En todos los
deportes existen los jugadores promedio, y por supuesto los jugadores fuera de
serie. Los primeros, no es que sean malos, sino que no siempre sobresalen; ello
quiere decir que hacen las jugadas que les están encomendadas y se esperan de
ellos para el quehacer diario.
En el caso
de los superestrellas, fuera de serie, o los cracks se considera que, no sólo
son capaces de hacer las jugadas de rutina, sino que en un lance de
virtuosismo, de talento superior, son capaces de hacer jugadas inesperadas que
pueden darle la vuelta de manera dramática a un evento, o un juego.
En los momentos cumbres de un partido son capaces de
llevar al público, y sus fans especialmente al paroxismo, con un lance maestro
que explota las emociones colectivas para alcanzar el triunfo.
A decir
verdad me gustan todos los deportes, pero debo confesar que me apasionan
excesivamente cuatro, o cinco, sin que en ello haya prioridades, sino
ocasiones. Me refiero al futbol, al béisbol, al baloncesto, al boxeo, y el
atletismo.
Es por ello
que guardo en mi memoria momentos espectaculares de cada uno de ellos, como el
mundial México 70, y el Brasil de Pelé; el mundial de Alemania 74, de
Beckenbauer; el mundial Argentina 78, de Kempes; el mundial 82, de Rossi; el
del 86, de Maradona; el 90 con Klinsman; 94 Brasil de Romario como líder; 98
Francia de Zidane; 2002 Brasil, de Ronaldo; 2006 Italia de Buffon; 2010 de
Iniesta; 2014 de Kroos, y 2018 con Francia campeón, y su líder Mbappé.
Otro tanto
puedo recordar de momentos estelares del béisbol con Reggie Jackson; Derek
Jetter; Mariano Rivera con los Yankees (cada uno en su tiempo); Carl
Yastrzemsky, Luís Tiant; Big Papi (Boston); Pete Rose; Concepción, Tany Pérez
(Cincinnati); Roberto Clemente; Manny Sanguillén (Pittsburg), Ozzie Smith
(Saint Louis); Omar Vizquel, Galarraga (Texas, y Colorado), entre un sinfín de
estrellas.
Recordar
juegos olímpicos y ver correr a figuras como Ben Johnson; Carl Lewis, o Usain
Bolt, nos hace recrear mentalmente la maravilla que puede alcanzar el talento,
y la constancia de los humanos.
A Michael
Jordan en el baloncesto de la NBA y sus Chicago Bulls, o a Lebrón James con los
Miami Heat, para solo citar a dos superestrellas de esa disciplina. Del mismo
modo, podría pasar largo rato recordando figuras estelares del boxeo, como:
Cassius Clay (Muhammad Alí); Joe Frasier; George Foreman; Sugar Ray Leonard;
Mano e´ Piedra Durán; De la Hoya; Marvin Hagler; Pacquiao; Mayweather, y otros
púgiles también notorios en distintas categorías.
Con la
reseña de estos grandes deportistas quiero destacar que ellos fueron capaces de
deslumbrar al mundo gracias a su talento, y su tenacidad, pero también porque
junto a ellos estaban otros grandes deportistas y técnicos, quienes sin ser
superestrellas eran también muy buenos desarrollando tácticas y estrategias previamente
diseñadas y practicadas hasta el cansancio para dominar a sus rivales.
En el caso
de la política hay unos líderes emblemáticos, como Churchill en la segunda
guerra mundial, y Rómulo Betancourt en Venezuela, a quienes las circunstancias,
junto a su talento, les llevaron a ejercer roles definitivos y triunfadores.
Pero no todos los políticos tienen ese talento, y sin embargo, son capaces de
hacer el trabajo correcto a diario para vencer a sus contrincantes.
Con esto lo
que quiero decir, es que todos los políticos, asesores, y ciudadanos de la
oposición debemos hacer las jugadas diarias correctamente, y ya se harán
presentes los superestrellas para rematar la jornada que todos deseamos, como
es derrotar al comunismo que nos asfixia y destruye! Se puede.
Román Ibarra
@romanibarra
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