Está
marcada por la fractura, y por la generalizada destrucción de la calidad de
vida de nuestra gente.
En
todos los planos el balance es de destrucción, en lo Público, las Instituciones
de la Democracia han sido demolidas. La Autonomía de los Poderes Públicos, la
respetabilidad de éstas Instituciones, la majestad inherente a los altos cargos
de servicio público, la alternabilidad democrática y la Fe en el Voto como
instrumento de cambio, todos han sido destruidos.
La
actividad empresarial y productiva del Estado en todos los campos, fue
deteriorada a condiciones casi de desaparición. Incluso Pdvsa, que fue nuestro
mayor orgullo como Estado democrático, al manejar directamente nuestra riqueza
minera, haciendo de Pdvsa la Compañía Petrolera Publica más eficiente y exitosa
de Latinoamérica. Hoy es de las peores en su actividad y nuestra producción
petrolera disminuye hasta niveles inconcebibles.
En
lo Privado el resultado es igualmente funesto, las expropiaciones son un
símbolo de cómo se destruyó el aparato productivo. Las fincas de ganadería de
carne y leche en todo el País, quedaron reducidas casi a nada. Las unidades de
producción agrícola, bajaron a los mínimos nunca imaginados, la construcción de
viviendas por promotores privados desapareció como iniciativa en el País, los
servicios privados de suministro eléctrico desaparecieron. Las fábricas en
todos los órdenes cerraron o se minimizaron. Las Empresas de transporte privado
también desaparecieron, ahora son camiones de todo tipo, los únicos medios para
mover a la gente en condiciones inferiores a las del transporte de ganado.
Esta
trágica realidad marca el balance, el fin de una era. El contraste con los
logros de la precedente etapa democrática. Esa que se cuestionó desde las
trincheras radicales de la ultra izquierda, ahora convertida en gobierno junto
a elevadas dosis de populismo hueco. Eso que conocemos como Chavismo y
Socialismo del Siglo 21. Con el 2018 se cierra esa era de costoso fracaso para
el desarrollo y progreso del País. Ese modelo no aguanta más al frente de los
destinos de la Patria, se impone un cambio en Paz, por vías democráticas con
elecciones revestidas de transparencia y reconocimiento nacional e
internacional. El 2019 debe marcar la llegada de esa ruta de salida, y el
inicio de una nueva era que nos reencuentre con la Democracia perdida, y con el
rumbo de progreso que tuvimos y debemos recuperar.
Isabel
Carmona
@PresidenciaAd
No hay comentarios:
Publicar un comentario