martes, 5 de mayo de 2020

ROMÁN IBARRA, PRIMERO DE MAYO

Me toca escribir este artículo en una fecha memorable para casi todo el mundo, excepto para la sufrida Venezuela, bajo la dirección lamentable de los más criminales y crueles patronos; la tiranía comunista de Chávez-Maduro, tutelados por sus amos cubanos.

La gesta histórica de los mártires de Chicago de 1886, masacrados por plantear la lucha por la consecución de la jornada laboral de 8 horas, dio origen al movimiento obrero moderno. Esa fue la génesis de las luchas de los trabajadores universalmente considerados.

En Venezuela, especialmente en tiempos de la democracia civil, el sindicalismo moderno sirvió para la reivindicación de las demandas de los trabajadores organizados, y también para la consecución de los mecanismos de la gobernabilidad.

Las comisiones tripartitas compuestas por el Estado; los empresarios, y los trabajadores organizados en sus centrales sindicales, mucho ayudaron en la consecución de la paz social para alcanzar los objetivos mayores del desempeño societal en ambientes de relativa armonía.

Han sido muchos y muy valiosos los líderes sindicales que en Venezuela han contribuido con la modernización del sindicalismo, y sus agremiados, para bien de la democracia civil, y el país todo.

También vale la pena recordar que en tiempos de la civilidad democrática se creó el Instituto de Altos Estudios Sindicales (INAESIN), para mejorar la formación de sus dirigentes, institución ésta que hoy lucha a brazo partido para sobrevivir, en medio de la incomprensión de un régimen que se fanatizó en contra de los trabajadores, y aprieta para su desaparición.

Hoy, con 21 años de ejercicio ininterrumpido del poder político total en nuestro país, la tiranía de Chávez-Maduro, ha hecho de todo no solo para dividir al movimiento sindical, en vista de que no lo pudo controlar electoralmente, sino para destruirlo y desaparecerlo.

Cuenta para ello con ¨dirigentes obreros¨ dispuestos a arrastrarse ante el poder omnímodo para conseguir prebendas en el orden económico personal y familiar, sin importar que los trabajadores vivan hoy la peor crisis de su historia.

Los salarios de los trabajadores en todos los niveles son miserables y de hambre; se desconocen y violan conquistas laborales anteriores; se desconocen y vulneran contratos colectivos; se expropian empresas dejando en la calle a los trabajadores con la consecuente pérdida del sustento del trabajador y su familia.

Eso no es todo, porque frente a ese cuadro horrendo de injusticias, hay que sumar la persecución de los líderes sindicales electos por las bases de los trabajadores; el encarcelamiento de figuras importantes de la dirigencia laboral, y sometidos a la jurisdicción militar de manera arbitraria y absurda.

Estamos viviendo el peor tiempo posible para la existencia del movimiento de los trabajadores, y a eso se le añade esta de pandemia del Covid-19, en el que el distanciamiento social impide la conmemoración del tradicional desfile de los trabajadores para exigir las reivindicaciones a que tienen derecho, especialmente contra un sujeto que se autodenomina ¨presidente obrero¨, y ha resultado ser la peor calamidad para los trabajadores, y emprendedores por cuenta propia.

Hay que seguir luchando y acompañando a los trabajadores por la recuperación de los derechos y reivindicaciones vulneradas por este régimen corrompido hasta los huesos, el cual, erige su maldad y ejercicio de poder sobre la ruina de todo el país, pero especialmente de los trabajadores.

Todos los venezolanos amantes de la democracia civil como sistema de libertades y progreso para alcanzar el desarrollo en paz, tenemos que continuar la lucha por la unidad de todos los factores y con ellos presionar interna e internacionalmente por la consecución de un acuerdo político que nos lleve a celebrar elecciones libres y supervisadas por organismos internacionales para garantizar su pulcritud. Que vivan los trabajadores!

Román Ibarra:  
romanibarra@gmail.com
@romanibarra

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