lunes, 30 de enero de 2017

ANTONIO JOSE MONAGAS, ¿DEMOCRACIA SORDA, CIEGA Y MUDA?

VENTANA DE PAPEL
UNIVERSIDADES CHANTAJEADAS

Aunque es bien sabido que la democracia es una forma de gobierno, su praxis se ha deformado por causa de criterios engañosos que han dejado ver que el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia que exhorta la Constitución de la República, no es gobierno de todos, ni por todos ni para todos. Escasamente es el gobierno de unos pocos quienes usurpan los derechos de otros para su beneficio particular.

El compromiso constitucional mediante el cual queda determinado que Venezuela, dada su condición de Estado federal descentralizado, se rige por principios de cooperación, solidaridad concurrencia y corresponsabilidad, tanto como por preceptos que enaltecen valores políticos como la inclusión, la participación y el pluralismo, es enteramente pertinente. Más, porque exalta valores sociales y económicos que se plantean el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la promoción de la prosperidad y bienestar de los habitantes de la patria de Bolívar. Pero según las realidades propias, estos ideales se han visto vulgarmente abolidos de un plumazo. Sobre todo, por el necio afán del presidente en su desquicio por zarandear los sentimientos y anhelos democráticos de los venezolanos.

En medio de un mediocre ejercicio democrático, los actuales gobernantes han demostrado suma incapacidad para actuar en la dirección de construir un país con plena conciencia de sus potencialidades afectivas y productivas. El bullicio que dicho desgobierno provoca, inhibe disposiciones normativas que sólo reflejan la descomposición institucional la cual incita el necesario desorden jurídico para actuar al margen de la esfera constitucional. Así sería posible pensar un Estado de Derecho sin participación determinante de la opinión lo cual pareciera seguirse en el país para evitar la presencia de medios libres y pluralistas. Por supuesto, en los predios de una presunta democracia, que además podría acusarse de ¿democracia sorda, ciega y muda?
 
La universidad es fuente de lucha por la democracia. Históricamente así ha sido.

Por esa razón, sería absurdo pensar que por el hecho de que una institución universitaria autónoma sea alimentada financieramente por compromiso gubernamental, deba arrastrarse la universidad a los pies del gobernante quien por fungir de omnímodo, pretende hacer que la universidad sucumba ante el poder político y económico que ese gobernante infundadamente se arroga”


Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Merida - Venezuela

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