jueves, 16 de marzo de 2017

JOSÉ ANGEL BORREGO, DESESPERANZA

REFLEXIONES

Un amigo a quien reconozco absolutamente como tal, está convencido en lo más íntimo de su conciencia que en Venezuela no habrá elecciones durante lo que resta del 2017 y posiblemente tampoco el año entrante. “Los comunistas (léase chavistas en nuestro caso) no hacen elecciones. Solo remedos como en Nicaragua y Cuba”, dice nuestro amigo. Y este servidor, optimista impenitente, pretende eludir tanta desesperanza. Ante nuestro alegato de que no somos cubanos, cree que aprendimos a imitarlos. La presión internacional no la avizora. El posible estallido social lo duda porque el Gobierno juega con el sedal casi a sabiendas de que nadie podrá impedir la represión que cada día violenta todo derecho. En fin, ningún argumento queda sin respuesta, las cuales extrae de lo que observa en el panorama venezolano.

No obstante, este modesto escribidor de pistoladas aún pretende ver una imaginaria lucecilla al final de este oscurísimo túnel, al que los políticos que aseguran ser de oposición han contribuido a ennegrecer con tanta torpeza junta y tan repetitiva.

Los indicadores de opinión pública hablan de un rompimiento entre el país y quienes dicen ser sus líderes. Lo único estimulante es que el abismo que separa a los venezolanos del oficialismo cada vez es más dramático. Apenas 7.8 % de personas consultadas se manifiesta afecta al régimen lo cual envuelve todo lo que significa chavismo. Solo Chávez, ido ya y sin posibilidad de retorno, mantiene afectos en el sentimiento de un apreciable porcentaje de compatriotas, razón por la cual Maduro y sus huestes buscan azorados emparentarse con “el legado” del difunto. Tan solo esa frágil y muy delgada línea (nostálgica casi) del divorcio del venezolano con el régimen, sostiene el tinglado emocional del 92,5 % del país, pero nadie podría asegurar cuán confiable es la estructura de esta expectativa.

El “qué hacer” debió constituirse en la interrogante más relevante del liderazgo partidista de la MUD, pero no con tediosos y repetidos discursos que no calan en la conciencia de quienes pretenden mayor orientación sobre realidades que no pueden conjurarse a base de lisonjas. Y lo decimos, porque hasta ahora, más allá de lapsos inexplicados, nadie difunde una idea concreta sobre cómo resolver algún problema, aunque fuere uno de tantos, cuando Maduro ya no regente al país.

Técnicos van y técnicos vienen de muchos rincones del fogón noticioso, pero sin que exista una fórmula para estrechar la brecha entre los ingresos del ciudadano y sus necesidades diarias al menos. Porque cada incremento del sueldo mínimo se traduce de inmediato en una ola impúdica de especulación prevalida de la total ausencia de eso que los romanos denominaron auctoritas. Vivimos en un pueblo con muchas leyes, excesivas diríamos, pero sin un solo funcionario que las haga cumplir. Por ello los explotadores del pueblo se hacen incisivos mientras dispendian coimas entre cuanto empleado público existe, desde ministros hasta porteros, sin excepción alguna. Frente a tan discordante realidad nadie puede hacer nada concreto. Pero los políticos de oposición, si se hubieran dedicado a organizar al pueblo a través de organizaciones que han dejado de existir por ausencia de dirigencia, habrían podido frenar el ímpetu criminal que se yergue contra el país alevosa e impunemente.

¿Luz en el túnel? Quisiéramos que la que creemos ver no sea un espejismo. De acuerdo a mediciones de opinión pública el país aún confía en Leopoldo López y Lorenzo Mendoza. Uno preso por molestar al régimen y el otro acosado por su actividad productiva; además, poco amigo de incursionar en menesteres políticos. Detrás de ellos todos los demás “líderes” obtienen poco reconocimiento de parte de quienes se supone son sus ejércitos. Caciques sin indios, pues, diría Hugo Chávez acertadamente. ¿Y hacen algo al efecto? Sería la segunda inquietud. No lo vemos. Apenas jeroglíficos indescifrables que no concatenan con la reivindicación que ansía y merece ese colectivo que aglomera al 92,5 % de los venezolanos.


Aspiramos que en el cortísimo plazo, entre el hoy y un mañana irreversible, alguien comprenda que debe convocarse a la inteligencia del país que no radica para nada en la mustia hoja de ruta de cúpulas variopintas  que pretenden abanderarnos.

José Angel Borrego
periodistaborrego@gmail.com
@periodistaborr1
Anzoategui . Venezuela

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