domingo, 1 de noviembre de 2015

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, NIEVES DE INFAME CARMESÍ, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

La deserción del ex fiscal Nieves, es la apología de todo cuanto acontece al interior de un gobierno cuya revolución sólo ha servido para deshonrar la institucionalidad que manifiesta la normativa constitucional

Una alud de nieve no sólo es la descarga de sedimentos en el curso de una pendiente por acción de la gravedad. Sus consecuencias, muchas veces, equivalen a las de una tragedia de impredecibles efectos. Pero también, su significación tiene acepciones que consiguen en la política un rico aluvión de interpretaciones una de las cuales alcanza a compararse con la hecatombe que ocurre como resultado de alguna decisión tomada al azar o por vía de razones absurdamente ideológicas que en nada se corresponden con valores morales. O con principios de Justicia y de Derecho que exhorten derechos humanos, actitudes éticas y reivindicaciones que afiancen el pluralismo político.

El caso representado por la deserción del ex fiscal del Ministerio Público, Franklin Nieves, es la apología de todo cuanto acontece al interior de un gobierno cuya revolución sólo ha servido para deshonrar mediante acciones de vulgar corrupción, chantaje e impúdica malversación de los dineros públicos, la institucionalidad que manifiesta la normativa constitucional en términos de las atribuciones que por ley se confiere a organismos del Estado venezolano y a quienes lo representan en el plano social, económico y político.

La intempestiva salida del abogado Nieves hacia tierras yanquis, si bien es expresión del remordimiento que tocó sus fibras más sentidas, toda vez que su capacidad de aguante alcanzó un nivel crítico que lo llevó al punto de inflexión inmediato al umbral de su resistencia emocional, igualmente su reacción responde a un estado de consciencia crítica al cual llegó luego de comprender finalmente la condición de asfixia política a la cual se ha sometido al país en razón del cuadro de anomia que está desatando graves revuelos al interior del oficialismo y en la militancia del propio partido de gobierno. Asimismo, en lo más recóndito de la sociedad venezolana puesto que dicha acción estremeció de molestia e indignación a quienes, convencidos del daño que estos cómplices de injusticias hacen a la praxis de la civilidad y moralidad, se enteraron del extemporáneo cometido. Sobre todo, de aquellos que viven en el exilio por causas enteramente políticas.

Para el momento en que todo ello se produjo, el mal ya estaba hecho. El régimen había logrado su perseguido y malsano efecto. Y es que no sólo se trataba de la ignominiosa detención del dirigente político de oposición, Leopoldo López y los nefastos resultados alcanzados nacional e internacionalmente tanto a nivel político, como de índole social. Incluso, de razón económica. También se trataba de encubrir la desmedida corrupción que ha venido azotando al país, tanto como el nivel de violencia e inseguridad cuyo control escapó de las manos del régimen toda vez que, en principio, lo consintió al confundir importantes postulados de teoría económica. Particularmente, cuando no ha sabido comprender que el Estado ciertamente es un facilitador del desarrollo económico que procura crear condiciones que aseguren oportunidades de trabajo. Mientras que el mercado, confinado por políticas económicas asfixiantes, no tiene la capacidad de garantizar una distribución equitativa de algunos bienes y servicios esenciales para el desarrollo nacional. Es decir, en el fragor de esa crisis, resultó bloqueada la complementariedad entre Estado y mercado. De manera que en medio de tan profunda confusión, propia del populismo demagógico, no hay mercado que resista los embates de problemas inducidos por las equivocaciones declaradas y las carencias demostradas por el mismo gobierno.

Luce pues un tanto contradictorio reconocer de primera mano que la pretensión del ex fiscal pueda tener el valor de un acto de constricción que se constituya en paradigma ante la política revolucionaria sitiada por intereses de perturbada pretensión. Más, cuando ésta sólo se plantea retrotraer al país a condiciones socioeconómicas y sociopolíticas que permitan el oscurantismo necesario a la movilidad de una revolución anacrónica. La deserción de este abogado, violador de derechos humanos, puede verse como el caso de una amarga novela negra intitulada: Nieves de infame carmesí.

VENTANA DE PAPEL

MENTIRAS RASTRERAS

El problema que vive la economía venezolana, no está aislado de otros que igualmente tienen honda repercusión en la vida nacional. No sólo son problemas que afectan uno o varios sectores de la sociedad. También causan daños a la población en general, pues sus orígenes tienen implicaciones con el remedo de proyecto ideológico de gobierno plagiado de otros superados histórica y dialécticamente.

Por ejemplo, el problema que ha representado la crisis universitaria, no deja de ser réplica de otros que, del mismo modo, también hicieron mella en instituciones de estudios superiores. Sólo que el que ahora se tiene, es de extraordinaria magnitud. Tanto por su dimensión, como por el ambiente de descomposición que ha permitido al alto gobierno el ejercicio de la impunidad. Esto ha llevado a que los excesos cometidos, superen los límites que establece la moralidad y la ética. Así como los procedimientos regulares de la contabilidad social y de la administración pública.

El populismo que pauta las acciones del régimen, que igualmente se ha valido del autoritarismo para impulsar sus desatinos, le ha sido provechoso al propósito de propagar el despelote en que está convertido el país. Gracias, al proceso revolucionario bolivariano. Es el estilo que ha servido a estos gobernantes para infundir falsedades a diestra y siniestra. De esa manera, el régimen ha animado expectativas que, aunque todas engañosas, le han sido útiles para incitar actitudes de defensa a su causa por parte de ilusos, oportunistas e idealistas. Así como de resentidos, abusadores y fanfarrones.

¿Podría una persona con sentido común y convicciones democráticas, creer en lo que recién manifestó el ministro de Educación Superior, al decir que “un profesor titular está recibiendo entre Bs. 500 y 600 mil de retroactivo y todavía no se incorpora a clase”? ¿O cuando escribe por las redes sociales para asentir que “desde el ministerio procuramos que las universidades se mantengan dotadas”? Lejos de creérsele tan desfachatada mentira, lo único que puede animar tan burdo mensaje, es una injustificada animadversión en contra de la institución universitaria.

O en todo caso, habrá que preguntarse, ¿dónde está tan elevada cantidad de dinero? Pero como nada de ello es cierto, ni tampoco las repetidas promesas de incremento salarial, dirigidas a distintos sectores de la población trabajadora que al final terminan complicando finanzas públicas que no se tienen o carecen de respaldo monetario, todo se reduce a gruesas mentiras rastreras.

INJUSTA LOCURA

Los hackers al servicio del régimen, están sosteniendo un inmenso trabajo. Lo último realizado en contra de la libertad de expresión, de prensa, de pensamiento, de información y de comunicación, se realizó en perjuicio del importante y crítico portal de análisis de política educacional: Memoria Educativa Venezolana, regentado por el catedrático Luís Bravo Jáuregui, de la Escuela de Educación de la Universidad Central de Venezuela. Bastó que se estructurara un grupo que estudiara el Análisis y Seguimiento de la Coyuntura Educativa y Social Venezolana, para que actuaran en detrimento del monitoreo que da lugar a dicha actividad de investigación académica.

Tan cuestionada acción, repercutió en largas listas de subscriptores lo que generó una estampida casi de la misma naturaleza que una avalancha de gigantes proporciones. Sin embargo, ello ha servido para dejar ver la gran cantidad de educadores que siguen semanalmente a Memoria Educativa Venezolana. Puede decirse que todo derivó en una injusta locura.

“No siempre el fracaso de una ideología política, sabe enseñar a un pueblo a transitar por la senda de las libertades. Muchas veces, ni se entera del desastre. Debe entonces caer de nuevo para comprender que es tiempo de cambiar el rumbo”

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

Merida - Venezuela

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