martes, 21 de marzo de 2017

RAMÓN PEÑA, GUERRA A MUERTE A LOS CACHITOS

EN POCAS PALABRAS

En Maracaibo apresaron a dos jóvenes panaderos porque utilizaban parte de la harina del "pan del pueblo” para hacer cachitos. Los oficiantes del actual organismo represor de precios, el Sundae, otro en la larga fila de sustitutos revolucionarios de la vieja y hasta añorada Superintendencia de Protección al Consumidor, tienen ordenes de perseguir a los horneros que le pongan cachos al pan con los cachitos y otras delicadeces. Un acto muy propio de esa inquisición contemporánea llamada comunismo, que al igual que la original de la Edad Media, considera la diversidad como una suerte de adulterio.

La represión contra la variedad de productos es una norma que siguen estos vicarios del Castrismo en Venezuela. Ya antes, a la odiada Polar, le impusieron penas por usar el maíz para algo que no fuera la harina de las arepas. El principio no solo se aplica a los bienes alimenticios. En materia automotriz, por ejemplo, el encajonamiento en un solo producto es otra gloria revolucionaria. Los mortales comunes y corrientes de este país tienen como única opción comprar un carro nuevo chino, importado a través de los canales enchufados en el régimen. Solo los escasos ciudadanos con una reserva en divisas disfrutan la potestad de adquirir modelos de otro origen a cambio de una gruesa suma en dólares.


La cosa puede llegar hasta el hábito de vestir. En China, cuando el comunismo era comunista y miserable, no como ahora que se abrazó al capitalismo y la globalización, Mao Tse Tung impuso un solo atuendo: el traje Mao para todo el mundo, durante su atroz Revolución Cultural. No sabemos si algo parecido tuvo en mente el Golem gobernante cuando, el mes pasado, decretó que 2017 sería el año del liquiliqui. Probablemente gris, que es su color de mayor afinidad...

Ramon Peña
ramonpen@gmail.com
@ramonadrian42
Caracas – Venezuela

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