lunes, 24 de abril de 2017

LUIS GARRIDO, UN PUEBLO RESTEADO

HABLA LA CONCIENCIA

La irresponsabilidad del presidente no solo lo limita a gobernar con la estrechez de su imaginación y escasa capacidad para desempeñar el cargo que ostenta;  si avanzamos más allá,   nos encontramos que el costo de la ruptura institucional ha colocado al país en una confrontación de guerra,  donde las armas del gobierno tratan de apagar la voz de los venezolanos en la calle pidiendo la libertad de los presos políticos, la destitución de los magistrados golpistas, la apertura del canal humanitario y elecciones ya; a las cuales Maduro les tiene terror, conociendo por adelantado los resultados de una derrota aplastante en las urnas electorales.  Lo sucedido y vivido de esta experiencia nos lo muestra la rabia de un pueblo, la defunción de su esperanza y un cementerio de ruinas de lo que es hoy Venezuela después de 18 años gobernada por parásitos corruptos que encarnan la fuerza bruta, el engaño, la ignorancia y la más ruin miseria humana.                   

Más que el peso del dinero, es la descomposición moral;  instituciones con personas  arrodillada ante el dictador. Cantos de alabanzas y muestras adulantes que expresan el servilismo más aberrante ante los despropósitos de este gobierno.  Es con esas manifestaciones de solidaridad incondicional como se ha mantenido Nicolás, porque no es verdad lo de las encuestas tarifadas que abultan números imaginarios: el pueblo calla, pero la mecha va encendida por debajo de la tierra.            .                     

Más que hacer mediciones del tiempo faltante o de lo que va ocurrir en las semanas venideras, mejor es analizar la frialdad que aun se observa en un amplio  sector de la población  ante la gravedad de lo que se avecina con el calentamiento de las calles, frente al otro sector que con la mano en el corazón se restea por Venezuela.  Respondámonos esta pregunta:   ¿pudiera un hombre,   por más apoyado que esté en la pasividad complaciente de la fuerza militar y la utilización perversa de los recursos del estado,  ser más fuerte que el poder de un pueblo bravo dispuesto a rebelarse contra la tiranía?              
            

El mensaje está en la calle y aun cuando se difiera en estrategias y  procedimientos propios de un universo partidista, con la Constitución en la mano vamos en una misma dirección. Es muy poco lo que falta, y debe llamarnos a la reflexión que estando el porvenir de la República en nuestras manos, no seamos capaces de sostener las puertas abiertas de la rebeldía frente a quien, de la manera más cobarde e insolente, amenaza y actúa con las fuerzas de las armas buscando sembrar el terror.  Nos estamos jugando el destino: o somos prisioneros de la mordaza autoritaria o elevamos desde lo más profundo de nuestro pecho  un grito de libertad que retumbe en todo el continente.     

Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo - Venezuela                  

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