POLÍTICAS ECONÓMICAS EQUIVOCADAS
El hambre que se está sufriendo en nuestro país es resultado de
políticas económicas equivocadas y mantenidas en el tiempo contra todas las
evidencias de que esas políticas son las que producen como resultado hambre y
empobrecimiento de la población.
En Venezuela hay hambre. Son muchísimos los compatriotas que están
sufriendo el flagelo del hambre. Niños, mujeres y hombres que han reducido la
ingesta de alimentos fundamentales para su existencia. En el caso de los niños,
el hambre tiene repercusiones muy graves que van desde perder la vida por
inanición hasta sufrir consecuencias, por infraalimentación, en sus condiciones
físicas y mentales.
El hambre en Venezuela es un escándalo mayor. El hambre en cualquier
país del mundo es intolerable. El mundo tiene el potencial para alimentar a
toda la población. Pero en el caso de Venezuela, digo que la realidad del
hambre es un escándalo porque este país tiene todo lo que se requiere para
atender la demanda alimentaria de los treinta millones de habitantes que vivimos
en este espacio de casi un millón de kilómetros cuadrados.
El hambre que se está sufriendo en nuestro país es resultado de
políticas económicas equivocadas y mantenidas en el tiempo contra todas las
evidencias de que esas políticas son las que producen como resultado hambre y
empobrecimiento de la población.
A partir de 1999 se iniciaron políticas dirigidas a destruir,
deliberadamente, lo poco que existía de aparato productivo en el país. Durante
varios años, el petróleo subió de precio en el mercado internacional y el
ingreso fiscal del país fue descomunal. Con ese dinero, el Gobierno resolvió
comprar en el exterior todo lo que podíamos producir en nuestro país y que ya
lo habíamos producido en el pasado.
Al bajar los precios del petróleo, disminuyeron los recursos fiscales
que además se habían despilfarrado miserablemente y nos encontramos en la
situación de que no producíamos dentro los alimentos que necesitamos y no
podemos importarlos porque ahora no tenemos el excedente de divisas que llegamos
a tener.
El hambre de los venezolanos podría desaparecer si se produjera un
cambio radical en las políticas oficiales. Para acabar con el hambre en
Venezuela hace falta promover inversiones productivas. Inversiones públicas y
también inversiones privadas. Inversiones nacionales, pero también inversiones
internacionales. Pero para que se produzcan esas inversiones hace falta
confianza, y para que exista confianza hace falta eliminar los controles
artificiales de la economía, específicamente el control de cambios y el control
de precios.
Ese programa requiere la presencia de un gobierno con convicción y con
fuerza. Un gobierno que crea en la racionalidad económica y que cuente con un
efectivo respaldo en el país para llevar adelante las reformas necesarias.
Seguiremos conversando.
Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE
Miranda - Venezuela
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