CHINA HOY
China no esperó demasiado para reaccionar ante la exigencia de Donald
Trump a su equipo de elevar el gasto militar anual pensando en eventuales
acciones frente a sus potenciales o reales enemigos.
Es evidente que el incremento de 7% en el gasto militar de los asiáticos
para el año 2018 no es debido únicamente al desafío bélico que pudieran tener
que enfrentar ante los americanos de la era Trump. La expansión del presupuesto
de guerra chino, recién anunciado con ocasión de la reunión cimera del Partido
Comunista, por parte de Li Keqiang, el Primer Ministro, obedece a la necesidad
sentirse poderosos en ese terreno, pero, además, de cacarearlo regional y
mundialmente.
Sin duda que el petitorio del presidente americano de actuar en ese
campo, era la ocasión perfecta para hacer saber ante el escenario planetario
que el Imperio del Centro no se quedará atrás frente a la provocación de la
primera potencia mundial.
Solo que es vital saber leer entre líneas las cifras de guerra. Es
cierto que un aumento de 7% suena colosalmente grande para un país asediado con
necesidades imperiosas en lo social y en lo económico como lo es la China de
hoy.
Si sacamos la lupa para observar los números de 2018 , nos encontraremos
que este año de 2017 el incremento fue de 7,6%, es decir que la expansión
propuesta es más de medio punto inferior. Pero si afinamos la observación,
veremos que en los tres años anteriores – es decir 2014, 2015 y 2016- la
expansión presupuestaria del rubro militar superaba los dos dígitos.
En términos relativos, el crecimiento del presupuesto chino para
enfrentar agresiones – o para iniciarlas- no solo se viene achicando sino que
al compararlo con la expansión del gasto americano se queda realmente tibio.
Y en términos absolutos, y aun tomando en consideración que China exhibe
el segundo presupuesto mundial en seguridad y defensa después de los Estados
Unidos, las cifras de los dos gigantes no son comparables. Los 150 .000
millones de dólares que Beijing destina a estos rubros son una fracción modesta
de los más de 600.000 millones que se transan en Washington.
Aun no es posible saber si el desiderátum de Mr. Trump se materializará
y si realmente sus planificadores podrán extraer los 54.000 millones de dólares
adicionales propuestos de los montos que en el pasado se asignaron a ayuda
externa. Hasta el presente, el inmediato propósito del nuevo presidente
americano es el de demostrar que sus promesas electorales están allí para
cumplirse. Pero mucha agua va a correr por ese río antes de que, en mayo, la
cifra final sea anunciada. Y el tema será dirimido en negociaciones que tendrán
lugar entre el Capitolio y la Casa Blanca en las que otros temas tendrán un
peso significativo.
¿Hay realmente motivo de preocupación en el mundo exterior cuando se
observa esta batalla entre las dos potencias para demostrar poderío?
Francamente no en este momento. El tema sirve, en la hora actual, para airear
los importantísimos temas de Seguridad y Soberanía. Tanto en el caso de un
nuevo gobierno que desea hacerse respetar internacionalmente como en el caso de
uno que siente que viene perdiendo respeto fuera de sus fronteras por sus
debilidades internas, otras prioridades son las que dictarán el camino a seguir
en materia de gasto público.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Internacionalista
Miranda - Venezuela
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