1. Las maniobras desesperadas en curso de
JM Santos contra el ex presidente Álvaro Uribe (la captura injustificada de su
hermano Santiago, el intento de detener arbitrariamente a los dos hijos del ex
presidente y senador, y las intimidaciones contra el ex ministro Oscar Iván
Zuluaga, presidente del partido Centro
Democrático), no es un capricho de
Santos, ni el resultado de trámites legítimos dentro de la Fiscalía. Es el
resultado de compromisos secretos que Santos ha pactado con las Farc en el
marco del proceso de paz. Hay una relación directa entre ese mal llamado
“proceso de paz” y la ofensiva bestial de Santos contra el senador Uribe, su
familia y el mayor movimiento político de oposición del país , el CD.
2. Los pactos entre Santos y las Farc
incluyen otras cláusulas secretas que han comenzado a ser aplicadas por las
partes que negocian en La Habana. La desmilitarización de Conejo (Guajira) para
que agitadores armados de las Farc pudieran ir a intimidar a la población
prueba que esas cláusulas existen y que Santos las está cumpliendo. Santos
permite que, después de lo de Conejo, las Farc vayan ahora al Cauca a hacer de
nuevo propaganda armada pero sin presencia de la prensa. El gobierno ha
prohibido a la prensa regional, nacional e internacional informar siquiera sobre el tipo de
“pedagogía” que ejecutarán las Farc en el Cauca. Es decir, los testimonios posteriores de la
población no podrán ser dados a conocer ni al país ni al mundo. Tal acto de
censura es inaceptable. Nunca se había visto algo parecido en Colombia. Además,
Santos anuncia que impedirá que la prensa haga “ningún tipo de divulgación, ni
de edición de productos audiovisuales con fines de difusión” de esa nueva
incursión de las Farc. La desprotección de la población civil continúa y
aumenta.
3. Las Farc exigen la demolición de toda
oposición liberal, conservadora y centrista contra los planes pactados en
secreto con Santos en La Habana. Las Farc exigen esa destrucción como condición
para firmar el 23 de marzo el falso acuerdo de “fin del conflicto”.
4. El punto principal del proceso de paz no
es sólo conceder la impunidad total a los cabecillas del movimiento narco
terrorista, ni entregarle a ese cartel diabólico los destinos del país. La
esencia del proceso de paz es, también, pero de manera central, la destrucción
del CD, la muerte política y/o física del ex presidente Uribe y la destrucción
de toda oposición y de todo liderazgo democrático contra los planes
totalitarios de las Farc.
5. Es un deber de todo patriota colombiano,
civil y militar, rico y pobre, joven y viejo, politizado y no, religioso y no,
oponerse con todos los medios a su alcance, intelectuales y materiales, dentro
y fuera de Colombia, a esos planes criminales, a la agenda política de Santos y a las ambiciones de poder de las
Farc. El destino de Colombia descansa, ahora más que nunca, en las manos de sus
mejores hijos.
6. El ex presidente Uribe no está solo.
Millones de colombianos saludan su obra
de gobierno y respaldan sus tesis sobre la paz y la democracia colombiana y
sobre el carácter nefasto del llamado proceso de paz. Cualquier atentado contra el ex presidente o
cualquier intento de agresión física o de arresto arbitrario contra él, o
contra otros líderes del Centro Democrático, desatará manifestaciones de masiva
cólera popular en todo el país. Santos está jugando con el fuego. Con sus juegos
judiciales intimidatorios, Santos está creando de manera irresponsable un clima
de soterrada guerra civil. Un estallido social se sabe cómo comienza pero no
cómo termina. Es la lección del 9 de abril de 1948. Santos no debería olvidar
que decenas de miles de colombianos dicen: “Tocan un dedo a Uribe y se incendia
este país”.
7. Los planes entreguistas de Santos
dependen en gran parte de la suerte que corra la dictadura venezolana
(colapsada y a punto de caer) y de la estabilidad del esquema de poder de los
Castro en Cuba. La hora de la caída de las tiranías chavistas en América Latina
ha llegado y lo que ocurre en Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Nicaragua
indica eso y muestra que los más fanáticos aliados de las Farc nunca pudieron
salir del basurero de la historia. El fin del gobierno de Obama en Estados
Unidos, tan indolente e irresponsable frente a la ofensiva antiliberal del
chavismo en el continente, y la elección probable de un candidato republicano,
reducirá aún más los márgenes de maniobra de los planes Farc-Santos.
8. No hay que caer por eso en posiciones
fatalistas. Una cosa es que Santos, utilizando abusivamente los recursos del
Estado colombiano, sofocando la división
de los poderes públicos, corrompiendo a todo el que puede con los dineros
nacionales, intente destruir al CD y a Uribe,
a la oposición liberal-conservadora y a los medios de información
libres, y otra es que Santos logre hacer plenamente eso. Santos mantiene una
presión ilegal y brutal contra los demócratas pero Santos a su vez está bajo la
presión política y moral de éstos y, sobre todo, de los millones de colombianos
que aborrecen su gobierno, su gran traición y sus mentiras.
9. La ofensiva contra Uribe no comenzó con
el proceso de paz, comenzó mucho antes, desde que los colombianos lo eligieron
por primera vez presidente de la república. Las Farc y sus agentes dentro de
los partidos, aceleraron y mejoraron su vieja táctica de penetrar y subvertir las instituciones y
los medios de información para alcanzar, combinando eso con la lucha armada,
sus objetivos estratégicos. El proceso de paz ha agudizado esa penetración y
esa persecución contra el país, pero no ha alcanzado sus metas. Por el
contrario, Colombia resiste. El repudio de los colombianos a la ofensiva de
Santos-Farc contra Uribe y contra el CD, y contra Colombia en general, es cada
vez más fuerte y amplia y se extiende ahora más allá de las fronteras. En Estados Unidos y en Europa muchos han
abierto los ojos sobre el carácter abyecto y dictatorial del gobierno de
Santos. Miembros del congreso norteamericano y vectores importantes de la
prensa Europea, sobre todo de España, ya no tragan entero las fábulas de
Santos.
10. El presidente Uribe caracterizó el 4 de
marzo pasado el gobierno de Santos en una frase: “Juan Manuel Santos el jefe
del contexto”. Una dictadura existe
cuando un solo hombre controla todo. La democracia es el mejor gobierno pues
limita al ejecutivo y garantiza las libertades gracias a un equilibrio de
poderes. Eso ha desparecido en Colombia. Uribe lo dice así: “Santos coordina e
impone la impunidad al narco terrorismo para lo cual nada ahorra en aquello de
someter a las instituciones y de coaccionar a los disidentes”. Y hace enseguida
esta descripción imparable: “En clara
violación de la Constitución, impuso la terna del Contralor, exige al Consejo
de Estado anular la elección del Procurador, somete al Congreso con dinero,
reclama ser el dueño de la chequera, exige una ley habilitante y una manera
viciada para reformar la Constitución a fin de legalizar la capitulación ante
la Farc, condiciona aportes a los alcaldes y gobernadores a que sean jefes de
debate del plebiscito, premia periodistas con contratos y con su marrulla hace
despedir a aquellos que caen en desgracia. Manipula a las cortes para que le
acepten todo sobre su disculpa del “hecho excepcional de la paz”.
11. Nadie está obligado moralmente a cumplir las
órdenes de una dictadura. La desobediencia civil contra las órdenes de Santos y
de su clique, está al orden del día, sobre todo desde el grave incidente de
Conejo (y de la continuación de la línea de desprotección de la población
civil, como en Cauca) y de los actuales intentos de captura de rehenes para
humillar y golpear a la familia del senador Uribe y al CD. En Colombia ya no
hay un gobierno legítimo. Hay una clique que juega con las palabras, hace lo
que no proclama, que emplea ejecutores gansteriles sin control legal alguno y
que lleva el país al caos.
12. La falsa promesa de paz de Santos y de las
Farc degeneró en una enfermedad: el pacifismo a ultranza: la paz por encima de
la justicia; la paz por encima de la democracia. La paz por encima de las
víctimas del terror comunista y de los derechos humanos. Inoculado durante los
cuatro años pasados por el gobierno y sus agencias de retórica, esa enfermedad
ha creado un clima de parálisis y de
confusión en amplios sectores de la opinión.
13. Salir a marchar en las calles de Colombia el
2 de abril próximo contra los planes de Santos es demostrar que la ideología
entreguista no ha logrado instalarse en la cabeza de cada colombiano. Es
demostrar que el proyecto de sociedad totalitaria no será realizado sin desatar
una masiva resistencia prolongada en Colombia. Salir a las calles cada vez que
sea necesario, ante cada atropello del gobierno, votar NO en el eventual
plebiscito, vigilar, analizar y denunciar cada movida entreguista del poder son
poderosos obstáculos para la realización de los planes Santos-Farc.
Eduardo Mackenzie
redaccion@periodicodebate.com
@eduardomackenz1
Francia
http://www.periodismosinfronteras.org/tesis-sobre-la-ofensiva-de-santos-contra-el-centro-democratico.html
Periodico Debate,
Bogotá
http://periodicodebate.com/index.php/opinion/columnistas-nacionales/item/11049-tesis-sobre-la-ofensiva-de-santos-contra-el-cd/
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