“Cuando un pueblo se exalta es difícil calmarlo; pero cuando está tranquilo es difícil saber cuándo va a exaltarse.” (Jean de la Bruyere, Francia. 1688).
Una implosión social es una especie de ruptura hacia adentro y de raíz,
de las estructuras que conforman y sustentan una sociedad, en un determinado
país que surgió como tal, por una historia que le dieron vida como República en
un territorio, identificados en lo social, política y económicamente. En otras
palabras, es el rompimiento abrupto del equilibrio (ajeno a variables externas)
de las relaciones que hacen vida comunitaria internamente en ese país,
generando una anarquía no controlable de consecuencias incalculables.
En Venezuela, el régimen está jugando y viviendo una especie de fantasía
económica con el pueblo, pero en realidad lo que está es; agotando la paciencia
del mismo. Podemos pensar, por lo que sucede, que el detonante será
principalmente de orden “Económico”.
No es necesario desarrollar en este escrito, los actuales problemas de
Venezuela ya conocidos y explicados por diversos expertos en el área, pero sí,
alertar las consecuencias finales sobre la realidad del diario acontecer que
estamos viviendo los venezolanos. Es decir, cuando las válvulas de escape no
funcionen y se liberen las temidas energías sociales represadas ante la
frustración al no ver cubiertas las necesidades básicas y la nula esperanza que
permitan el mínimo deseable de calidad de vida, entraremos en una especie de
antesala para una Implosión Social y posterior guerra civil . De seguir el
régimen en sus pretensiones por el poder, nos conduciría al camino para un
enfrentamiento cuyo resultado será, un innecesario número de muertes de
compatriotas aunado a la destrucción de bienes tangibles e intangibles,
regiones devastadas es decir, el mayor daño que se puedan causar entre sí los
venezolanos, en la persecución de sus intereses u objetivos bien sea de un
sector o del otro.
El presidente, no transmite mensajes positivos de paz o conciliación
entre los que habitamos esta tierra, sino por el contrario, sus palabras
siembran acentuadas diferencias cargadas de odio y resentimiento social, como predisponiendo
al pueblo venezolano a un enfrentamieno interno. No está midiendo las
consecuencias de sus palabras.
Es necesario recordar que una Guerra Civil, está caracterizada por
involucrar a los habitantes de un mismo pueblo o país, o sea, entre
“Compatriotas”. Es una confrontación armada, producto de un conflicto socio
político que genera un enfrentamiento de grupos en procura de, imposición
ideológica o el mantenimiento o cambio de relaciones de poder.
En el desarrollo del conflicto, viene lo peor: No hay reglas. Al final,
sólo quedará un país devastado y serán los organismos internacionales los
encargados de juzgar los delitos de “Lesa Humanidad” que se hayan podido
cometer en especial los de las Fuerzas Armadas.
Pareciera ser que los venezolanos en cierta forma, estaríamos a punto o
predestinados por ignorancia o desconocimiento, a repetir pasajes tristes de
nuestra historia. El actual régimen, ha querido imponer casi “de facto”, un
inentendible sistema al margen de la legalidad, importado de Cuba y rechazado
por la mayoría de la población venezolana.
El daño está hecho. Venezuela clama por un cambio en forma democrática y
pacífica de su actual modelo. De de no
ser así, pudiéramos preguntarnos:
¿Estará Venezuela en la antesala para una implosión social del SIGLO XXI?
Richard González
350richard@gmail.com
@PrensaHatillana
Miranda - Venezuela
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