En días recientes el presidente
Nicolás Maduro hizo serias advertencias a Globovisión y Televen, aparentemente
por la cobertura que estos canales de televisión han venido dando a los
acontecimientos políticos del país, principalmente sobre la juramentación de la
nueva Asamblea Nacional y hechos sucesivos. Como ancla de Globovisión y
periodista con unos cuantos lustros en el ejercicio de la profesión, me
gustaría hacer algunos comentarios al respecto.
El presidente, como cualquier
ciudadano, está en su pleno derecho de manifestar sus opiniones con respecto a
la línea editorial de un medio, cuestionar su cobertura e incluso su manera de
jerarquizar la información. Pero como no se trata de cualquier ciudadano sino del
jefe del Estado, sus palabras tienen un peso que él debe ser el primero en
ponderar. El tono y el contenido de lo dicho son referentes para todos
nosotros. En lo personal, entiendo que de sus palabras se desprendieron
advertencias que perfectamente pueden derivar en una clara amenaza, sobre todo
a un medio como Globovisión que hasta los momentos no ha sido notificado de la
renovación de su concesión.
Como lo dije en días recientes en
mi programa Vladimir a la 1, he sido testigo del esfuerzo que el canal ha hecho
durante estos tres años por promover el equilibrio y la diversidad, y por
establecer una clara diferencia entre lo que es información y opinión. Los
hechos son los hechos, la opinión es libre. Hemos querido actuar apegados a esa
máxima del periodismo, y pese a las fallas, omisiones o pifias que seguramente
existen, creo que nos hemos acercado a ese cometido. No está en la intención
del canal convertirse en un adversario ni del gobierno ni de nadie, y mucho
menos ocupar el lugar que le corresponde a la información. Eso de periodistas o
medios que pretendan “robar cámara” es una práctica absolutamente perniciosa.
Por otra parte, considero más que
un error un despropósito siquiera insinuar que en la Globovisión de hoy existe
el deseo de emular el comportamiento que buena parte de los medios privados
asumieron antes, durante y después del 11 de abril de 2002. Tanto Maduro como
el país saben el rol que modestamente jugué durante esos días. Jamás
acompañaría una conducta similar a esa, y en Globovisión tampoco hay cabida a
semejante locura. Lo que se ha hecho desde el canal ha sido promover el
diálogo, la paz y el ejercicio responsable del periodismo. ¿Cómo no reflejar
entonces los cambios que se producen en Venezuela? La realidad que estamos
mostrando es la que existe, no otra.
Y dado que en el propio chavismo
se abre un debate sobre la política comunicacional, es oportuno que se detengan
a analizar si la orientación de los medios públicos ha sido o no uno de los
factores que contribuyó a la derrota del pasado 6 de diciembre. Eso seguramente
es mucho más productivo que atribuir a Globovisión una intencionalidad malsana.
¿Son esos medios públicos ayunos de información sobre la realidad, alejados de
los problemas y necesidades reales de la población, incluso la chavista, los
que van a contribuir a una efectiva rectificación como la que el propio
presidente ha anunciado?
Parte de una rectificación de la
política comunicacional debería ser que el jefe del Estado sustituya la
“diplomacia de micrófonos” con los medios privados por un diálogo franco,
directo y todo lo crudo que Maduro quiera. Dejar de lado las suposiciones sobre
presuntas segundas intenciones y comenzar con los medios y los periodistas una
nueva manera de relacionarse con el país. Creo de corazón que lo necesita, si
quiere incluso intentar con éxito reconquistar a los decepcionados y
descontentos que dejaron de acompañar a su partido y a su gobierno.
El tiempo y la realidad me han
mostrado que un periodismo crítico, diverso, dinámico y plural es mucho más
afín a los propósitos plasmados en la Constitución de 1999, de la cual no solo
soy firmante sino también doliente, que
una pretendida hegemonía comunicacional hecha a la medida de las
susceptibilidades del poder.
Le tiendo la mano para ese debate
a quien esté dispuesto, siempre sobre la base de las ideas y del respeto al
criterio ajeno. Bastante falta que hace.
Vladimir Villegas
vvillegas45@gmail.com
@Vladimirala1_gb
Caracas – Venezuela
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