domingo, 28 de febrero de 2016

ENRIQUE G. AVOGADRO, TRABAJO DE PARTO

"Sabiduría no es destruir ídolos, sino no crearlos nunca" Umberto Ecco
Cuando, ya hace algunos años, acuñé el apelativo ¿Frente para la Qué? para referirme a la facción del PJ encabezada por los Kirchner, lo hice pensando en las grandes batallas que ambos cónyuges habían planteado contra quienes consideraban sus mayores enemigos, en todas las cuales habían sido derrotados: el campo y las retenciones, el grupo Clarín (Ley de Medios, Papel Prensa y la falsa apropiación de los Noble-Herrera), la Justicia y su "democratización", los códigos de forma y fondo y, sobre todo, la reelección eterna para su líder supérstite, que quedó enterrada ya en 2013.

Así como Héctor Magnetto encarnaba al demonio en la prensa, Claudio Bonadío lo hacía en los tribunales federales; a ambos, el kirchnerismo les deseó los peores males y, con ambos, fracasó. En el caso del último, el viernes rompió la bolsa e inició el trabajo del tan añorado parto de la honestidad al llamar a Cristina Kirchner a prestar declaración indagatoria juntamente con Axel Kiciloff, Alejandro Vanoli y los otros ladrones que conformaron el Directorio del Banco Central hasta que el bunker se derrumbó. La cita será el 13 de abril y, a partir de entonces, el Juez dispondrá de un breve lapso para determinar si los procesa por los graves delitos relacionados con la venta de dólares a futuro a precios que, ya de origen, resultaban ridículamente bajos; presumo que, además, el magistrado extenderá su investigación a quienes se beneficiaron con esa costosísima operatoria diseñada, sobre todo, para poner otra enorme bomba al gobierno que la sucediera y, de paso, enriquecer a algunos vivos.

Algo debe haberse filtrado y, empujado por el viento norte, llegado desde Comodoro Py al Calafate, provocando un natural pánico; hasta podría ser la explicación del tan prolongado silencio de la auto-exiliada. A partir del viernes mismo, sus ya escasos adherentes convocaron a la revolución, ante la posibilidad concreta de tener que cambiar el objeto de su reclamo de libertad de Milagro Sala a la arquitecta egipcia; pretenderán, también, que ésta será una presa política. ¿SS Francisco le enviará un rosario?

Todos los jueces federales porteños tienen causas en las cuales Cristina está imputada por corrupción y, quizás, la resolución de Bonadío lleve a sus colegas acelerar los tiempos; sería lo mejor ya que, seguramente, Mauricio Macri pondrá exclusivamente sobre sus hombros la responsabilidad por la celeridad de esos procesos, y la sociedad entera reclamará en consonancia. Hasta el Consejo de la Magistratura estará atento al desarrollo de los acontecimientos y, seguramente, también activará el trámite de las distintas denuncias del inexplicable enriquecimiento de algunos de esos magistrados.

Así, adquirirán nuevas velocidades las causas de Hotesur (Lázaro Báez, Recalde, Cristóbal López, Máximo Kirchner, etc.), del memorandum con Irán (Timerman, D'Elía, Esteche y, sobre todo, el asesinato de Nisman), de Ciccone (Boudou), de Aerolíneas (Jaime y Embraer), del gas importado (de Vido y Enarsa), de la financiación de las campañas electorales (Antonini Wilson y el narcotráfico), de los subsidios al transporte (Jaime y los Cirigliano), de la inexplicable fortuna del matrimonio (Santa Cruz, Seychelles y Angola) y tantas otras cuya sola enumeración excede los límites de esta columna.

Mauricio Macri, después de una de las semanas más exitosas de su gobierno, inaugurará el martes 1° las sesiones ordinarias del Congreso, y lo hará con un discurso que aún nos intriga: ¿cuál será el tenor de la pieza, sin duda acotada por la loable brevedad de la que hace gala el Presidente?

El equipo económico que lo acompaña logró devaluar y salir del cepo cambiario sin que se produjera una crisis mayúscula, con la que soñaban quienes lo instrumentaron -Kiciloff y Moreno- en 2011, y fue un suceso remarcable, tanto como lo será el próximo acuerdo con los holdouts que permitirá a la Argentina salir de un default al cual sólo se llegó por voluntad expresa de Cristina. Así, envuelta en sus falsas banderas que mezclaban nacionalismo trucho, populismo corrupto y compulsión por el saqueo, la ex Presidente obligó al país a endeudarse a tasas siderales, y a caerse del mundo globalizado; nos dejó aliados de los exitosos regímenes, todos tan respetuosos de los derechos humanos, que aún gobiernan en Cuba, en Venezuela, en Irán y en Rusia; ¿qué mejores socios podíamos pedir?

Si mañana, como se presume, las clases comienzan normalmente en la mayor parte del país, algo que no ocurre desde hace años, obviamente Macri se habrá apuntado un nuevo triunfo, en especial frente a los sectores de menores recursos, que dependen de la asistencia de sus hijos a la escuela para que éstos en muchos casos se alimenten y para poder concurrir a sus trabajos, algo imposible si los chicos deben quedarse en sus casas. 

Pero hay un punto importante que el Presidente debe tener muy presente cuando decida el tenor de su discurso: la sociedad, salvo por la inflación, no percibe la magnitud de la crisis en que estamos inmersos, a mi juicio mucho más grave que la que nos asoló en 2001; justifico esta afirmación: cuando los problemas que trajo aparejados el tardío fin de la convertibilidad (desempleo, cierre de empresas, etc.), que se habían originado antes de la llegada de la Alianza, explotaron en las manos de Fernando de la Rúa, la infraestructura en materia energética e industrial estaba intacta y, en gran parte, ociosa; esa fue, precisamente, la plataforma sobre la cual Duhalde y Lavagna pudieron iniciar la reconstrucción del país que recibió Kirchner en 2003, mientras que hoy, en la práctica, esa infraestructura (energía, comunicaciones, redes viales, puertos, establecimientos fabriles, etc.) se ha transformado en inexistente u obsoleta.

La magnitud de esa falta de percepción social en lo que a la real situación económica se refiere, de no ser corregida rápidamente, se transformará en un gigantesco obstáculo para las incómodas pero inevitables medidas que Macri deberá adoptar para paliarla; si la gente no se da cuenta de lo mal que está el Estado y el país todo, resultará casi imposible pedirle los sacrificios necesarios, ya que resistirá cualquier ajuste tarifario o de personal -principal rubro en el gasto público-, es decir, todo cuanto será necesarios hacer para sobrevivir, y continuará con la imbécil postura de defensa de los ñoquis.

Obviamente, cuando escribí "Un mundo raro" el domingo pasado, no sabía que un ex Presidente prácticamente acusaría a otra ex Presidente de matar a un tercer ex Presidente (nada menos que su marido); la magnitud de ese hecho, que nuevamente nos convirtió en el hazmerreír de toda la prensa mundial, hubiera debido ser el mayor botón de muestra del extraño país que somos.

Está en nosotros, y en la Justicia, cambiar nuestro trágico sino. Dios quiera que sepamos hacerlo.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro
Argentina

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