El 23E-14 se puso a
andar “la salida”. El fracasado
socialismo daría paso a las fuerzas opositoras. Se juntan para anunciar la lucha por un
cambioconstitucional del gobierno.
El 12F-14, comienza
la lucha de calle para la cual no hubo preparación u organización. No sabemos
si se jugaba sólo a lo espontáneo, un imponderable u otro plan.
Para Leopoldo
López la protesta de calle se mantendría
hasta que se fuese el presidente. En la confrontación que se plantea el
oficialismo tiene las
armas-ventajas. Y “la salida” derivó en
la guarimba y trágicos resultados.
En la campaña del
06D-15 se retoma la consigna del cambio. Y al recobrar la confianza en el
CNE, se vuelve a “la salida” que ahora se nombra también como electoral.
Si no hubo fraude-trampa el 06D no tiene porque haberlo en el futuro.
Se mantiene que la
superación de los grandes problemas pasa por la salida de Maduro, vía
revocatorio, enmienda o constituyente. En cada caso se plantea
posibles tropiezos en cuanto a tiempos y participación del CNE.
Se llega a considerar
que el propio Maduro podría, en un arranque ético o de desesperación, presentar
su renuncia: razonamiento que no advierte la naturaleza del régimen vigente. Es
ingenuo pedirle a una dictadura militar-policial-civil, un proceder
democrático. ¿En que parte del mundo se ha producido la derrota de una
revolución por la renuncia espontánea de su cabeza visible?
¿Se cree en verdad
que una revolución, comprometida con el proyecto Venecuba y múltiples intereses
internacionales, se va a entregar?
Y aún más: ¿se ha
hecho algo por organizar la voluntad popular que se expresó el 06D, no por un
partido o tendencia política, sino por la aspiración de ver superados los
grandes problemas económicos, sociales y políticos?
Esta ausencia de
política es la mejor muestra del vacío que le sigue dando aval al régimen. Las
exigencias presentes en el voto de angustia el 06D-15, de alcanzar mejoras en
las condiciones de vida, no han sido atendidas.
Y quienes sostienen
que para lograrlo debe salir Maduro, y no el proyecto político y el aparato de
gobierno del cual forma parte, están jugando a una especie de fórmula mágica,
que esconde la incapacidad para alcanzar una verdadera salida. Se trata,
Sancho, no de limitarse a solicitar una amnistía, sino de luchar por imponer
una realidad de justicia, libertad y
porvenir.
Agustin Blanco Muñoz
abm333@gmail.com
@ablancomunoz
Caracas - Venezuela
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