sábado, 4 de febrero de 2017

DANIEL E. CHALBAUD LANGE, ¿NECESITAMOS FUERZAS ARMADAS?

¡UN ROTUNDO SI!

Para quienes conocen la razones para la existencia de una Fuerza Armada Nacional, Fuerza de Defensa Nacional, Fuerza de Seguridad Nacional, Ejército para la Defensa o, como sea definida, la respuesta ideal, si el hombre y las sociedades fueran más humanistas debería ser un simple NO; pero, dada la evolución del hombre, de sociedades alejadas de su deber ser y a las circunstancias que hoy rigen al  mundo,  de las cuales por múltiples razones Venezuela no puede escapar, nos obliga a responder, con un rotuno SÍ,  siempre y cuando cumpla su Misión de acuerdo con los preceptos establecidos por decisión del pueblo en la Constitución Nacional.

El ser humano, desde el conflicto entre Caín y Abel, comenzó a sentir la necesidad de buscar en alguien o en un grupo, para que intervenga, bien mediante el diálogo, la presión o finalmente con la fuerza, en la solución de conflictos personales, familiares o colectivos, dentro del mismo y afín grupo o, en contra de extraños.

Como venezolanos, tenemos que recodar y reconocer que nuestro país, tiene una tradición histórica marcada por la sangre, sudor y lágrimas de los precursores, hacedores y quienes han seguido luchando por la consolidación de nuestra independencia política, económica, social y cultural. Además, contamos con ingentes y variados recursos naturales con la que la naturaleza nos dotó para su debido y muy racional aprovechamiento en beneficio de todas la generaciones, los cuales debemos preservar; igualmente gozamos de un espacio geográfico con una ubicación estratégica que nos concede muchas ventajas competitivas y comparativas,  tan envidiables por apetencias foráneas, que nos obligan a consolidar una racional y eficiente y eficaz Fuerza Armada Nacional que cumpla, como un deber,  los fundamentos que a ella, en nuestra Constitución Nacional, la justifican como necesaria institución:   
                                                                                                
a. Coadyuvar con su corresponsabilidad para garantizar el cumplimiento de los Principios de Seguridad de la Nación (Art. 326)     
                                         
b. Institución esencialmente profesional, sin militancia política, organizada “para garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico, mediante la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional… En el cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o de parcialidad política.” (Art. 328).    
                                                                                     
Allí está fundamentada la respuesta con un contundente SÍ.

A lo que hay que darle negación es el tener que soportar una FUERZA DESARMADA NACIONAL, desarmada de principios, ética, valores y del fiel cumplimiento de la normativa legal que rige y le da fundamento a su existencia como necesaria institución republicana.

La Fuerza Armada Nacional por ninguna razón debe ser eliminada, por el contrario, hay que deslástrala y revisar su cuerpo orgánico para darle una estructura, en cantidad, apresto operacional y tecnología, acorde a la realidad actual y a las hipótesis consideradas. 

Y todo lo que se pueda lograr para poder repetir, con Andrés Eloy Blanco: “Y si a temibilidad vamos, ¿creen los señores Representantes que pueda ser más temible un tanque poderoso y bien llevado, llevado con espíritu de patria y de fraternidad, que un comisario mal armado y con mala intención?... Yo le tengo más miedo a una mala autoridad de pueblo que no tenga en sus manos sino de esos pequeños machetes a quienes la malicia llanera apellidó “guacharaca”, que a un escuadrón de tanques que lleva en el tope los tres colores de mi patria y en su seno cinco soldados de mi tierra”

Todo lo anterior no es más que el ECO, que como reclamo de honor, quedó para las siguientes generaciones cuando, “los Representantes de Margarita, de Mérida, de Cumaná, de Barcelona, de Truxillo y de Carácas, reunidos en Congreso General, redactaron y aprobaron la  CONSTITUCIÓN FEDERAL PARA LOS ESTADOS DE VENEZUELA (1811) y expresaron: EN EL NOMBRE DE DIOS TODO PODEROSO, Nos el Pueblo de los Estados de Venezuela, usando de nuestra Soberanía y deseando establecer entre nosotros la mejor administración de justicia, procurar el bien general, asegurar la tranquilidad interior, proveer en común á  la defensa exterior, sostener nuestra Libertad é Independencia política, conservar pura é ilesa la sagrada religión de nuestros mayores, asegurar perpetuamente á nuestra posteridad el goce de estos bienes, y estrecharnos mutuamente con la más inalterable unión, y sincera amistad, hemos resuelto confederarnos solemnemente para formar y establecer la siguiente Constitución…”   

Daniel E. Chalbaud Lange.                                                  
vonlange1939@gmail.com
@danielchalbaudl
Carabobo – Venezuela              

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