SUR AMÉRICA, INGLATERRA, ESTADOS UNIDOS
“Decidí no hacerme el gil y enfrentar la responsabilidad de no minimizar
mis pequeños actos. La historia la hacemos entre todos, aunque no declaremos guerras
ni firmemos la paz ni decretemos nada”. Enrique Pinti
Esta semana el mundo entero, y nuestra región en especial, recuperó su
capacidad de asombro, ya que Occidente está cambiando a una velocidad no
imaginada hasta hace escaso tiempo.
Donald Trump, desilusionando a muchos que confiaban en que se
convertiría en un Carlos Menem rubio, probó que está dispuesto a cumplir, una a
una, todas sus extremas promesas electorales. A golpes de Twitter (al mejor
estilo de Cristina Kirchner), continuó su guerra a muerte contra la prensa,
insiste en desmantelar el “obamacare”
(con lo cual dejará a la intemperie sanitaria a varios millones de sus
compatriotas), avanzó en sus propósitos de impedir la inmigración de musulmanes
y de expulsar a los indocumentados, autorizó la tortura de prisioneros, dio
marcha atrás con el cierre de Guantánamo e hizo saltar por el aire la tan
pacientemente construida relación con México; su ratificación del propósito de
construcción del muro y la exigencia de cargar su costo al país vecino,
constituyó una grave humillación para el Presidente azteca, Enrique Peña Nieto,
y la programada visita de Estado fue cancelada.
En Gran Bretaña, la Primera Ministra Theresa May ha visto congelado su
calendario de salida de la Comunidad Europea –apoyada fuertemente por Trump-
por resolución de la Corte Suprema de Justicia, que la obliga a someter el
proceso a la decisión del Parlamento; y la Primera Ministra de Escocia, Nicola
Surgeon, ha vuelto a poner sobre el tapete la independencia de su nación, que
rechaza el Brexit.
De Venezuela, donde Nicolás Maduro y Diosdado Cabello han suprimido
hasta al Poder Legislativo y han convertido al país en víctima de una dictadura
genocida, es imposible decir algo más. Bolivia está dando una nueva muestra de
los límites que está dispuesto a romper el populismo en la región: Evo Morales,
derrotado en un referéndum para habilitar una nueva reelección, anunció que se
postulará de cualquier modo.
En Brasil, se ha desatado una nueva tormenta, esta vez por un Juez de
Rio de Janeiro que ordenó la detención -no concretada por su fuga del país- de
Eike Batista, un empresario que, cual estrella fugaz, apareció hace unos
veinticinco años en el escenario local y, ya en 2011, figuraba entre los veinte
más ricos del mundo. Mientras tanto, continúa la saga que comenzó con la muerte
del miembro del Supremo Tribunal Federal que tenía a su cargo la supervisión de
las investigaciones del “Lava-jato”, que lleva adelante otro Juez, de Curitiba;
su fallecimiento ha puesto en vilo la homologación de los acuerdos firmados por
los arrepentidos 77 ejecutivos (entre ellos, su Presidente) de la gigantesca
constructora Odebrecht; de concretarse, la libertad de Luiz Inácio Lula de
Silva y hasta la permanencia en su cargo del Presidente de la República, Michel
Temer, entrarán en zona de alto riesgo.
Los argentinos –hay muchos vinculados a ese escándalo, como Roberto
Dromi, Julio de Vido, Gerardo Ferreyra (Electroingeniería), etc.- debemos
sentir vergüenza al ver la imagen que proyecta hacia el mundo Brasil: la
corrupción verificada es infinitamente menor –tanto en términos relativos como
absolutos- que la registrada en nuestro país durante los gobiernos de ambos
Kirchner; sin embargo, ya se dictaron allí 1.200 condenas y 80 políticos y
empresarios se encuentran tras las rejas. ¡Qué comparación triste con nuestros
escasos cuatro presos (Lázaro Báez, José López, Milagro Salas y Ricardo Jaime),
detenidos sólo por la impúdica exhibición de sus propias torpezas!
La viuda de Kirchner continúa burlándose de sus conciudadanos utilizando
Twitter (ignoro por qué me bloqueó como seguidor), mientras los jueces
federales de Comodoro Py, salvo honrosas excepciones, han puesto nuevamente a
trabajar su principal sentido: el olfato. Tanto como los empresarios, que dicen
estar esperando el resultado de las elecciones legislativas de octubre para
decidir inversiones, los magistrados parecen estar también a la expectativa;
¡no sea cosa que una victoria de Cristina Elizabet Fernández la ponga otra vez
en carrera hacia la Presidencia y, de triunfar, comience nuevamente a
perseguirlos!
Nadie comprende por qué no acelera sus procedimientos el Consejo de la
Magistratura que, a esta altura, ya hubiera debido eyectar de sus cargos a
personas tan indignas de ejercer como magistrados –y, como tales, disponer
sobre la libertad y el patrimonio de todos- como Eduardo Freiler, Daniel
Rafecas o Ernesto Kreplak, por poner sólo algunos nombres.
El otro hecho asombroso fue la confirmación de una nueva asociación
ilícita, integrada por Amado Boudou, Gabriel Mariotto y Fernando Esteche, que
abandonaron a Luis D’Elía y su partido Miles para formar una nueva organización
(PPT), por estar teóricamente en desacuerdo con una candidatura de la Abogada
Exitosa, también jefa de estos gangsters. La foto de todos ellos lavándose las
patas en una fuente de Plaza de Mayo, ahora recordada, fue una excelente
noticia para Mauricio Macri.
El Gobierno, que en general está haciendo bien las cosas en materia
económica, pero puede exhibir pocos logros en el control del espacio público,
ha decidido avanzar en el control de las fronteras para impedir la inmigración
de indeseables y el contrabando de drogas. Rápidamente, aparecieron las voces
disonantes de algunas politizadas pseudo organizaciones de derechos humanos,
que califican las lógicas e indispensables medidas como persecutorias y
discriminatorias.
Pero muchos seguimos con la boca abierta de asombro por un tema en el
cual Cambiemos no ha cambiado nada: la permanencia en las cárceles de miles de
presos políticos, muchos sin condena y soportando ilegales y prolongadísimas
prisiones preventivas, cuyo promedio de edad es de 75 años. En un ejemplo que
muestra claramente la delincuencial militancia de los jueces que allí los
mantienen, la Cámara de Casación ordenó otorgar el beneficio de la detención
domiciliaria del Dr. Jaime Smart, de 81 años, pero un ¿magistrado? de La Plata
desconoce impunemente la decisión y lo mantiene tras las rejas.
En el penal de Ezeiza, concretamente, hay decenas de ancianos con gravísimas
dolencias, que incluyen cuadriplejias, cardiopatías severas, amputaciones de
miembros y hasta cegueras, que esperan la muerte (ya le llegó a más de 400)
envueltos en el silencio cómplice de una sociedad que ha optado por olvidarlos
después de haber clamado por su intervención cuando los criminales asesinos
terroristas –ahora fastuosamente indemnizados y glorificados- pusieron en jaque
la existencia misma de la nación en los 70’s y los 80’s. Seguramente, la
Argentina pagará con creces, sobre todo en indefensión, su cobarde y rastrera
conducta desde 2003.
Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro
Argentina
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