Al gobierno nacional, me refiero al que manda y que tiene con qué y cómo hacerlo, las cosas en estos días de aislamiento social y cuarentena le ha salido mas menos bien. Para ser un régimen profundamente desprestigiado y de cuestionada legitimidad la imposición de las medidas le ha salido, por decir lo menos, muy baratas.
La tragedia en Europa (Italia, España, etc.) luego del despegue de la emergencia sanitaria internacional en Wuhan, se convirtieron, sin decirlo, en la justificación para que la ciudadanía se resguardara en casa sin oponer mayor resistencia. Es por la vida, que siempre hay que proteger y resguardar, y no porque un gobierno profundamente mal evaluado lo recomiende o lo imponga. No es un éxito de Maduro, sino de un valor extraordinario como lo es el de la responsabilidad.
¿Cheque en blanco?
El comportamiento de la sociedad venezolana, hasta hace pocos días, era y sigue siendo responsable, serena y dispuesta a hacer los sacrificios que fuera necesario para evitar la propagación violenta de la pandemia, convencida y en conocimiento que el gobierno en esas circunstancias poco podía hacer dado el debilitado el sistema de salud nacional.
La sociedad reclama del gobierno un mínimo de responsabilidad y de atención a las exigencias societales. No basta con pedir, sino que hay que dar y no solo discursos, se demanda la prestación de algunos servicios que hagan posible el cumplimiento de las recomendaciones de la OMS. Y qué tenemos frente al comportamiento cívico de la sociedad venezolana: escasez de agua, indispensable para mantener el aseo e higiene; frecuente y sistemática interrupción del fluido eléctrico en todo el país. Frente a esas circunstancias no tan nuevas, ahora se suma la incapacidad del gobierno para producir combustible, bien por el mal estado de nuestras refinerías o por la incapacidad financiera para importar gasolina, y si contará con los recursos habría que rogar para que alguien se atreviera a transportarla hasta el país.
La sociedad cumple, no entrega cheques un blanco, y exige del gobierno su contraparte, de lo contrario, veremos a Maduro y su combo, como dice un refrán llanero, “bailando en un tusero.”
Sentido común
El cumplimiento de las medidas recomendadas por los organismos internacionales (OMS-OPS) comienzan a debilitarse; la ausencia de gasolina que solo podrá llegar a través de las importaciones de acuerdo al experto petrolero Evanán Romero; la escasez de alimentos que comienza a observarse en los mercados amén de la subida de precios, agitarán la paciencia de todos los sectores de la sociedad.
Los logros por impedir la expansión de la pandemia pueden derrumbarse dramáticamente. La diatriba entre el gobierno nacional y líderes regionales abonan a ese camino. El anuncio de Guaidó and company de otorgar 5 mil dólares a los diputados para su funcionamiento- ¿cuál? – pulveriza la exigua confianza en la política y los políticos.
La conducción política se observa desencaminada y depravada. Cualquiera pudiera pensar que la élite política se encuentra afectada por el coronavirus; no solo es la ausencia de sentido común, sino que lucen desorientados y descarriados. Frente al inminente peligro optan por blandir sus sables para defender sus intereses particulares dejando inerme a la sociedad.
Recientemente, el venezolano Alberto Paniz-Mondolf y su equipo en Icahn School of Medicine del Mount Sinai Hospital, en Nueva York, determinaron que el Covid-19 no solo afecta las vías respiratorias, sino que también parecen afectar el cerebro.
Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@LeoMoralesP
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