CHINA HOY
Cada chino está consciente no solo de lo precaria y superficial que es la calidad de los estudios en las instituciones educativas medias y superiores en su país, sino está igualmente convencido que para surgir económicamente es imperativo terminar los estudios en el exterior, léase en los Estados Unidos. El caso es que la más numerosa fuente de estudiantes extranjeros en las universidades americanas es, por ahora, la milenaria China. Otros países desarrollados intentan competir para llevarse una tajada de la torta sin aun conseguir ocupar un lugar destacado en la visión del hombre de la calle.
El fraude es algo común en China cuando se trata de ingresar en colegios y universidades. Hay especialistas en aquello de hacer trampa para acceder a las instituciones educativas por la via de alterar las recomendaciones, sobornar a los oficiales de admisión de los centros de estudio, o simplemente aportar datos y calificaciones erróneas para salvar los controles.
Que tal práctica pueda ser extrapolada a centros de enseñanza de segundo y tercer nivel fuera de territorio chino es harina de otro costal y sin embargo los asiáticos no han dejado de intentarlo por la importancia que tiene conseguir un diploma con sello americano y esta es una corriente que se mantendrá en la medida en que el mundo siga su camino de transformación en una aldea global.
El volumen de aspirantes y la cantidad importante de requerimientos que es necesario producir antes de aspirar a un puesto en las universidades gringas es tal que ello solo ha justificado la conformación de oficinas de asesoría en suelo chino para garantizar un cupo a los estudiantes chinos dispuestos a pagar por ello.
El hecho de que las universidades norteamericanas tienen cupos limitados para estudiantes extranjeros obliga a los aspirantes a aplicar a varias al mismo tiempo, lo que vuelve aún más lenta y compleja la tarea de la accesión a un puesto.
Lo que consiguieron quienes se dedicaron a “ayudar” a los chinos a través de las vías menos ortodoxas fue que las instituciones americanas se blindaran en cuanto al número y tenor de los requisitos para el ingreso de ciudadanos de terceros países.
Así es como las verificaciones que hoy se practican en aquellos centros de conocimiento que velan por su bien ganado prestigio son verdaderas barreras al fraude y ni hablar de las exigencias que se pondrán en marcha en atención a la orientación de las políticas de la nueva administración republicana.Lo que es una realidad es que el número de familias chinas que aspiran a ver a sus hijos portadores de un diploma de secundaria o de Universidad de los Estados Unidos es creciente.
En este momento se acercan a medio millón los estudiantes chinos que emigran cada año. Los padres de jóvenes originarios de China son capaces de enormes sacrificios para que sus hijos terminen su educación superior en países desarrollados de Occidente. El sacrificio llega hasta la renuncia definitiva a la presencia de los hijos en el hogar ya que los títulos obtenidos por fuera no pueden ser homologados para el ejercicio profesional en China. Su destino, es pues, permanecer en el exterior con una buena capacitación profesional que les permita, además de llevar una vida digna, contar con una segunda lengua.
El volumen de aspirantes y la cantidad importante de requerimientos que es necesario producir antes de aspirar a un puesto en las universidades gringas es tal que ello solo ha justificado la conformación de oficinas de asesoría en suelo chino para garantizar un cupo a los estudiantes chinos dispuestos a pagar por ello.
El hecho de que las universidades norteamericanas tienen cupos limitados para estudiantes extranjeros obliga a los aspirantes a aplicar a varias al mismo tiempo, lo que vuelve aún más lenta y compleja la tarea de la accesión a un puesto.
Lo que consiguieron quienes se dedicaron a “ayudar” a los chinos a través de las vías menos ortodoxas fue que las instituciones americanas se blindaran en cuanto al número y tenor de los requisitos para el ingreso de ciudadanos de terceros países.
Así es como las verificaciones que hoy se practican en aquellos centros de conocimiento que velan por su bien ganado prestigio son verdaderas barreras al fraude y ni hablar de las exigencias que se pondrán en marcha en atención a la orientación de las políticas de la nueva administración republicana.Lo que es una realidad es que el número de familias chinas que aspiran a ver a sus hijos portadores de un diploma de secundaria o de Universidad de los Estados Unidos es creciente.
En este momento se acercan a medio millón los estudiantes chinos que emigran cada año. Los padres de jóvenes originarios de China son capaces de enormes sacrificios para que sus hijos terminen su educación superior en países desarrollados de Occidente. El sacrificio llega hasta la renuncia definitiva a la presencia de los hijos en el hogar ya que los títulos obtenidos por fuera no pueden ser homologados para el ejercicio profesional en China. Su destino, es pues, permanecer en el exterior con una buena capacitación profesional que les permita, además de llevar una vida digna, contar con una segunda lengua.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Internacionalista
El Nacional
Miranda - Venezuela
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