sobre
el caso de la empresa china CITIC y elpresunto desfalco a la Nación?
Por
último, conversar con amigos en el FMI o el BM no es delito. Evaluar escenarios
económicos… Tampoco.Afirmar, como lo hizo Hausmann, de que “… yo soy de la
opinión de que no es posible pensar en una salida de Venezuela de este peo sin
ayuda internacional substancial…” no es un delito. ¡Es una realidad! De hecho,
Maduro vive mendigando ayuda substancial a China. El problema es que la ayuda
China termina malversada como en el claro ejemplo del caso CITIC.
Pareciera
que ser racional, inteligente y próspero es un delito. Y conversar también. Si
así fuera, sería algo verdaderamente jalado por los cabellos.
Mario
Massone
mariogmassone@gmail.com
@massone59
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