La
deserción del ex fiscal Nieves, es la apología de todo cuanto acontece al
interior de
un gobierno cuya revolución sólo ha servido para deshonrar la institucionalidad
que manifiesta la normativa constitucional
Una
alud de nieve no sólo es la descarga de sedimentos en el curso de una pendiente
por acción de la gravedad. Sus consecuencias, muchas veces, equivalen a las de
una tragedia de impredecibles efectos. Pero también, su significación tiene
acepciones que consiguen en la política un rico aluvión de interpretaciones una
de las cuales alcanza a compararse con la hecatombe que ocurre como resultado
de alguna decisión tomada al azar o por vía de razones absurdamente ideológicas
que en nada se corresponden con valores morales. O con principios de Justicia y
de Derecho que exhorten derechos humanos, actitudes éticas y reivindicaciones
que afiancen el pluralismo político.
El
caso representado por la deserción del ex fiscal del Ministerio Público,
Franklin Nieves, es la apología de todo cuanto acontece al interior de un
gobierno cuya revolución sólo ha servido para deshonrar mediante acciones de
vulgar corrupción, chantaje e impúdica malversación de los dineros públicos, la
institucionalidad que manifiesta la normativa constitucional en términos de las
atribuciones que por ley se confiere a organismos del Estado venezolano y a
quienes lo representan en el plano social, económico y político.
La
intempestiva salida del abogado Nieves hacia tierras yanquis, si bien es
expresión del remordimiento que tocó sus fibras más sentidas, toda vez que su
capacidad de aguante alcanzó un nivel crítico que lo llevó al punto de
inflexión inmediato al umbral de su resistencia emocional, igualmente su
reacción responde a un estado de consciencia crítica al cual llegó luego de
comprender finalmente la condición de asfixia política a la cual se ha sometido
al país en razón del cuadro de anomia que está desatando graves revuelos al
interior del oficialismo y en la militancia del propio partido de gobierno.
Asimismo, en lo más recóndito de la sociedad venezolana puesto que dicha acción
estremeció de molestia e indignación a quienes, convencidos del daño que estos
cómplices de injusticias hacen a la praxis de la civilidad y moralidad, se
enteraron del extemporáneo cometido. Sobre todo, de aquellos que viven en el
exilio por causas enteramente políticas.
Para
el momento en que todo ello se produjo, el mal ya estaba hecho. El régimen
había logrado su perseguido y malsano efecto. Y es que no sólo se trataba de la
ignominiosa detención del dirigente político de oposición, Leopoldo López y los
nefastos resultados alcanzados nacional e internacionalmente tanto a nivel
político, como de índole social. Incluso, de razón económica. También se
trataba de encubrir la desmedida corrupción que ha venido azotando al país,
tanto como el nivel de violencia e inseguridad cuyo control escapó de las manos
del régimen toda vez que, en principio, lo consintió al confundir importantes
postulados de teoría económica. Particularmente, cuando no ha sabido comprender
que el Estado ciertamente es un facilitador del desarrollo económico que
procura crear condiciones que aseguren oportunidades de trabajo. Mientras que
el mercado, confinado por políticas económicas asfixiantes, no tiene la
capacidad de garantizar una distribución equitativa de algunos bienes y
servicios esenciales para el desarrollo nacional. Es decir, en el fragor de esa
crisis, resultó bloqueada la complementariedad entre Estado y mercado. De
manera que en medio de tan profunda confusión, propia del populismo demagógico,
no hay mercado que resista los embates de problemas inducidos por las equivocaciones
declaradas y las carencias demostradas por el mismo gobierno.
Luce
pues un tanto contradictorio reconocer de primera mano que la pretensión del ex
fiscal pueda tener el valor de un acto de constricción que se constituya en
paradigma ante la política revolucionaria sitiada por intereses de perturbada
pretensión. Más, cuando ésta sólo se plantea retrotraer al país a condiciones
socioeconómicas y sociopolíticas que permitan el oscurantismo necesario a la
movilidad de una revolución anacrónica. La deserción de este abogado, violador
de derechos humanos, puede verse como el caso de una amarga novela negra
intitulada: Nieves de infame carmesí.
VENTANA
DE PAPEL
MENTIRAS
RASTRERAS
El
problema que vive la economía venezolana, no está aislado de otros que
igualmente tienen honda repercusión en la vida nacional. No sólo son problemas
que afectan uno o varios sectores de la sociedad. También causan daños a la
población en general, pues sus orígenes tienen implicaciones con el remedo de
proyecto ideológico de gobierno plagiado de otros superados histórica y
dialécticamente.
Por
ejemplo, el problema que ha representado la crisis universitaria, no deja de
ser réplica de otros que, del mismo modo, también hicieron mella en
instituciones de estudios superiores. Sólo que el que ahora se tiene, es de
extraordinaria magnitud. Tanto por su dimensión, como por el ambiente de
descomposición que ha permitido al alto gobierno el ejercicio de la impunidad.
Esto ha llevado a que los excesos cometidos, superen los límites que establece
la moralidad y la ética. Así como los procedimientos regulares de la
contabilidad social y de la administración pública.
El
populismo que pauta las acciones del régimen, que igualmente se ha valido del
autoritarismo para impulsar sus desatinos, le ha sido provechoso al propósito
de propagar el despelote en que está convertido el país. Gracias, al proceso
revolucionario bolivariano. Es el estilo que ha servido a estos gobernantes
para infundir falsedades a diestra y siniestra. De esa manera, el régimen ha
animado expectativas que, aunque todas engañosas, le han sido útiles para
incitar actitudes de defensa a su causa por parte de ilusos, oportunistas e
idealistas. Así como de resentidos, abusadores y fanfarrones.
¿Podría
una persona con sentido común y convicciones democráticas, creer en lo que
recién manifestó el ministro de Educación Superior, al decir que “un profesor
titular está recibiendo entre Bs. 500 y 600 mil de retroactivo y todavía no se
incorpora a clase”? ¿O cuando escribe por las redes sociales para asentir que
“desde el ministerio procuramos que las universidades se mantengan dotadas”?
Lejos de creérsele tan desfachatada mentira, lo único que puede animar tan
burdo mensaje, es una injustificada animadversión en contra de la institución
universitaria.
O
en todo caso, habrá que preguntarse, ¿dónde está tan elevada cantidad de
dinero? Pero como nada de ello es cierto, ni tampoco las repetidas promesas de
incremento salarial, dirigidas a distintos sectores de la población trabajadora
que al final terminan complicando finanzas públicas que no se tienen o carecen
de respaldo monetario, todo se reduce a gruesas mentiras rastreras.
INJUSTA
LOCURA
Los
hackers al servicio del régimen, están sosteniendo un inmenso trabajo. Lo
último realizado en contra de la libertad de expresión, de prensa, de
pensamiento, de información y de comunicación, se realizó en perjuicio del
importante y crítico portal de análisis de política educacional: Memoria
Educativa Venezolana, regentado por el catedrático Luís Bravo Jáuregui, de la
Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela. Bastó que se
estructurara un grupo que estudiara el Análisis y Seguimiento de la Coyuntura
Educativa y Social Venezolana, para que actuaran en detrimento del monitoreo
que da lugar a dicha actividad de investigación académica.
Tan
cuestionada acción, repercutió en largas listas de subscriptores lo que generó
una estampida casi de la misma naturaleza que una avalancha de gigantes
proporciones. Sin embargo, ello ha servido para dejar ver la gran cantidad de
educadores que siguen semanalmente a Memoria Educativa Venezolana. Puede
decirse que todo derivó en una injusta locura.
“No
siempre el fracaso de una ideología política, sabe enseñar a un pueblo a
transitar por la senda de las libertades. Muchas veces, ni se entera del
desastre. Debe entonces caer de nuevo para comprender que es tiempo de cambiar
el rumbo”
Antonio
José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Merida
- Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario