FORMATO DEL FUTURO…
Un pensamiento pertinente.
" Caín y Abel fueron hermanos y por no dialogar o entenderse,
uno
mato al otro.
¿Era eso necesario? "
Hasta las cumbres se le acabaron al Gobierno venezolano. Tan pocas son,
que a las que puede asistir, la representación nacional se la encomiendan a la
señora que detenta el cargo de Canciller. Y ya ella sabe lo que debe decir. Curiosamente,
diferente a lo que decía quien le precedió en el cargo. Es decir, el mismo que
la designó a ella.
En fin, dos visiones y dos discursos totalmente distintos, aun
representando los mismos intereses. ¿Por incoherencia?. ¿Por pragmatismo
político?. 0tros, desde las propias entrañas del Gobierno, dirían que todo
obedece a que como ya no está presente el hoy difunto, ahora se le puede dar
rienda suelta a la locura que para muchos significa y es el ejercicio del
poder. Sí, esa misma posibilidad que debe mantenerse y en razón de la cual hay
que hacerlo todo, y por sobre todo; incluso de la misma vigente Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela.
Lo peor para el país y sus habitantes, sin embargo, mucho más allá de la
imposibilidad de asistir a las cumbres y provocar ruido efectista, es que, con
las cumbres, también se han cerrado otras puertas. Y la más importante es la de
la credibilidad de las fuentes financieras globales en Venezuela y en su
Gobierno. Nadie cree en el par. Porque no es posible creer en un país en donde
las instituciones públicas, sencillamente, son una sola. Y en donde aquella que
es la garante de la legitimidad de la voluntad ciudadana, la Asamblea Nacional,
responsable constitucional ante el mundo de lo bueno o malo que hacen los
administradores del Estado, está políticamente anulada.
¿De qué le sirve al mundo que los venezolanos, por obra y gracia de las
diferencias de sus dirigentes políticos, no se ocupen de impedir que la
confianza en la Nación y en sus instituciones, sencillamente, no revista
ninguna importancia para financistas, suplidores de bienes e insumos,
organismos multinacionales, instituciones no gubernamentales?. Ese,
sencillamente, es un problema grave y delicado que deben resolver los hijos y
administradores de ese país. Porque mientras eso no suceda, no hay acuerdo
bancario posible o financiero sin que incluya un altísimo costo por el riesgo
que implica negociar con ese tipo de
cliente o asociado.
Por otra parte, ¿ y cuál es verdaderamente el estándar de cierta
credibilidad de y en un país que ha perdido hasta su derecho al voto en el seno
de la 0rganización de las Naciones Unidas, por maula?.
Definitivamente, para Venezuela, los podios y los escenarios
mundiales cada día se reducen en
cantidad y en calidad. Son cada vez más escasos. Pero también más reacios a
servir de tribuna para justificar lo injustificable. Para servir de espacio
para construir excusas y difundir argumentos que, de paso, van en
contracorriente de todo aquello por lo que abogan interlocutores y espectadores. De lo que pregonan, practican y defienden sus gobiernos
y, obviamente, sus parlamentos y representaciones partidistas, es decir, su
gran preocupación y reclamos por la situación y precariedad que sufren más de
30 millones de ciudadanos en un petroestado llamado Venezuela.
¿Cree realmente el Gobierno venezolano que sus actitudes y discursos
cargados de adversidad emocional, e influido por pensamientos tendentes a
ocultar el sol con un dedo, es suficiente para impedir que los gobiernos del mundo que tienen
representaciones diplomáticas en suelo criollo, no se atrevan a informar y
hacer uso de su percepción de la verdad, para hacerle el favor del silencio
cómplice a las autoridades nacionales?. Imposible que eso sea así. Más allá, inclusive
del pésimo mal olor que expele el disco rayado del “injerencismo”.
No es asunto de amor o de desamor político. Tampoco de una supuesta
discapacidad afectiva o comercial. Es que los ojos del mundo, que siguen
posados sobre Venezuela “y lo suyo”, ya no se pueden desviar –ni es posible que
terminen desviándose- del reconocimiento de que no es tan cierto lo que las
autoridades pregonan. Ellas asocian bondad y preocupación para decir y tratar de convencer que asignan más
del 70% de su Presupuesto anual a la atención social y a la construcción en un
año de un millón quinientas mil viviendas de interés social. Sin embargo, no
disponen de argumentos ni respuestas sinceras y confiables para explicar a qué se debe que en Venezuela cada
día hay más mendigos, miles de familias "sin techo" y que deambulan
por las calles de la nación, e indigentes con niños y ancianos hurgando en la
basura para comer algo. Mejor dicho, para saciar el HAMBRE( con mayúscula).
Recientes Estudios de universidades e instituciones no gubernamentales
han puesto al país y al mundo en conocimiento de que sus investigaciones,
arrojan resultados alarmantes y dignos de la mayor atención: casi diez millones
de venezolanos sólo pueden ingerir alimentos una o dos veces al día; una parte
importante de la población, como consecuencia, ha perdido de 9 a 15
kilogramos de peso corporal por hambre o
dieta obligada; mueren niños y ancianos a diario por desnutrición. Y lo peor,
mujeres embarazadas en condiciones de malnutrición, comienzan a dotar al país
de generaciones de niños cuya posibilidad de desarrollo físico y cognoscitivo
es una verdadera quimera.
De igual manera, los gremios del empresariado privado productor o
procesador, destacan que los puertos
marítimos del país, otrora de gran actividad importadora o exportadora y que
hicieron posible que al país se le calificara de ser un modelo de economía de
puertos, hoy es un verdadero cementerio por su quietud y soledad.
No podía ser de otra manera; ha perdido el 60 % de sus industrias; las
que funcionan, lo hacen en un 40% de su capacidad instalada por la carencia de
insumos y de materias primas. Y el altísimo contingente de trabajadores
portuarios, sencillamente, está obligado a operar como simple espectador del
templete en el que se ha convertido el negocio importador de parte de
monopolios gubernamentales. De la compra de materias primas e insumos basada en
la ventaja oligopólica de la administración absoluta de las divisas que genera
el negocio petrolero, como del dominio absoluto de la manera como en Venezuela
se puede hacer uso de un cuarteto de tipos de cambios que se desplaza de
acuerdo a la luz oficial o de sus decisiones en materia económica.
Porque divisas sí hay. La renta petrolera lo hace posible. Sólo que de
todo lo que ocurre a su alrededor y en su empleo basado en una opacidad que
plantea el calladísimo Banco Central de Venezuela, es materia para el misterio
informativo.
Misterio que, sin embargo, se despeja a nivel internacional casi a
diario. Y en donde se imponen tres deducciones: el negocio petrolero venezolano
es una actividad en vías de acelerada reducción, que no equivale a extinción ni
a paralización; la disponibilidad de los fondos es un asunto de uso exclusivo
del Gobierno en atención a sus desconocidas –aunque deducibles- estrategias; si
evitar caer en impago o default implica depender de importaciones y no del alto
costo de la producción interna, así se
hará, aunque la población tenga que seguir haciendo cola para comprar pan o
que, para satisfacer sus necesidades alimenticias, tenga que depender de la
distribución de alimentos bajo el formato Clap, y/o someterse al forcep que implica
adquirir bienes a precios internacionales y dolarizados, cancelables con bolívares devaluados y seriamente
erosionados por la hiperinflación.
¿Y en cuanto al duro asunto de la corrupción?. Ese es otro tema. Mejor
dicho, materia de la absoluta incumbencia anuladora del Tribunal Supremo de
Justicia.
Lo otro, lo de la economía recesiva, no es materia que trascienda más
allá de lo que se habla y se analiza entre jugos y café que se consumen en las
ya rutinarias conversaciones de los martes de cada semana en el Consejo
Nacional de la Producción o de la Producción Nacional y que, para los efectos
prácticos, termina en lo mismo: en lo que se hará algún día; nunca en lo que se
tiene que hacer hoy para que mañana ya no haya una economía recesiva en el
país. Porque, al fin y al cabo, ya no hay que ocuparse de incrementar la
oferta. Con lo poco que hay, es casi suficiente. El nuevo problema es ¿quién
puede -o podrá- comprar a los nuevos precios?.
Del HAMBRE, entonces, (en mayúscula), es que hay que ocuparse, con la
misma devoción que del “pan nuestro de cada día”, como reza la oración. Y eso,
según el neopragmatismo administrativo es con aumentos salariales, aunque no a
la velocidad de las “bonificaciones socialistas o cestaticket revolucionarios”,
que, después de todo, generan un mayor impacto colectivo, por aquello de la
ilusión monetaria. El asunto inquietante –y ante el que no hay respuesta ni
siquiera entre sorbos de café y de jugo- es que del HAMBRE se pase a HAMBRUNA
(también en mayúscula).
Quizás entonces pudieran ser los entendimientos políticos y partidistas
los que se ocupen de hacer el trabajo de construir el milagro de la respuesta
necesaria por impostergable. Incluso, de un proceso electoral, como de un
acuerdo que eche las bases para que eso suceda.
¿Pueden el Gobierno y la población seguirse sosteniendo tranquilamente,
en un ambiente de hostilidad comprimida –o reprimida- ante esta inocultable situación de
pertinencia mundial?. Si el diferimiento sistemático de respuestas y decisiones
va a mantenerse por sobre la necesidad de ir a soluciones de fondo, a la vez
que se minimiza la importancia de
apresurar algún tipo de acuerdo, amnistía o diálogo de verdad, con
responsabilidad y respeto, entonces, no habrá capacidad afectiva que funcione.
El tiempo es inexorable. El mundo está asombrado sobre cómo fue que en
Venezuela, en tan corto tiempo, se logró el récord de hacer
"desaparecer" una gran fortuna, quizás más grande que la que se
perdió en Europa durante la Segunda Guerra mundial.
Parte importante de la ubicación de esa fortuna que se convirtió en
riqueza mal habida, ya está ubicada, localizada y reportada por la banca
mundial y muchos organismos
gubernamentales. Aquellos que insistan en ocultarla, se les pudieran quemar las
manos. Porque, algún día, tendrán que
rendir cuentas sobre su origen. El hábil uso de la tecnología, ciertamente, permite esconder
enormes capitales de nacimiento contra natura, y que en el caso de Venezuela
pudiera estar alrededor de los 350 mil millones de dólares. Sin embargo, tal
monto, que se estima en capital
equivalente a 8 años de producción petrolera venezolana a los precios actuales,
genera serios ruidos éticos que no toda la banca está dispuesta a esconder.
Se trata, además, de una cantidad que supera el presupuesto anual de
varias naciones y que es imposible no citarlo en las cumbres donde, a la vez
que se reprueban las autocracias y el desconocimiento de la importancia de las
democracias liberales, se acusa a los que, además, le hacen el juego cómplice
al terrorismo internacional y al lavado de capitales provenientes del delito.
Ciertamente, hay millones de ciudadanos en todo el mundo que dudan de
las eficiencias procedimentales y sancionatorias que, instituciones como la
0rganización de las Naciones Unidas y de la propia 0rganización de Estados
Americanos, pudieran hacer posibles acciones ejemplares en contra de infinidad
de delitos de especial sofisticación global. No obstante, cada día que
transcurre, el propio efecto que significa la acción de individualidades o de
grupos enquistados en la administración de los estados con fines delictivos,
tiende a identificarlos y a convertirlos en reos morales de las sociedades.
Hoy Venezuela es un país de muchas puertas cerradas en el mundo. No
obstante, otras siguen abriéndose; especialmente, aquellas que han ido
propiciando la multiplicidad de anticuerpos en favor de la importancia de no
convalidar impunidades que hagan viable y sostenible a delitos y delincuentes.
Son las puertas que, en su momento, harán posible la aparición progresiva de
las sanciones en contra de quienes hoy, seguramente, apuestan por la aparición
de males mayores, antes que de soluciones propias de los países en donde abunda
el culto a la ceguera, y no a la de ver e identificar las causas de aquello por
lo que se restringen los afectos.
Egildo Lujan Navas
egildolujan@gmail.com
@egildolujan
“Gente” Generación Independiente
*Coordinador Nacional de IPP - Gente
Miranda - Venezuela
Eviado a nuestros correos por
Edecio Brito Escobar
ebritoe@gmail.com
CNP-314
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