Van ya casi dos meses sin escribir y por supuesto sin
publicar textos nuestros aquí.
Para mi escribir es uno de los placeres que decidí
realizar, hace algunos años, hasta que
el cuerpo aguante y la mente lo permita.
De los otros tres placeres escribí en nuestro último
post, y si nuestros lectores desean saber cuáles son, pueden conocerlos, cuando
lea la invitación que hice para un conversatorio sobre nuestra experiencia en
el Camino de Santiago.
De tal manera que, no escribir por casi sesenta días
es una rareza en nosotros. ¡Casi un pecado!
El pasado diez de enero del 2019 un amigo invitó por
twitter, junto con muchos otros, a manifestar repudio por la juramentación de
Maduro para un nuevo período presidencial en Venezuela. Debo reconocer que no
participé y las fotografías del evento mostraban poca gente. Me sentí mal por
ambas cosas: no participar y la poca asistencia.
Tan sólo tres días después de este hecho, en una
reunión familiar, a la que asistimos once personas, diez de ellas me expresaron
–sin yo preguntárselos- que iban a
participar en la manifestación del 23 de enero, convocada por Juan Guaidó. Y lo
hicimos, junto con millones en toda Venezuela.
Lo que ha ocurrido, desde ese día 10 de enero, en
estas primeras jornadas del 2019, en Venezuela, no creo que sea necesario
repetir y tampoco analizar. Ya habrá tiempo de hacerlo cuando salgamos de la
coyuntura que transitamos. Simplemente,
estos días los hemos vivido. Dudo que algún venezolano, dentro o fuera del país
no haya sido impactado. La enorme
mayoría, positivamente.
Vivo la situación venezolana en carne propia. No solo
la falta de medicamentos, el costo de los alimentos y de cualquier necesidad,
sino también la diáspora. Tres de cuatro hijos
y cuatro de seis nietos viven fuera del país. No es poco para alguien
que espera vivir cerca de los suyos sus últimos años con el calor de su familia
en su entorno cercano. De tal forma que, estos días me han dado esperanza.
Mucha esperanza.
Ayer mientras escribía las líneas anteriores se fue la
energía eléctrica. Han sido más de 24 horas en la mayor incertidumbre y
oscuridad. Pero, quiero ser positivo. La foto que acompaña éste texto es de un
amanecer mirando la Sierra Nevada de Mérida, en uno de esos días que el inicio
de la jornada nos hace pensar lo hermoso que tenemos frente a nosotros. Espero
que igual sea, para lo que está pronto por ocurrir. Hermoso fin de semana les
deseo a todos. Nos encantará conocer sus pareceres sobre lo escrito. ¿Se
animan?.
Humberto Ruiz Calderon
ruizch2@gmail.com
@Ruizhumberto
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