LA PATRIA ES AMÉRICA
Sólo se logrará la emancipación si nuestro continente Abya Yala marcha
junto, enarbolando la bandera de la soberanía e independencia y librando una
dura batalla de resistencia cultural contra el pensamiento único, se trata de
una guerra de valores contra valores que lleva intrínseco la lucha de clases,
en la búsqueda de nuevos caminos que nos conduzcan a encontrar un nuevo modelo
civilizatorio.
A estas alturas de nuestra historia, el tiempo ha dado la razón, a
quienes veníamos manifestando que el llamado socialismo real, en nada se
diferenciaba del modelo capitalista, pues los intereses de clase y la
relaciones de poder de quienes gobiernan en ambos modelos, no tenían ni tienen
diferencias cualitativas en la forma de distribuir la riqueza social, pues
quienes ejercen el poder manifiestan de manera descarada sus ambiciones por la
riqueza, riqueza que pertenece a los pueblos, que hoy sufren y padecen las
arbitrariedades y las injusticias de las clases dominantes de ambos sistemas.
La corrupción, el narco tráfico, el asesinato por encargo, el tráfico de
influencia, persecución, tortura, cárcel, inseguridad y paremos de contar,
caracterizan a ambos modelos, modelos que enarbolan la democracia, para
cautivar y engañar a quienes aspiran vivir en plenas libertades en el mayor
amplio sentido y connotación de la palabra.
Los iconos del llamado socialismo, Rusia, China, Cuba –entre los más
destacados- representan la alianza más perversa al lado del gran capital, sus
clases dominantes mantuvieron durante muchos años el espejismo de estar en
revolución, cuando en la práctica disfrutaban y siguen disfrutando de
privilegios en todos los órdenes, producto de esa relación de poder vertical
que se ejerce desde el llamado Estado.
LA OSCURIDAD DE LA GLOBALIZACIÓN
Es bien sabido por todos los analistas económicos y políticos
internacionales, que el nuevo ordenamiento del mundo deja atrás el viejo
capitalismo, capitalismo que solo queda como reseña histórica de la acumulación
de riqueza a través de la explotación de la fuerza de trabajo del hombre por el
hombre, para adentrarse en un nuevo modo de producción excluyente en el marco
del propio capitalismo privado o de estado, donde la ciencia y la tecnología juegan
un papel determinante, encontrando y desarrollando nuevos procesos productivos,
procesos productivos que se ubican dentro de unas nuevas relaciones técnicas de
producción, obteniendo de esta manera el exclusivo monopolio de la producción y
el mercado, trayendo como consecuencia adicional en todo el mundo, una gran
masa desempleada que solo queda como testigo viviente y marginal de un “nuevo
desarrollo” mejor conocido hoy como la globalización o mundialización,
eliminando las fronteras entre naciones para aplastar la soberanía y la
independencia de los pueblos, implantando el monopolio del mercado y obligando
a las naciones del mundo a obedecer los mandatos hegemónicos del pensamiento
único de su brazo ejecutor, representado en los grandes conglomerados del
capital petrolero, capital financiero y capital industrial.
Nos encontramos en presencia de un nuevo modelo económico-social
superior al capitalismo que hasta el presente hemos conocido, pues éste supera
el concepto marxista del imperialismo. Estamos en presencia de la fusión del
capital financiero con el capital industrial para formar conglomerados, que se
apropian de los procesos productivos y del mercado, obteniendo un monopolio
absoluto de la economía del planeta. Es un nuevo modelo de dominación
técnico-científico, cultural, ideológico, político, jurídico, militar y
económico, somete a los pueblos del mundo especialmente a los subdesarrollados,
a mantener sus economías maltrechas, endeudadas y sin las posibilidades mínimas
de encontrar salidas dentro de éste “paradigma del desarrollo”, trayendo como
consecuencia más hambre y miseria, mayor desnutrición en la población más
joven, sobre todo en los sectores infantiles, menos posibilidades de empleo,
vivienda, educación, salud, vestido, con una deuda externa en los países
subdesarrollados que cada hora que pasa aumenta en montos que definitivamente
la hacen impagable y que obliga a los pueblos a “vivir” en la más oscura e
indigna pobreza, borrando de esta manera todo vestigio de una vida digna para
las naciones.
Ese nuevo reordenamiento del mundo a través de la llamada globalización,
sigue requiriendo de la energía petrolera, del gas y el carbón para seguirse
expandiendo en sus planes de dominación que no es otra cosa que la
recolonización del planeta. Es un nuevo escenario mundial, por un lado el
reordenamiento de la economía a través de la globalización, en la búsqueda de
la recolonización del planeta y por el otro una ciencia y una tecnología que no
solo incide de manera determinante y excluyente en el proceso productivo y en
el modo de producción, sino que se utiliza también en los medios de
comunicación para manipular, domesticar, alienar y colonizar los pueblos en
nombre de la libertad.
La guerra que hoy hace el gran capital a los pueblos que no se someten
por la vía dócil o del llamado conflicto de baja intensidad a sus intereses, es
una guerra impregnada de gran contenido ideológico además de bélica. Esta
guerra enfrenta una lucha a muerte de valores contra valores, es un choque que
en lo cultural la han de ganar los pueblos que se niegan asumir el pensamiento único
de la sociedad occidental.
Es aquí donde jugarán gran importancia los poderes creadores del pueblo,
para poder resistir contra la globalización neoliberal. En esa resistencia
cultural se incorpora plenamente la memoria histórica de las naciones, sus luchas,
sus guerras de independencia, su espiritualidad y religiosidad, su moral
combativa, su perseverancia revolucionaria, costumbres, folclor, su ciencia y
tecnología popular, sus formas de producir, sus creencias, su modo de vida,
para poder abrirse paso en la confrontación que se libra y tendrán que librarse
en todas sus formas de lucha que le dará el rearme ideológico, político y
militar al pueblo y así mantenerse como alternativa y conservar su propia
identidad. Estamos en presencia, sin duda alguna, ante una nueva doctrina
militar, que enfrentaremos por la vida.
Hoy más que nunca, la posición visionaria de Bolívar está presente y
cada día que pasa se hace más actual. Sólo se logrará la emancipación si
nuestro continente Abya Yala marcha junto, enarbolando la bandera de la
soberanía e independencia, porque al fin y al cabo, “para nosotros la patria es
América”.
Enrique Contreras Ramirez
comentando.noticia@gmail.com
@enriqcontrerasr
@RUPTURAorg
Caracas-Venezuela
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