Tremenda
molestia le causó a los obreros de Sidor, en el estado Bolívar, al escuchar el
discurso de Maduro que con motivo del Primero de Mayo, era retransmitido en
cadena nacional por todos los medios de comunicación:
“La
solidaridad de clase ha sido uno de los elementos característicos en la acción
del movimiento obrero internacional, y se ha erigido en base a la hermandad que
los pueblos, históricamente, han demostrado en el combate en contra de la
opresión social. El internacionalismo proletario, como actitud y principio
revolucionario, se configuró a medida que la conciencia de clase del
proletariado se desarrolló y le permitió entender el carácter transitorio del
capitalismo -históricamente hablando- y el papel histórico que a aquel le
corresponde cumplir para poner fin a este sistema capitalista explotador y
construir la sociedad del futuro: el socialismo”.
Seguro,
está leyendo una copia que le prepararon para este día, dijo uno de los
obreros. No debe tardar en salirnos con una consigna revolucionaria.
Dicho y
hecho, acto seguido, Maduro en su discurso plagiado señaló:
“La
consigna, Proletarios del mundo, uníos, resume el carácter internacional de la
lucha de la clase obrera para poner fin al capitalismo. La liberación social de
los trabajadores no puede alcanzarse de manera definitiva si el régimen de
explotación capitalista no es derrotado en su totalidad. Además, todo el poder
es para los Consejos Obreros, Consejos Comunales y las Comunas y el garante de la
revolución es y será La Dictadura del Proletariado ejercida y dirigida por
mí”.
Siiii
Luisss, fue la expresión generalizada de los obreros. Ya llevamos 22 años con
ese cuento chino bolivariano y los trabajadores no le vemos el queso a la
tostada. A esa teoría, supuestamente revolucionaria, se le ven las costuras en
su aplicación práctica. Por ejemplo:
– En la
cúpula del poder gubernamental no hay un solo obrero, no nos vengas con el
cuento que fuiste chofer de autobús en el Metro, cuando todos sabemos que solo
fuiste un reposero y por el contrario la mayoría de los allí presentes sean
burócratas militares.
– En las
empresas expropiadas a la burguesía el control no lo tienen los Consejos
Obreros sino militares puestos a dedo o civiles enchufaos y todas han
fracasado.
– Las
cifras de desempleo siguen creciendo a paso de vencedores.
– Pretenden
vendernos como revolucionaria la tesis neoliberal de la Tercerización del
Empleo.
– La
congelación de los Contratos Colectivos.
-Salarios
de Hambre que no alcanzan para cubrir la Cesta Básica de Alimentos.
– Los
“aumentos salariales” impuestos unilateralmente por el Presidente.
– El
Paquetazo Rojito con traducción inmediata en la inflación.
– La
política gubernamental de estimular, proteger y legitimar el paralelismo
sindical.
– La
criminalización de la protesta social de los trabajadores, a través de la
iniciación de acciones judiciales contra los defensores de derechos laborales
mediante la aplicación de los artículos 357 y
360 del Código Penal los cuales
limitan la manifestación pacífica y el Derecho a la Huelga asociadas a reclamos
laborales.
No pasemos
por alto, dijo uno obrero
metalmecánico, que en estos 22 años de
”revolución socialista” uno de los sectores sociales que más viene sufriendo
altos grados de represión en Venezuela es la clase trabajadora, la más
castigada en todos los sentidos por la catástrofe económica y social que se
arrastra el país por años.
Podemos
decir, que hasta el momento la violencia contra el pueblo trabajador se ha
ejecutado en dos niveles. Una represión que es masiva, y dirigida a los
sectores sociales más pobres, en clave de criminalización de la pobreza, sobre
todo con la utilización de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y antes
vía la “Operación de Liberación del Pueblo” (OLP), sectores que reciben en su
vida diaria el peso y las consecuencias nefastas del paquetazo de Maduro y los
empresarios; pero golpeando también en las acciones de calle de los
trabajadores, impidiéndoles incluso marchar por la vía pública como forma de protesta.
Y otra represión más selectiva, que se eleva a niveles escandalosos por los
grados de impunidad, implicando brutales ataques a la libertad sindical y a las
libertades democráticas contra activistas obreros, dirigentes sindicales, que
resisten y se encuentran, sobre todo, en el ámbito de las empresas del
Estado.
Uno de los
empleados de Sidor, dijo tajantemente que con el paralelismo sindical
desarrollado por este régimen, se le dio paso a la creación de la Central
Bolivariana Socialista de Trabajadores de la Ciudad, Campo y Pesca (CBSTCCP)
para justificar y dar paso a la instauración de los “Cuerpos Combatientes” y
las “Cuadrillas de Paz”, que no es otra cosa más que convertir a trabajadores
para que actúen en las empresas, casi literalmente, como “policías” del Estado.
Se les conforma como destacamentos auxiliares de las FF.AA. dentro de los
lugares de trabajo, para “garantizar la operatividad de la empresa ante
cualquier circunstancia”, recibiendo entrenamiento de los militares y
respondiendo a su estructura de mando. Convirtiendo a tales “milicias” en un
componente más de las Fuerzas Armadas.
Compañeros,
esa teoría revolucionaria del Siglo XXI, es pura paja, dijo con arrechera una
de las obreras presentes. Con sus argumentos plagiados o mal copiados pretenden
generar una cortina de humo para justificar los actos vandálicos y de
corrupción de este régimen. Sobre los hombros de los trabajadores colocan todo
el peso de una política de hambre, miseria y represión. Frente a ello, nuestra
consigna debe ser “Proletarios de Venezuela fuñíos, la lucha continúa.
Jesús Elorza Garrido
jesuselorza@hotmail.com
@jesuselorza
Venezuela
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