¡Qué momento de la historia estamos viviendo!
Hace una semana que nos enteramos de su muerte en España. Dicen que producto del virus chino. Ya Teníamos noticias que estaba muy delicado de salud.
Les confieso mi admiración hacia él, Un hombre brillante, integro, de espíritu noble, de sagaz inteligencia, agudeza, ética y honestidad. Verdadero adalid de nuestro gentilicio. Que su guía perdure y recojamos sus escritos. Son nutrientes para el futuro.
Venezolano ejemplar, su memoria nos acompañará siempre en la tarea espiritual que perseguía: hacer de Venezuela una Nación de cuya pertenencia podamos sentirnos orgullosos.
“En general creo que el problema de la moral en Venezuela hoy es, casi innecesario decirlo, tiene una importancia muy grande, por una razón muy poderosa, ya que estamos viviendo una crisis muy fuerte, estamos frente a una, casi, tragedia nacional, con la perspectiva de desarrollo y de actividad social que tenemos por delante, y en los tiempos de crisis la cuestión moral cobra mayor importancia, por cuanto nadie se preocupa mucho de este aspecto cuando se tiene éxito, momento en el que sólo se celebra. En cambio, cuando se hace frente a una derrota o a una dificultad y se entra en confrontación con los procesos en los cuales se vive, es entonces cuando cada cual recuerda que tiene un espíritu y una moral, que hay principios y valores que se deben reforzar y de que es preciso fortalecer la condición humana”. Nos dijo alguna vez hace sopotientos años a los reunidos en una de esas tantas charlas compartidas en CEDICE. Del que fuera alma y espíritu rector.
Emeterio escribió decenas libros. Importante, el primero de ellos que se titulaba <Marx, ciencia o ideología> y se publicó en el año 1980, cuando el marxismo y el comunismo ya tenían una presencia amarga en su: “Pienso, por lo tanto soy”. Durante más de tres décadas fue una de las fuentes económicas más consultadas por los periodistas. Filósofo con casi la misma antigüedad que economista. La filosofía ocupaba un lugar casi tan importante como la economía.
<Que es lo humano en ti>, titulo de otro de sus libros donde desarrolla la idea que el futuro de la humanidad va a depender de la empresa privada. Con capítulos sobre la razón, lo empírico, la identidad del yo, la religiosidad y la noción de Dios.
“…El sistema capitalista o sistema de economía de mercado, durante los últimos doscientos años, ha demostrado ser el sistema económico más eficiente para generar riqueza y producir bienestar a la humanidad, así como ha demostrado poseer una capacidad muy superior que cualquier otro sistema, incluyendo al socialista, para mejorar los niveles de vida de todos los pueblos, especialmente los del Tercer Mundo y particularmente los de los sectores más pobres….” Dicta en algunos de sus párrafos. Su lectura la disfrute enormemente.
Pero si ya me había enganchado con su visión, ese margariteño de fisonomía indígena kariña y extraordinaria lucidez en sus pensamientos, escucharle esta frase me dejo muchas cosas para pensar. “La gran esperanza se llama Capitalismo Solidario” al presenta su obra <Capitalismo solidario versus socialismo del siglo XX>.
En esa tarde de tertulia, en el salón biblioteca de CEDICE soltar esa frase, cuando el auditorio era básicamente de la barra de las 5 reformas. No fue fácil.
¿Capitalismo solidario?, exclamó uno de los asistentes haciendo gestos cínicos, ¿Acaso no se trata de dos términos contradictorios, como "cruel bondad" o "muerte viviente"? ¡Esas dos palabras simplemente no van juntas! Casi vocifero el contertulio.
El capitalismo debe tomar en cuenta la condición moral y espiritual de la gente. Le contesto rápidamente Emeterio. Y por allí se mando con su disertación.
“Hace más de treinta años, Venezuela tenía una estructura de valores muy sólida, la cual entró en una debacle muy fuerte por los años 70, con el boom de los ingresos petroleros y la masa descomunal de dólares que le afluyó a la sociedad y que generó una quiebra en el modelo que en ese entonces prevalecía. Yo diría que el punto de partida de este tema tiene que ver con una reflexión sobre el modelo capitalista de producción. Yo acabo de publicar un libro que se titula “La responsabilidad moral de la empresa capitalista”, con el que, precisamente, intento dar respuesta a esta situación ¿Cuál es el problema básico? Bien, el sistema capitalista se estructura sobre la base de la satisfacción de las necesidades materiales del ser humano, lo que está fundamentalmente relacionado con la rentabilidad económica, con variables muy poderosas que presionan mucho sobre el ser humano. Esto se sintetiza en esa frase inglesa que resume el sistema capitalista, pero que es muy preocupante, de “bussines is bussines”, es decir, que el negocio está por encima del ser humano. La idea central del análisis de mi libro se encuentra en que la estructura básica del sistema capitalista es el predominio de la rentabilidad económica, de la necesidad de maximizar la ganancia, de la necesidad de competir y de esta necesidad de competir surgen presiones que el ser humano no puede controlar. Siempre menciono, aunque muchos amigos empresarios se molestan, los casos ocurridos hace escasos años que sacudieron a la sociedad mundial, como fueron Enron, y Parmalat, los cuales fueron escándalos descomunales, porque allí, simplemente, gente que era honesta, no me cabe duda alguna de que los directores de estas empresas eran personas honestas, que hacían las tareas con sus hijos y podían mirarle con sinceridad los ojos a sus hijos, que para mi es el indicador de honestidad más grande que se pueda tener; y un mes después eran todos ladrones, un mes más tarde habían realizado una estafa de dimensiones desproporcionadas que dejó en la calle a miles de personas, e hizo que se perdieran millones de dólares, porque la presión económica, la competencia y la necesidad de mantener el valor de las acciones genera una situación muy tensa para los seres humanos. Entonces, esta es la mala noticia: la búsqueda de rentabilidad ejerce una enorme presión sobre la conciencia humana. No obstante, demás está decir que sin el sistema capitalista tampoco habría bienes materiales masivos que permiten enfrentar la pobreza. Todo lo que estoy diciendo, se inscribe en el trasfondo de que con el capitalismo tenemos que vérnosla, con el capitalismo hay que batallar. No hay alternativa, porque todas estas cosas que recientemente se han intentado instalar en el país, como son las cooperativas, la economía endógena, las empresas de producción social, son sólo ilusiones, que no tienen futuro, ninguna posibilidad de ser. Por lo tanto, es preciso desarrollar el capitalismo para enfrentar esa presión brutal que la ganancia, la competencia y el “bussiness is bussinees” ejerce sobre el hombre”.
¿Capitalismo de conciencia? Pregunte yo. Con ánimo de atizar más la polémica.
“Necesitamos una política y un capitalismo de conciencia. Ningún grupo socioeconómico y ningún lado del espectro político tienen el monopolio de eso. Necesitamos convertirnos en una cultura más basada en valores. Dentro de eso, hay más puntos de vista conservadores legítimos y de alta mentalidad, y hay puntos de vista liberales de alta mentalidad. Entonces, un cierto nivel de compromiso es parte del arte de la política, pero lo que necesitamos para dejar de comprometernos son los principios básicos de lo correcto y lo incorrecto. Lo que necesitamos para dejar de comprometernos son los dictados del amor. Profesar la religiosidad como una forma de conectarse con el otro. Hablo de religiosidad y no de religión porque la primera ahonda en la dimensión espiritual del ser humano que es inalienable, un absoluto” Me contesto.
Como buen ético, no podría hablar de un ente fuera del ser humano, sino de este en sí mismo.
Justo en ese momento un aguacero de dimensiones excepcionales se desato en la calle despertando más de una reflexión sobre este mundo y del tema del que platicábamos. Ya nos imaginábamos los titulares de prensa del día siguiente en tono catastrófico; la reseña de la incidencia en las zonas más vulnerables.
Encaminados como vamos hacia el Conversatorio Liberal Caracas. Habrá un momento para honrar su legado. Nos encargaremos de ello.
Y recuerda… Ciudadano en Acción. ¡Juntos es mejor!
Raul Amiel
raulamiel@gmail.com
@raulamiel
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