Vamos de mal en peor
y la crisis eleva el mal funcionamiento de las instituciones y los servicios
públicos, el malestar entre los ciudadanos aumenta y disminuye la posibilidad
de salir de la tragedia criolla, ni siquiera somos responsables de lo que
sentimos y hablamos.
Ya no hay control de
nada y ante tanta incertidumbre hay un modo de ver este panorama. Es criminal
que el pueblo sea parte de un juego macabro. Los documentos sobre la doble
nacionalidad del mandatario sigue siendo un misterio, unos dicen que se
extravió, el abogado y político venezolano Enrique Aristeguieta Gramcko sugiere
en una comunicacion escrita a la Subcomisión de Asuntos Civiles de la Asamblea
Nacional, que si el presidente o el
Consejo Nacional Electoral no remiten a la Asamblea los requerimientos que demuestren que Nicolás Maduro es “venezolano
por nacimiento y sin otra nacionalidad”, el parlamento deberá declarar nula la
juramentación, con lo que Maduro quedaría inhabilitado para ejercer la
presidencia.
Pero otros aseguran
que la Asamblea ya tiene toda la
documentación para su análisis y Pablo Medina, grita que Henry Ramos no le da
autorización para divulgar las pruebas inequívocas del origen natal de Maduro.
En suma, lo que resulta ser la espada de damocles para sacar de la presidencia
a Nicolás, se ha convertido en un jueguito feo.
¿Por y para qué darle
tanta larga a esta investigación y pruebas contundentes? ¿Quién se está
beneficiando con el extraño silencio? ¿Para y por qué aumentar la crisis en la
calle? ¿Acaso promueven un estallido, un golpe o una intervención extranjera?
Son tantas las
preguntas, sin respuestas, nada está seguro. Hoy día ni el buen y favorable escenario para la
mayoritaria bancada opositora es una garantía. Del otro lado los oficialistas
no están solos, demostrando fuerza con sus colectivos matones, no respetan
autoridad y reciben ordenes de sabotear, hasta lograr la suspensión de la
sesión como ocurrió el jueves 25 ¿Habrá otro asunto tras bastidores además de
las armas? Las leyes y los parlamentarios opositores están metidos en un volcán
peligroso, ¿La asamblea sin autoridad ni control?
A todo esto se suma
la indolencia, apatía, desidia y cualquier otro término que identifique el
letargo de los venezolanos, soportando como esclavos lo que deciden a puerta
cerrada en la cúpula del poder. Es una lamentable situación para la mínima
condición de respeto que tenemos por derecho los seres humanos, se desconoce
esa obligación que tienen los gobernantes para sus gobernados.
¿Qué han hecho o
están haciendo con los recursos mineros y el oro?, ¿Cómo va el manejo del
petróleo, al margen de los reducidos precios del barril? Algún funcionario
sensato debería informar en detalle a la sociedad venezolana sobre esos
asuntos. Sin embargo, cada uno está en lo suyo, sentado en su espacio sideral
preparando la próxima jugada. Entretanto, por debajo de la mesa se hacen
gestiones dudosas, reparten ganancias y ayudas y el pueblo comiéndose un cable
en la calle. Lejos de solucionar la crisis doméstica, ésta se ha ido
erosionando con las consecuencias impredecibles que pueden surgir. El volumen del daño moral y ético que carga
el país y una supervivencia que va restando quien y cuantos quedaran vivos, es
un conteo que suma a diario.
Si los venezolanos
tenemos que soportar los desvaríos o las fulgurantes ideas políticas para
resolver este pastel, al menos el pueblo tiene el derecho de exigir
responsabilidad a la clase dirigente. Hasta cuando van a seguir capitalizando
esta tragedia !Atrevidos!
Susana Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.susanamorffe.blogspot.com
Nueva Esparta -
Venezuela
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