“Un trono no concede automáticamente amor ni respeto verdadero: sólo garantiza adulación, temor y servilismo.” Fernando Savater
Sigue poniéndose en
evidencia la podredumbre y la catadura moral del régimen. En la concentración
del poder confluyen todos los vicios y las más bajas y repugnantes pasiones del
ser humano. Allí se arrebañan los que dirigen al país como un antro y los que
están dispuestos a vender sus voluntades y conciencias en el mercado de la
ignominia y la desvergüenza.
Poco a poco se ha ido
descorriendo el cortinaje de mal gusto colocado por el régimen para tapar su
inmundicia. La corrupción aflora sin tacha por todos lados lo cual ha colocado
al país en peor situación que si hubiera habido una guerra. La cornucopia se ha
vaciado toda en unos pocos arrimados y ambiciosos. La gran mayoría,
desilusionada, rumia ahora su miseria,
La miseria mayor se ha anidado en el espacio
togado de la justicia, o de la injusticia sería más apropiado decir. Jugar con
la vida o con la libertad de los otros como dice la letra de un famoso tango:
“como juega el gato maula con el mísero ratón”, es por demás canallesco. Ningún
valor social, religioso o político justifica quitar la vida o restringir la
libertad al prójimo, mucho menos fabricando falsos motivos. Los irresponsables
–dice Savater- son los enemigos viscerales de la libertad, lo sepan o no”.
Todos los componentes
del sistema judicial venezolano sienten la opresión de su conciencia; su mal
proceder no lo pueden despachar fácilmente diciendo que siguen órdenes
superiores o que se ven obligados por las circunstancias. Han perdido su noción
de humanidad, es decir, lo que nos identifica como seres humanos. Y no hay peor
castigo que el remordimiento de conciencia cuando ella de verdad existe y si se
es humano la conciencia existe, de lo contrario se es una bestia.
El remordimiento es
el descontento y la insatisfacción que sentimos con nosotros mismos cuando
hemos empleado mal nuestra libertad; cuando la hemos utilizado en contradicción
con nuestra condición de seres humanos. Los miembros de nuestro sistema
judicial tienen sus almas encadenadas al
mal e irremediablemente irán a parar a las hogueras del infierno. Tomo de
Octavio Paz la siguiente reflexión: “La libertad no es una filosofía y ni
siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en
ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: si o no. En su brevedad
instantánea, como a la luz del relámpago, se dibuja el signo contradictorio de
la naturaleza humana.”
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin
Zulia - Venezuela
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