A pesar del férreo control del régimen sobre
los medios de comunicación, del disimulo y la mentira como políticas de Estado,
de la represión abierta y encubierta, de la violencia física e institucional
para sembrar miedo y hasta terror en personas e instituciones, no logran
detener la cuenta regresiva ya cercana al final de esta vergonzosa etapa de la
historia republicana.
La provocada destrucción de Venezuela arrastra a los
protagonistas del desastre. El ciudadano común, ese que no vive de los partidos
ni de la política, sino de su esfuerzo sostenido, está harto y dispuesto a dar
todo lo que pueda para producir el cambio que el país necesita y el mundo
entero espera.
Los últimos escándalos estremecedores del
alma nacional, especialmente el relativo a las declaraciones del fiscal 41 del
Ministerio Público, Franklin Nieves, serían más que suficientes para provocar
la renuncia en pleno de esa cúpula cívico-militar que supuestamente gobierna.
Sería innecesario enumerarlos de nuevo, son conocidos e intuidos hasta por los
más ingenuos.
El caso de Franklin Nieves, se suma a lo antes declarado por exmagistrados del Tribunal Supremo de Justicia Luis Velásquez Alvaray y Eladio Aponte Aponte y también, entre otros, por Walid Mackled relativos a las corruptelas del gobierno y a las operaciones del narcotráfico desde las alturas. Todo está a la vista. El régimen está podrido. Las olas más hediondas están por destaparse en este “sálvese quien pueda” que alienta a tantos corruptores arrepentidos en todas las instancias de la vida nacional.
Las elecciones del 6D trascienden lo
estrictamente electoral. Se convierten en un instrumento útil para iniciar el
cambio anhelado. El fraude en ejecución no alcanzará para ocultar la verdadera
naturaleza de la voluntad popular. Desde la Asamblea Nacional se impulsará el proceso
reconstituyente que Venezuela necesita.
Releyendo a Ed. Feulner, nos hacemos la misma
interrogante. “¿Podremos nosotros crear un gobierno nacional pequeño y fuerte,
menos intervencionista, que nos proteja de los peligros internos y externos que
amenazan nuestras libertades civiles y que promueva el rol de las leyes
estimulando el mercado libre para prosperar?” La respuesta es sí, pero no
sucederá a menos que trabajemos para lograrlo.
El 6D vamos a una confrontación definitiva. No debemos lamentar lo que es inevitable, sino prepararnos para alcanzar objetivos y metas de libertad y democracia.
Oswaldo
Álvarez Paz
oalvarezpaz@gmail.com
@osalpaz
Desde
el Puente - Venezuela
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