“Soy el único que huye tanto de los vivos como de los muertos. Cazado por carroñeros. Acosado por aquellos que no pude proteger. Así existo en esta tierra desolada. Un hombre reducido a un solo instinto. Sobrevivir”. Frase escuchada en el film “Mad Max”, triunfador en los premios Oscar.
Nicolás
Maduro comenzó su gobierno bajo dos estigmas que no ha podido refutar: su
nacionalidad venezolana y su aptitud para conducir a esa Venezuela post Chávez,
arrasada por una revolución analfabeta de democracia y moral.
Desde
el comienzo se apoyó en una tal “unión cívico militar” que no es más que la
entrega del gobierno a los jefes de la FANB, cuya opacidad en el manejo de los
dineros públicos conocemos desde los tiempos del Plan Bolívar 2000, cuando el
finado engolosinó a los militares enseñándoles que es mejor la abundancia de un
cómodo cogobierno a cambio de sostener a la revolución en el poder, en lugar de
estar sometidos al poder civil y relegados a los cuarteles, como lo ordena la
constitución nacional.
El
48% de los altos cargos gubernamentales está ocupado por militares, la mayoría
activos. Las gordas negociaciones de las importaciones son llevadas adelante
por bolichicos y enchufados, muchos de
ellos con uniforme. La complacencia del presidente hacia los militares no se
limita a su defensa sino que persigue activamente a quienes osan pensar
diferente dentro de los componentes. Los nueve oficiales condenados sin pruebas
fehacientes por lo que Maduro llamó el “golpe Tucano” o el “golpe azul”
muestran la complicidad total entre los intereses del ejecutivo con la cúpula militar
y el estamento judicial.
La
obsesión por no ser sacado del poder teniendo enemigos tan temibles como el
capo rojo, lleva al presidente a permitir la represión salvaje contra las
protestas del año 2014, donde 43 venezolanos murieron, cientos resultaron
heridos y miles atropellados en su libertad de protesta y expresión. Como
siempre, el gobierno culpó a la derecha, a las guarimbas, al imperio y a “La
Salida”, esa protesta promovida por Leopoldo López, Antonio Ledezma y María
Corina Machado que solicitaba “pacifica y constitucionalmente” la renuncia de
Nicolás Maduro, quien a un año de gobierno, ya había hecho amplias
demostraciones de sus capacidades para dirigir a una cada vez más convulsionada
nación.
Hoy
más que nunca, “La Salida” ha demostrado que tenía razón. Venezuela va cuesta
abajo en un barranco económico, social y político que no parece tener fin. Las
razones que produjeron los resultados del 6D están en la boca de cualquier
venezolano. Lo indignante es que en una actitud que escapa a la más mínima
sensatez, el presidente no se da por enterado de lo que sucede y sigue con el
cuentico de vaqueros de la guerra económica, culpando a la “burguesía
parasitaria” y dando explicaciones que hacen sentir estúpido a quien escucha
tales disparates, usualmente en cadena nacional.
Mientras
Maduro habla, canta, baila, inventa, viaja, el país es entregado a pedazos a
una casta de aprovechados, que tal como ocurrió en la Rusia post Unión
Soviética, son los millonarios que dejara la revolución y son quienes van a ser
los dueños de esa Venezuela que quedará como un cuero seco, mientras los
boliburgueses compraran por dos monedas
lo que quede de esta debacle de empresas quebradas, terrenos baldíos y
propiedades cuyos dueños no pueden
mantener.
El
régimen se está defendiendo de su anunciado fin. Le está dando “tenteallá” a
los militares. Según el diario Tal Cual, desde julio de 2013 hasta febrero de
2016, se han creado 11 empresas para el desarrollo económico de la Fuerza
Armada: Banco de la Fanb (Banfanb), Empresa Agropecuaria de la Fanb (Agrofanb),
Empresa Militar de Transporte (Emiltra), Empresa Sistemas de Comunicaciones de
la Fanb (Emcofanb), Televisión Digital de la Fanb (TVFanb); Fondo de Inversión
Negro Primero (Fimnp); Constructora de la Fanb (Construfanb) y Agua Mineral
Tiuna (empresa mixta dentro del complejo industrial del Fuerte Tiuna).
En
enero de este año apareció la Compañía
Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg), la
cual realiza las mismas funciones que Pdvsa, con la diferencia que no tiene que
rendir cuentas sino al ministro de la Defensa y al presidente. Y ahora también
tendrán el control del “plan de rescate” agrícola y pecuario, sobre tierras y
propiedades expropiadas.
El
presidente sigue creando más burocracia, inventando ministerios ridículos como
el de “ecosocialismo” y “agricultura urbana”, mientras la contaminación de las
aguas, la basura que inunda el país, la escasez desesperante de alimentos y
medicinas agobia a un venezolano que ve al gobierno de espaldas a esta realidad
mortal. Decirle a un pueblo que pasa hambre que el plan de siembras en los
balcones y gallineros verticales en las habitaciones va a dar de comer a 30
millones de habitantes, insulta la inteligencia del país.
Las
calificadoras de riesgo internacionales dan como altamente probable un
“default” de Venezuela para sus compromisos en octubre. La ola de
expropiaciones y nacionalizaciones del finado hacen de Venezuela el país con
más demandas internacionales, 38 en total, que le podrían acarrear condenas por
más de 20.0000 millones de dólares. Desesperado por divisas, el panorama del
gobierno es desalentador: un discurso en el que ya nadie cree, deudas mil
millonarias con proveedores, líneas de créditos cerradas, importaciones de
alimentos y medicinas sin recursos, el barril de petróleo por debajo de los 25
dólares, un revolcón electoral que habla del fracaso del régimen y una
incapacidad total para entender su responsabilidad en la inflación galopante y
en la inseguridad que acaba con toda prosperidad. Y todavía no entiende que
debe cambiar su política económica y buscar a gente capacitada para evitar el
cataclismo que se anuncia.
Las
encuestas señalan que un 82% de los ciudadanos quiere que el gobierno de Maduro
termine antes del 2019. La oposición venezolana busca acuerdos sobre los
mecanismos convenientes para dar fin a este desastre que compite con la
película de horror Mad Max. Renuncia,
enmienda, constituyente, revocatorio. Lo que sea efectivo, pero YA, antes que
Venezuela zozobre
Quienes
apoyaron La Salida en 2014, dicen que los hechos les han dado la razón. María
Corina Machado inició esta semana una campaña para pedir la renuncia del
presidente como la vía constitucional más expedita e indolora para la gravísima
crisis de Venezuela. La campaña se llama “La Tuya, Maduro”.
Charito
Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas
Carabobo
- Venezuela
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