LOS ATAJOS NUNCA HAN SIDO BUENOS
Los partidos políticos y sus dirigentes se mueven con base a su forma de
ver el mundo y la intención de acceder al poder para hacer realidad sus
postulados. Todos tienen en sus haberes la pretensión de representar a sus
conciudadanos y se presentan al ruedo electoral con sus ofertas para cautivar a
los electores y alcanzar su voto.
El tiempo da testimonio de cantidad de aspirantes, unos con proyectos
serios, responsables, otros sin la mínima idea de lo que aspira, pero teniendo
en cuenta que lo importante es aspirar. Los oportunistas se montan en el tren
de la polarización y llegan a ocupar espacios de representación popular,
convirtiéndose a la larga en estorbos.
Otros han recibido el beneplácito del poder por la vía de la herencia y
con ello el apoyo de las mayorías para gobernar, sin importar ¿quién es?,
¿cuáles son sus luchas sociales? Es el heredero, el llamado a continuar con la
obra. Así se muestra la realidad.
La crisis venezolana, propia de los regímenes déspotas, ha generado un
revolcón o parto apresurado en la conciencia ciudadana (así se entiende de los
resultados de las encuestas), para razonar que no se puede gobernar con
cualquiera, y comprender que los atajos nunca han sido buenos.
Las ofertas electorales en un sector de la oposición para alcanzar el
cambio del régimen han trastocado todo lo imaginariamente posible, para ir en
contra vía de lo concreto, lo que goza de fecha establecida. Las quimeras las
convierten en ofertas para apurar la llegada al poder, afianzando la
desconfianza y con ello se atornilla el tirano.
La disidencia obtuvo un contunde triunfo en las elecciones
parlamentarias del 2015, pero eso no es suficiente para contrarrestar al
régimen. Se requiere socavar la base de apoyo al oficialismo y eso es posible
con las elecciones regionales y municipales, pero se debe actuar con madurez
política, sumando voluntades y aceptando reglas de juego iguales para todos.
Con las elecciones de Gobernadores y Diputados a los Consejos
Legislativos, que por Ley debieron realizarse en diciembre de 2016, y que de
acuerdo a las encuestas (todas) le darían un triunfo mayoritario a los sectores
de oposición, se estaría dando un mensaje contundente al régimen para modificar
su política de empobrecimiento y esclavitud hacia los ciudadanos venezolanos.
Pero no fue así, y los resultados son alimento a la desesperanza.
No todas las Gobernaciones estarían en manos de factores distintos al
oficialismo, algunas de ellas las conservarían, pero es innegable que la
presión política y social estaría en otra dimensión. Los actores y las cuotas
de poder mermarían considerablemente la manipulación y el terror que pudiese
sembrar el régimen en los ciudadanos. El dialogo sería dialogo y no un
monologo, y con ello las condiciones serían otras.
Actuaciones como las presentadas a la violación de la Constitución
Nacional en la postulación y posterior elección de la Asamblea Nacional 2015, o
el retiro y llamado a la abstención en 2005, no se pueden seguir permitiendo.
Los candidatos deben estar legitimados en principio por lo que establece la
norma, luego por los militantes de sus partidos y posteriormente por los
ciudadanos. Lo contrario es más de lo mismo.
La disidencia tiene el deber de elegir sus candidatos a cargos de
representación popular en ELECCIONES PRIMARIAS, todos sin excepción. Las
alianzas son validas en las direcciones que se acuerden en el marco de los
factores democráticos. Pero la elección final debe ser un proceso abierto,
serio, responsable.
Los controles del régimen sobre los ciudadanos avanzan sin miramiento
alguno al obligarlos a registrarse en sus “misiones” para poder acceder a
alimentos, medicinas, vivienda, vestido y trabajo. El llamado CARNET DE LA
PATRIA, es evidencia de la intención de perpetuarse el oficialismo en el poder,
mediante la sumisión y el quiebre de la dignidad ciudadana.
Rechazar la postura totalitaria y degradante impuesta por el régimen requiere
de la estructuración de una UNIDAD SUPERIOR a la MUD, para con UNIDAD de
PROPÓSITO, consolidar estrategias de lucha social, y exigir el respeto de los derechos
constitucionales, de forma pacífica, pero contundente. Basta del cálculo
político personal. Las elecciones regionales son el fin del régimen.
Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1
Tachira - Venezuela
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