En nuestro análisis anterior abordamos la estrategia
informativa polarizada imperante en el país, que, en una suerte de circularidad,
replica y alimenta la bifrontalidad política.
El seguimiento y análisis noticioso que hemos
realizado esta semana, aun cuando es reflejo del modelo político que se
fundamenta en el enfoque
“amigo-enemigo”, expresa y reseña un
incipiente proceso de comunicación
entre las partes. Cambio que es producto
tanto de las diversas tentativas nacionales e internacionales de
negociación y mediación; como de la crítica situación que atraviesa el país que
nos conmina a una actuación concertada y de conciliación de intereses. Igualmente es resultado de una suerte de
pacto ciudadano espontaneo en torno a la necesidad de suscribir un acuerdo
político. Fenómeno que, de ser apoyado
e impulsado por las fuerzas políticas,
podría desembocar en un proceso de comunicación interactiva donde las
partes, a la vez que protegen y defienden sus intereses, actúan de forma concertada en pro del país.
Dentro de esa misma línea, con diferentes matices políticos, los medios
informan sobre el reinicio del proceso de dialogo. Destaca la noticia de la
próxima llegada al país de una delegación de Noruega.
Desde el ámbito político destacan declaraciones,
expresiones y comunicados desde la oposición favorables al dialogo. Sin embargo,
más que un llamado a la conciliación,
la negociación o mediación, enfatizan sus propios intereses y razones,
en tanto condiciones para suscribir “un acuerdo político con el régimen”. En esa dirección va el reciente Comunicado
de Primero Justicia, que cierra con estas dos condiciones: “… exigimos al
régimen que cese la instrumentalización política de la grave crisis de la COVID-19”.
“Exigimos la liberación de todos los presos políticos (civiles y militares) y
cese la persecución política a organizaciones civiles, gremios y sindicatos”.
Obviando la comunicación interactiva, la
acción concertada entre las partes y
protección de los intereses.
No hay duda que predomina en el país una grave
confrontación de intereses entre las dos
fuerzas políticas que, en vez de resolverse,
ha conducido a un precario equilibrio político. Prevalece el vivir y
aprovecharse del conflicto, en tanto cómoda “falsa normalidad”.
Maryclen Stelling
maryclenstelling@gmail.com
@maryclens
@UNoticias
Venezuela
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