En
Venezuela cada día los venezolanos amanecemos con un grado más de temperatura
en la olla de presión que hierve por la desesperación, la angustia y la
impotencia de un pueblo que no ve soluciones a la crisis que los pega contra la
pared ante la lenta actuación de los representantes a quienes le impartieron
una orden clara, queremos cambio y no tenemos tiempo que esperar.
La
ambición de poder no sólo es la sintomatología que tiene enferma a las
sanguijuelas que están en el poder, es un virus que se contagia peligrosamente
porque curarla requiere de tiempo y el venezolano que a diario sale a
enfrentarse a la realidad que los consume no tienen tiempo, no bastan clases
magistrales, ni dejar en silencio a la bancada del PSUV en el Hemiciclo donde
secciona la Asamblea Nacional, los venezolanos
no comen ni se curan con eso.
No
es tiempo de protagonismos, ni de campañas presidenciales, es tiempo de
acciones concretas, después de diecisiete años pareciera que el muerto
insepulto responsable de la desgracia que vive Venezuela continua ganando la
partida con la máxima “divide et impera” divide y vencerás, ante la catástrofe
que vive la nación a los nuevos diputados hay que preguntarles ¿Qué prevalece
en ustedes, la libertad de Venezuela o el futuro de sus carreras políticas?
La
respuesta pude resultarnos nauseabunda, porque una banda de mal nacidos está
destruyendo el país frente a nuestras narices, hay un pueblo entero exigiendo
derechos, dispuesto a defenderlos y desde la comodidad de las sillas de la
Asamblea Nacional se continua legislando y aprobando leyes que se estrellan
contra el muro del servil TSJ integrado por delincuentes que dictaron actos que violaron y menoscabaron los
derechos garantizados en la Carta Magna, lo que los hace incurrir en
responsabilidad civil, penal y administrativa según los casos, sin que les
sirva de excusas órdenes superiores como lo establece el artículo 25 del texto
constitucional.
Hay
que asumir el rol ciudadano que el momento exige, el personal y el político
tendrán que esperar a tener país, deben actuar contundentemente o serán un
bagazo político al que se les entregó una oportunidad y la miopía que les
produce la ambición de poder les impidió ver la montaña de estiércol que tenían
enfrente y aún así decidieron tomarse tiempo para limpiarla.
Hay
listas honorables como la de Oskar Schindler que salvó a más de mil doscientos
judíos de morir en los campos de concentración alemanes, las hay también
desgraciadas como la de Luis Tascón que condenó a miles de venezolanos por
ejercer un derecho, en los momentos que vive la Venezuela una larga lista
recoge las razones por las que la sociedad venezolana debe actuar motivada e
invitada por quienes deben ejercer su trabajo como depositarios de la confianza
del pueblo venezolano.
Son
pocos los artículos de la Constitución Nacional que no han sido violados por
quienes usufructúan el poder desde hace diecisiete años en Venezuela, la lista
que respalda la aplicación del artículo 350 para actuar dentro de ella es muy
larga, violación al derecho a la vida (art 43), a libertad personal (art 44), a
la integridad física (art 46), a la inviolabilidad del hogar (art 47), al
secreto a las comunicaciones privadas (art 48), a reunirse pública o
privadamente sin permiso (art 53), a la protección a través de los órganos
ciudadanos (art 55), a la salud (arts 83/84), a la seguridad social (art 86),
al trabajo (art 87), a un salario que permita vivir dignamente (art 91), a
prestaciones sociales (art 92), a educación integral de calidad permanente (art
103), a la iniciativa privada (art 112), a la propiedad privada (art 115), a
disponer de bienes de servicios de calidad (art 117) y el DERECHO A LA HUELGA
(art 97).
El
pueblo venezolano tiene derecho de vivir en libertad, tiene derecho a que lo
respeten, tiene derecho a elegir su propio futuro, tiene derecho a que lo
gobierne un venezolano.
Coronel
Antonio Semprun
coronelantoniosemprun@gmail.com
@AntonioSemprun
Caracas - Venezuela
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