HAY RAZONES PARA LA ESPERANZA
Tengo un porfiado optimismo y una terca esperanza de que Venezuela va a
cambiar. La desesperanza es el camino que el régimen nos construye, es la
posición en la que la dictadura quiere colocarnos. Un pueblo desesperanzado no
tiene vida, no vislumbra salida, en consecuencia, no lucha y se entrega.
Martin Luther King, líder por la igualdad racial y los derechos civiles
de la América negra, como todo verdadero líder, es sembrador de esperanza, amante
de la vía pacífica, es firme y sin dobleces en el camino. Todos en algún
momento, o tal vez varias veces, hemos leído su inspirador discurso “I Have a
Dream”, “Yo Tengo un Sueño”, sembrador de esperanza e inyector de entusiasmo
para la lucha. Al pie del monumento a Lincoln, en Washington D.C., el 28 de
agosto de 1963 y ante una multitud de 250 mil almas se le escuchó decir:
“Venimos a recordar la feroz urgencia de la hora”. El líder recuerda que la
lucha es hoy, el momento es ahora, lo que bien vale para nosotros en la
Venezuela que tenemos: “la feroz urgencia de la hora”.
“Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar
la droga tranquilizadora del gradualismo”. Qué frase más acertada para nuestra
hora, no vale el enfriamiento ni el poco a poco. Digámoslo con palabras de
King: “Ahora es el tiempo de elevar nuestra Nación de las arenas movedizas de
la injusticia hacia la sólida roca de la hermandad… Sería fatal para la nación
el no percatar la urgencia del momento”. Debemos tener claro en esta hora fatal
para Venezuela -mala como ninguna otra en nuestro recorrido como pueblo- que no
puede haber descanso ni tranquilidad para la alternativa democrática, para
quienes queremos cambio, hasta que pasemos la página de esta pesadilla.
El carismático Dr. King invita a la lucha pacífica: “Hay algo que debo
decir a mi gente… no saciemos nuestra sed de libertad tomando de la copa de la
amargura y el odio, debemos conducir nuestra lucha en el elevado plano de la
dignidad, no debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en
violencia física”. Lucha pacífica, lucha, no burbujas, lucha firme y sin perder
la esperanza.
Dijo el líder espiritual negro, el Pastor King: “No nos deleitemos en el
valle de la desesperación, pese a las dificultades y frustraciones del momento,
yo todavía tengo un sueño”. Todos debemos tener un sueño y cultivar nuestro
sueño.
No pueden un Maduro o un Diosdado, por solo mencionar a dos de los
actuales responsables de nuestros males, hundirnos en la desesperanza, habrían
ganado ellos, habría perdido Venezuela. “Con fe seremos capaces esculpir de la
montaña de la desesperación una piedra de esperanza”,
Y continúa King: “Con esta fe seremos capaces de transformar las
discordancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad”.
Preguntamos, ¿hay razones para el desaliento? Por supuesto que sí, pero
también las hay para la esperanza. No debemos cultivar el pesimismo, si bien es
sobre bases reales que debemos marchar hacia la conquista del cambio.
Yo no quiero que seamos pastores de nubes, quien pastorea nubes nada
cosecha. Analicemos el panorama con realismo, sí, y con esperanza también. A
nuestro lado está la historia, con nosotros el 95,6 % de los venezolanos
desaprueba la hora actual de Venezuela. El 80 % quiere cambiar el régimen. La
inteligencia está de nuestro lado y el tiempo también, al proyecto chavista se
le acabó la hora, el sol pega sobre sus espaldas y, como si fuera poco, Dios
está al lado del bien y de las causas nobles. Está con nosotros.
Seremos libres, somos un país inteligente que se va a encauzar
nuevamente por el camino de la democracia y el respeto, por el sendero del
desarrollo y la calidad de vida para todos. Levantemos el corazón y las
banderas de lucha. No quiero escuchar más “estamos perdidos”, “no se puede”,
“no nos van a dejar”, “estoy cansado de marchar”, “yo no vuelo pa’la calle, “a
mí que no me vuelvan a llamar”. La desesperanza afianza la tragedia, la
esperanza nos monta en el camino del triunfo.
Adelante siempre, “Yo tengo un sueño”, seremos libres pronto. Esto se
acaba. No aflojemos ni debajo del agua.
Paciano José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
Miranda - Venezuela
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