DEMAGOGIA DE LA LLAMADA IZQUIERDA CRISTIANA
Las estridentes declaraciones comunistas del Papa Bergoglio, y de los
pastores protestantes y evangélicos también de izquierda, podrían hacernos
creer que los socialistas han ganado por fin la guerra ideológica en el campo
del cristianismo. Pero no es así.
La disputa es muy antigua: el “progresismo” cristiano es la expresión
política de la Teología llamada “liberal”, y que se describe mucho mejor como
“modernista” o simplemente de izquierdas. A fines del siglo XIX cobró mucha fuerza,
y a lo largo del siglo XX se fue ganando la adhesión de gran cantidad de
clérigos y jerarcas eclesiásticos, tanto ortodoxos como católico-romanos y
protestantes, y de sus despistados feligreses. Las encuestas que analizan el
voto por los partidos socialistas que gobiernan en muchos países, sobre todo de
América latina, descubren que el componente cristiano es decisivo.
Pero los sectores conservadores han dado siempre dura pelea; y ya se
comienzan a ver los frutos. El segundo semestre de 2016 ha marcado un giro a la
derecha en la política del redondo mundo; y es en parte resultado de un notable
vuelco en el voto cristiano. Así el 23 de junio el “Brexit” inglés derrotó al
Euro-socialismo, y a los pocos días, el Partido Popular tuvo un ajustado triunfo
sobre las izquierdas en España. En Colombia las FARC perdieron el referéndum de
octubre, y ese mismo mes las izquierdas sufrieron graves derrotas municipales
en Brasil y Chile. Y para terminar, el 8 de noviembre, la Sra. Hillary Clinton
y su Partido Demócrata perdieron los comicios para Presidente y Congreso en
EE.UU.
Esta derecha cristiana es estatista y anti-liberal en muchas de sus
expresiones; mas no en todas. Hace tiempo que se oyen las buenas voces
cristianas contra el socialismo económico y el marxismo cultural, y a favor del
capitalismo de libre mercado, con sólidos argumentos bíblicos, teológicos e
históricos, por sobre las fronteras eclesiásticas, demarcadas por los credos
denominacionales.
Pero a diferencia del viejo movimiento “ecumenista” de los años ’20 y
’30, institucionalizado en el “Consejo Mundial de Iglesias”, ésta nueva
corriente no es de izquierda, y trata exclusivamente de Teología política, sin
renunciar cada iglesia o denominación a sus propios credos distintivos. Mucho
ayuda la recuperación del concepto de “Reino de Dios”, más general y abarcador
que el de “Iglesia”, y de la idea de una cultura y una civilización
específicamente “cristianas”, hoy en peligro. Así, en temas netamente
ideopolíticos, líderes y miembros de distintas iglesias toman posturas
conjuntas, acuerdan y suscriben documentos, y convocan para diversas acciones
cívicas.
Por ejemplo en el tema “ecológico”, la “Alianza de Cornwall para la
Mayordomía de la Creación”, es un grupo de política cristiana bíblica en favor
de las soluciones de libre mercado, contratos y propiedad privada para el
cuidado del medio ambiente. Muy crítico del movimiento “ambientalista”, rechaza
las teorías del calentamiento global inusual, antropogénico y perjudicial.
Originalmente llamada "Alianza Inter-Confesional para la Mayordomía”, se
fundó como respuesta crítica a la prédica de evangélicos “ecologistas” como
Rick Warren, adherentes al infundado alarmismo de los políticos de izquierda,
la ONU, y las celebridades bellas y bellos de Hollywood.
En el año 2000, la Alianza produjo la “Declaración de Cornwall” sobre
mayordomía ambiental, firmada por más de 1500 importantes científicos de
diferentes disciplinas, todos “negacionistas del cambio climático”, o sea
fieles a la verdad científica; junto a un gran número de economistas en pro del
libre mercado, y de clérigos y teólogos judíos, católicos y evangélicos, entre
ellos el Rabi Jacob Neusner, Charles Colson, James Dobson, R. C. Sproul,
Richard J. Neuhaus, y James Kennedy.
En el mismo año, el Acton Institute produjo su precioso estudio “La
Mayordomía Ambiental en la Tradición Judeo-Cristiana”, firmado por prestigiosos
rabinos y autores católicos y protestantes; y me hizo el honor de encargarme la
traducción al español, la cual después desapareció misteriosamente de su
Catálogo, lo cual nos da una idea de lo enconado de la discusión sobre el tema
ecológico.
El texto de la Declaración de Cornwall, más breve, refleja esta
excelente combinación de ciencias duras con Economía liberal, y con Teología
conservadora basada en el buen entendimiento bíblico de la Creación. Comienza
con estas palabras: “El último milenio ha traído mejoras sin precedentes en
salud, nutrición, y esperanza de vida para los humanos, sobre todo en aquellos
países más bendecidos por las libertades política y económica, y por los
adelantos en ciencia y tecnología.”
Y luego identifica “tres clases de malentendidos comunes”:
(1) Equivocadamente se nos ve a los humanos como consumidores y
contaminadores en vez de productores y mayordomos. Se ignora nuestro potencial
creativo para sumar y multiplicar a la abundancia de la Tierra, como portadores
de la imagen de Dios creador.
(2) Hay una idea romántica y de trasfondo panteísta sobre “la Tierra”
deificada, como objeto de adoración. Ésta equivocada noción lleva a los
“defensores de la naturaleza” a oponerse al desarrollo industrial, e incluso al
verdadero progreso científico, y a las libertades económicas y políticas, las
cuales se insertan en un sano y estable marco institucional, que hace posible
tanto la creación de riqueza, como el avance de los conocimientos, y de sus
aplicaciones.
(3) Algunos temores medio ambientales son fundados, pero otras carecen
por entero de bases, o son exagerados. Los problemas reales y los inventados difieren:
A.- Los primeros son comprobados y bien sabidos; los segundos tienden a
ser especulativos. B.- Los primeros son con frecuencia localizados; los
segundos son indeterminados, se dice que son globales, y cataclísmicos. C.- Los
primeros se presentan principalmente en los países pobres; los segundos agitan
a los activistas ecológicos en las naciones ricas. D.- Los primeros son un
peligro para la vida y la salud; los segundos son de riesgo bajo y/o en buena
parte hipotético. E.- Las soluciones de libre mercado para los primeros son
efectivas, plausibles sus costos, y probados sus beneficios; las “soluciones”
exigidas para los segundos son políticas, injustificadamente costosas, y de
dudosos beneficios.
Después de 2000, la Alianza de Cornwall ha producido muchos otros
textos. Sus conclusiones son contundentes, y muy firmes sus fundamentos. A la
luz de esta labor hay que ver la Encíclica “verde” del Papa Rojo, lanzada en
2015, titulada “Laudato Sí”, repitiendo todos los lugares comunes del
“ambientalismo” de las izquierdas, tanto laicistas como religiosas.
¿Se entiende por qué los medios de prensa hegemonizados por los
socialistas, rojos (clásicos), verdes (ecologistas), y de los colores del arco
iris (“ideología de género”), le han dado tan cálida bienvenida y extensa
cobertura a la Encíclica de Bergoglio, e ignorado sistemáticamente todos los
documentos de la Alianza de Cornwall?
Alberto Mansueti
albertomansueti@aol.com
@MansuetiAlberto
@alberman02
Bolivia
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