AGORA DE IDEAS
Los dirigentes de los partidos políticos, luego de la inmolación que
significo acudir a las elecciones parlamentarias 2015 sin sus respectivas
tarjetas partidistas, han optado por salir a defender el derecho político de la
libre asociación; los partidos políticos no han de entenderse como
organizaciones efímeras y fugaces, sino como instituciones que tienden a
enraizarse en diversos sectores de la sociedad que terminan por compartir los
ideales y programas de esas instituciones partidistas.
Avanzada Progresista (AP), organización que lidera y preside el gobernador
larense Henri Falcón, salió a ejercer ese derecho, abrió el camino para que las
otras organizaciones partidistas, a la luz de la experiencia de los
progresistas venezolanos, puedan al igual que ellos cubrir exitosamente su
renovación. Ya, al punto de llegar al último pétalo, Voluntad Popular (VP) ha
decido responsablemente, con elevado sentido político, concurrir a un proceso
de renovación, que estimamos obtendrá.
Mientras los partidos de la opción democrática han entendido la
importancia de no ceder sus espacios a ideas hegemónicas, algunos individuos
elevados a la categoría de analistas por algún togado repartidor de dignidades
“online”, se dan a la tarea de colocar en duda las capacidades y
responsabilidades de los partidos políticos venezolanos.
La idiotez de algunos los lleva a sugerir que el gobierno busca la
oposición que desea, otorgándole al gobierno virtudes que no tiene, pero, peor
aún, evidenciando escasa profundidad analítica al no percatarse que la
oposición de hoy no busca ese rol, sino que aspira las funciones que otros
ejercen desde el poder. Así las cosas, debe quedar claro para los analistas de
Tablet y Mocaccino, que la oposición dejará de ser lo que es para pasar a
ejercer el gobierno. Claro, desde las frías salas desde donde escriben y cobran
seguirán pariendo, por fórceps, pero pariendo, novedosas truculencias y otras
cuantas ficciones que tropezarán contra una realidad que se manifiesta en la
legitimidad que, cada vez más, adquieren los partidos políticos.
El gobierno no se plantea la construcción de una oposición cómoda, sino
que comienza a armar su futuro en condición de oposición, de modo que no
resulte competido por otras fuerzas del mismo signo. A eso es a lo que juega el
gobierno, lo que busca afanosamente; qué importa los años del PCV como fuerza
política, pequeña pero presente en la vida de la nación. A quién le importa el
MEP, cuando ya Prieto descansa en paz. Quién quiebra lanzas por el “gordo”
Barreto y sus Redes.
En el pensamiento de Chávez siempre estuvo bien definido una visión
hegemónica que no solo se traducía en el ejercicio de un poder autoritario,
sino que también tenía su correlato con la existencia de un partido único de
izquierda. Tal simplificación se resumía en el nacimiento del Partido Único de
Socialista de Venezuela, propuesto en el 2006, pero que tropezó con la
terquedad afortunada del PCV, Podemos y otros. No pudo Chávez en aquella
oportunidad, pero ahora lo instrumentan sus herederos.
A los partidos de la oposición democrática les toca no ceder sus espacios,
insistir en existir, entre otras cosas porque tienen como renovarse, pero
además porque son esenciales para el ejercicio democrático. Ya no solo se
dispone de la MUD, sino con los progresistas con AP quienes se afianzaron y
consolidaron como una fuerza nacional. En el transcurso del difícil proceso de
renovación se irán incorporando otras importantes organizaciones políticas que
significarán la energía necesaria para un cambio de rumbo.
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
Caracas - Venezuela
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