Los
reclamos en toda Venezuela se acrecientan: Los médicos celebran su día
protestando, igual hacen las enfermeras, educadores y trabajadores
profesionales o no, de todas las ramas. Gremios profesionales, sindicatos y
trabajadores o empleados no sindicalizados, amas de casa, estudiantes y
comunidades vecinales, alzan su voz.
El
régimen hace anuncios económicos irresponsables, no termina de entender la
magnitud del problema en que metieron al país. Altos impuestos y encarecimiento
de los bienes y servicios contrastan con la escasez y los devaluados salarios
de la masa trabajadora.
La
tesis de la igualdad la llevan a los niveles miserables de pobreza, hasta
imponer la pobreza crítica. Buscan la dependencia de los ciudadanos. Le
apuestan al hambre y la muerte. Se niegan a permitir la ayuda humanitaria para
los enfermos, y pretenden ser perdonados al salir del poder.
Las
desapariciones de veintiocho (28) mineros en el Estado Bolívar las asume el
oficialismo como una bobada, negando las mismas, e intentando someter a los
denunciantes y protestantes por tales hechos a la justicia por ellos
secuestrada. Allí funciona al pelo el Ministerio Público.
Buscan
cualquier artimaña para intentar despojar de la inmunidad parlamentaria a los
recién electos diputados, bien por la vía de la demanda (sin pruebas) o por la
vía de los allanamientos a sus hogares, para intentar sembrar algo que les
comprometa y salir de ellos por la vía rápida.
Ayer
usaron su mayoría parlamentaria para despojar de las curules a sus adversarios,
hoy lo hacen valiéndose del abuso del poder, y utilizan a organismos de
seguridad para ello.
Toda
una novela de suspenso. El ciudadano común no sabe si quien atropella sus
derechos es un delincuente o es un funcionario; se actúa con total impunidad e
irrespeto a las normas constitucionales y de Derechos Humanos.
El
fracaso de la revolución siglo XXI, no es distinto a las anteriores propuestas
anti democráticas sucedidas en el mundo. Pasaron años y el muro de Berlín cayó;
igual ha sucedido con las dictaduras militares. La permanencia en el poder de
la cúpula militar y sus serviles civiles, amaestrados por la dictadura de los
Castro en Cuba, depende de los ciudadanos.
La
crisis no es producto de los precios del petróleo, es efecto del robo
multimillonario de los dólares que hicieron del erario público nacional. Los
precios del petróleo fluctúan de acuerdo a la demanda y oferta del producto
internacionalmente.
En
diecisiete (17) años de la llamada revolución siglo XXI, los ingresos
petroleros superaron los cuarenta años de la llamada cuarta república. Ahora
funciona el engaño y traición a la patria. El país está sin dirección.
Josue
Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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