NADIE CONOCE MEJOR EL
DRAMA VENEZOLANO
No puedo calificar sino de aséptica y de esterilizada la intervención
que usted le brindó a los asistentes al foro informativo organizado en Madrid
esta semana por Nueva Economía Forum. Al menos en lo atinente a la dramática
situación que atraviesa Venezuela, los asistentes habrían podido esperar una
posición firme y contundente en torno a lo que ocurre en un país con el cual el
suyo comparte 2.219 kilómetros de fronteras.
Nadie mejor que el gobierno colombiano conoce de cada una de las
penurias que les toca vivir a los hermanos de al lado por el destrozo de la
economía de su país, el desabastecimiento de medicinas y alimentos, por la
inseguridad que allí impera y la inexistencia de derechos humanos. A diario
Colombia tiene evidencias de ello, a través de esa enorme línea fronteriza
porque hasta allí van a parar los venezolanos con su drama y en busca de ayuda
humanitaria.
Pero mucho más que lo anterior, Colombia, en sus más altos niveles, ha
observado con detalle –porque además la ha sufrido en pellejo propio– la
aberrante situación política en la que se encuentra el país como consecuencia
del secuestro de todas las instituciones que deben operar en una democracia por
parte de un gobierno cívico-militar ineficiente y corrupto.
Juan Manuel Santos le lleva una morena de ventaja a Pedro Pablo
Kuczynski y a Mauricio Macri en el conocimiento del drama humano, institucional
y político de Venezuela y, sin embargo, usted, como su ministra de Exteriores,
considera plausible que su presidente convoque a Bogotá al expresidente
Rodríguez Zapatero para que “le informe un poco más sobre cómo está la
situación en Venezuela”. No creo necesario recordarle al público lector que a
usted igualmente la engalana un profundo conocimiento de la dinámica venezolana
desde los tiempos en que representó a su país como embajadora en Caracas no
hace tantas lunas.
El expresidente Rodríguez Zapatero no puede informarle al gobierno
colombiano nada diferente de lo que está a la vista de la colectividad nacional
e internacional. Él y usted saben que todo diálogo –una forma civilizada de
transar diferencias defendida universalmente– solo funciona si hay buena fe
entre las dos partes y si ambos están determinados a utilizar las mismas armas
de argumentación y convencimiento de su contraparte. Pero no es así si uno de
los dos lados utiliza como armas los poderes que por la fuerza se ha fraguado
en cada una de las instancias del Estado para ponerle trabas institucionales al
contendor en las vías que otorga la Constitución. Me refiero específicamente,
ministra, a la manera como a la Asamblea Nacional electa democráticamente en
2015 le han sido sustraídas sus atribuciones usando decisiones de la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia manejado por el madurismo,
mientras oposición y gobierno intentaban llevar adelante el fallido dialogo.
Ese secuestro de poderes ha tenido lugar frente a las narices de
Rodríguez Zapatero y del mundo –del cual Colombia no es excepción–. Y esta
aberrante situación nos ha llevado hasta el momento en que nos encontramos. Los
retrasos deliberados, las manipulaciones y la tramposería de parte de la
revolución bolivariana, junto con la complicidad de los facilitadores, nos han
colocado en el juego trancado en que nos encontramos hoy.
El resultado práctico es que si un referéndum revocatorio tuviera lugar
en este año 2017, canciller colombiana, el gobierno en ejercicio de Nicolás
Maduro sería eyectado muy mayoritariamente de sus funciones. Y, así, el hombre
más fuerte y el más cuestionado internacionalmente del régimen bolivariano,
nuestro flamante vicepresidente, gobernaría el país hasta las nuevas
elecciones. Sabe Dios si para ese momento habrá país que rescatar.
Para ese momento, Colombia ya podrá saber, sin preguntar a Zapatero ni a
nadie, si fue bueno o no para la patria neogranadina haberse lavado las manos
como lo está haciendo, frente al horror que se incuba frente a sí, del otro
lado del Arauca.
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@BeatrizdeMajo1
Internacionalista
El Nacional
Miranda - Venezuela
Bravo, Beatriz..!
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